capítulo 17.

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Mi respiración se detiene por una cuestión de segundos cuando siento sus fuertes brazos rodear mi cintura y seguido siento sus labios en mi mejilla, dejando un casto beso.

Mis sentidos se alarman y respiró pesadamente, mi mirada se dirige a todos lados y como ya lo esperaba, los ojos verdes que antes brillaban al verme, ahora ni siquiera están observandome.

Mi corazón duele y no sé porque siento esto, cuando debería sentirme alegre de ver a mi novio nuevamente, pero es todo lo contrario.

Estar 3 metros bajo tierra sería mucho mejor que esto.

—Joe... —hablo y cuando nuestras miradas conectan, siento como si me ahogase en sus ojos azulados.

Intentó formar una sonrisa en mis labios, pero en estos momentos me cuesta demasiado trabajo.

—¿No estás feliz de verme? —pregunta, separándose de mi, para ahora quedar frente a frente.

En ese momento parezco caer a la realidad y pasó unos mechones de mi cabello castaño detrás de mi oreja, para después responder:

—Claro que sí. —Claro que no lo estaba.

Mis ojos buscan a la chica que antes estaba con él y mi ceño se frunce un poco al no verla por ningún lado.

¿No vi mal o sí?

Estaba peleando con mis emociones dentro de mi porque no tengo idea de cómo se supone que me debo sentir.

Me siento confundida y con un extraño dolor al ver los ojos verdes de Charles llenos de confusión, cuando minutos antes me veían con cariño.

—Te extrañé. —murmura y el momento que temía llega en este instante cuando corta la cercanía entre nosotros y une sus labios con los míos en un suave beso que correspondo aún en shock por lo que esta pasando.

Me separo de él de inmediato cuando la voz de Hemma entra en mis oídos.

—¡Norah! —me llama desde el otro lado del lugar y con mis manos en el pecho de Joe, lo hago a un lado para prestarle atención a la monegasca. Obviamente, recibiendo una mala reacción de mi novio por mi anterior acción.

—¿No vendrás con nosotros? —me pregunta y yo busco por todos lados a Charles, pero no lo encuentro en ningún lado.

Se supone saldríamos esta noche.

O al menos en eso habíamos quedado antes de la repentina aparición del estadounidense a mi lado.

—Yo... —me sale un hilo de voz por el nerviosismo que manejo y tragó saliva antes de ver a Joe y luego a Hemma.

Los ojos azules impacientes de Joe y los imponentes ojos marrones de Hemma.

—Voy en un momento. —le digo, nuevamente forzando la sonrisa que me doy para intentar calmar la situación.

—Te esperamos en el auto. —me dice Hemma y me lanza un beso antes de irse tomada de la mano con Pierre.

No me imagino cómo está la salida.

Al verlos desaparecer por la gran puerta del lugar, regreso la mirada a dónde está Joe y lo encuentro con el ceño fruncido y sus brazos cruzados.

Oh Dios por favor no.

—Creí que saldríamos juntos, digo, después de no vernos por tanto tiempo. —explica y suspira.

—Joe... —intentó hablar, pero me interrumpe.

—No, no. Entiendo, entiendo tu trabajo y todo eso, pero, ¿no pueden dejarte sola por unos segundos? —pregunta incrédulo, señalando la salida.

—No nos vemos por meses y cuando por fin quiero disfrutar de tu presencia, está ella de nuevo robándote de mi ¡como siempre, Norah! —alza la voz y mis manos tiemblan, comienzo a jugar con mis dedos nerviosa y mi respiración se acelera.

TRAMPOLINE / CHARLES LECLERCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora