Supe desde el momento en que Hemma Wolff y su padre se pararon frente a mi tocando con insistencia la puerta de ese hotel al que recurrí en Ohio que estaba jodida. Mucho más cuando ambos empezaron con su interrogatorio y me exigieron que dijera mucho más de lo que pasó.Y con mucho más me refiero a cosas que casi ninguna persona sabe.
Así que ahora de nuevo montada en un jet privado con Toto Wolff tecleando en su computadora y con Hemma Wolff mirándome con lástima mientras se acurruca en el pecho de Pierre Gasly permito que las lágrimas escurran por mis mejillas en silencio mientras observo como la línea anaranjada que se pinta como a las 7 de la noche en el cielo se extiende cientos de kilómetros avisandonos que es la hora muerta.
O como lo llamaba mi abuela, la hora del silencio. Esa en la que no sabes si es de día o de noche.
Observó entre mis manos el libro a medio terminar que he encontrado en uno de los cajones del jet y me hago bolita arropandome con la manta para esconder la cara entre mis piernas y poder llorar más libremente en silencio. No permitiendo que ningún sonido salga de mi boca, aferrandome a la idea de volver a llorar en silencio entre las penumbras recordando todo lo que algún día fui.
O tal vez sigo siendo.
La canción de One Direction llamada More Than This se reproduce cientos de veces en mis audífonos y no se si fue correcto ahora mismo elegir esa playlist porque tal vez ahora mismo no está siendo mi zona de confort.
Pero por otro lado, siendo sincera no sé si tenga alguna conexión especial con alguien justo como dicen cada una de las canciones que estoy escuchando.
Y más allá de tratar de hacerme sentir un poco mejor solo estoy deprimiendome mil veces más.
—¿Está todo bien? —La voz de Toto Wolff me hace elevar la vista de mis piernas.
Descubro mi rostro poco a poco y puedo observar como tuerce la boca seguramente al ver que mis mejillas siguen completamente empapadas de lágrimas.
—¿No tienes nada más que decirnos Norah?
Duda un poco en hacer la pregunta, se muerde los labios y con cuidado cierra la computadora para dejarla a un lado y pasar a tomar asiento a mi lado en el asiento libre, entonces con cuidado coloca su mano en mi espalda y el gesto es tan paternal y tan cálido que de inmediato hace que mis ojos nuevamente se llenen de lágrimas.
La vista se me nubla y de verdad que lo único que deseo hacer es tirarme sobre sus piernas y abrazarme a su rostro para que me sostenga de esa manera en la que he observado que abraza a Hemma, justo como la sostuvo cuando Pierre le rompio el corazon, de la misma forma en la que la consoló durante semanas.
Quiero que alguien lo haga, que me haga sentir protegida porque no lo he sentido nunca, ni un maldito segundo de mi vida, ni un solo momento.
Porque siempre he estado tan sola, tan abandonada, tan olvidada.
Tan traicionada por el mundo...
Niego en silencio dejando que continúe con sus caricias reconfortantes mientras deja que me desahogue a su lado llorando en silencio, aferró la manta a un más a mi y dejo que las lágrimas recorran libremente su camino, a mi jefe no le importa para nada que el abrigo caro que trae puesto se humedezca bajo mis mejillas, ni mucho menos parece importarle que suene mi nariz a su lado.
—Sabes que si Joe hizo algo puedo... —comienza a decir.
Siento como el corazón se me acelera, de tan solo pensar en que Joe pueda ser capaz de tocarme de una manera en la que no estaría bien.... mi ser entero se llena de terror.
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TRAMPOLINE / CHARLES LECLERC
FanfictionNunca sentí el tipo de amor que te lleva al cielo y te baja delicadamente, de esos que sientes que la vida se te va con besos y suspiros, no creía en él ni mucho menos imagine alguna vez sentirlo. No lo sentí sino hasta ahora. Ahora mi corazón late...