Capítulo 2: Vida en Rocafonda: 2. Crecimiento y Desarrollo

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Los años pasaron, y Lamine creció entre las calles de Rocafonda. Su infancia estuvo marcada por juegos de fútbol en cada esquina, donde su habilidad para driblar y regatear se hacía evidente. En la escuela, sin embargo, los maestros le recordaban constantemente la importancia de los estudios.

 En la escuela, sin embargo, los maestros le recordaban constantemente la importancia de los estudios

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Escena: En la Escuela


El sol brillaba con fuerza aquel día en Rocafonda, bañando el patio de la escuela en una luz dorada. El recreo había comenzado, y los gritos y risas de los niños resonaban por todo el recinto. En una esquina del patio, un grupo de chicos jugaba al fútbol con un balón algo desgastado. Entre ellos, destacaba Lamine, que con sus seis años ya demostraba un talento natural para el deporte.

Lamine driblaba a sus compañeros con una facilidad asombrosa, sus pies rápidos como relámpagos mientras el balón parecía pegado a ellos

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Lamine driblaba a sus compañeros con una facilidad asombrosa, sus pies rápidos como relámpagos mientras el balón parecía pegado a ellos. Los demás niños lo observaban con admiración, intentando seguir su ritmo sin éxito. Lamine sonreía, sintiendo la adrenalina y la libertad que el fútbol le brindaba.

A unos metros de distancia, el profesor Martínez, un hombre de mediana edad con un semblante serio pero comprensivo, observaba el juego con interés

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A unos metros de distancia, el profesor Martínez, un hombre de mediana edad con un semblante serio pero comprensivo, observaba el juego con interés. Sabía que Lamine tenía un talento excepcional, pero también comprendía que el fútbol no debía ser su única prioridad.Profesor Martínez: (Caminando hacia el grupo) "¡Lamine! Ven aquí un momento, por favor."Lamine detuvo el balón con un pie y se giró hacia el profesor, un poco sorprendido por la llamada. Dejó el balón a un lado y corrió hacia Martínez.

Lamine: (Con una pelota en las manos) "¿Sí, profesor?"

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Lamine: (Con una pelota en las manos) "¿Sí, profesor?"


Profesor Martínez: (Mirando a Lamine con una mezcla de seriedad y calidez) "Lamine, tienes talento, pero el fútbol no lo es todo. Debes concentrarte en tus estudios también."


Lamine bajó la mirada, jugando nerviosamente con la pelota en sus manos. Sabía que el profesor tenía razón, pero el fútbol le hacía sentir algo indescriptible.


Lamine: (Con voz baja) "Pero profesor, cuando juego, siento que puedo hacer cualquier cosa."El profesor sonrió ligeramente, entendiendo la pasión que brillaba en los ojos del niño. Sabía que era difícil para Lamine equilibrar su amor por el fútbol con la importancia de los estudios.Profesor Martínez: (Poniendo una mano en el hombro de Lamine) "Lo sé, Lamine. El fútbol es importante para ti, y tienes un don. Pero también necesitas una buena educación para tener opciones en el futuro. No puedes descuidar tus estudios. ¿De acuerdo?"

Lamine asintió lentamente, comprendiendo las palabras del profesor

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Lamine asintió lentamente, comprendiendo las palabras del profesor.


Lamine: "Sí, profesor. Lo intentaré."

Profesor Martínez: (Sonriendo) "Eso es lo que quiero escuchar

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Profesor Martínez: (Sonriendo) "Eso es lo que quiero escuchar. Ahora ve y disfruta del recreo, pero recuerda lo que te dije."


Lamine regresó al juego, pero las palabras del profesor resonaban en su mente. Mientras driblaba y anotaba goles, se prometió a sí mismo que encontraría un equilibrio, que no dejaría que el fútbol eclipsara sus estudios. Sabía que tanto en el aula como en el campo, tenía que dar lo mejor de sí.

El recreo terminó y los niños regresaron a sus aulas, con la misma energía con la que habían salido

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El recreo terminó y los niños regresaron a sus aulas, con la misma energía con la que habían salido. Lamine, aunque cansado del juego, estaba lleno de una nueva determinación. Sabía que su camino no sería fácil, pero estaba dispuesto a trabajar duro, tanto en el campo de fútbol como en el salón de clases.El resto del día en la escuela pasó con normalidad, pero para Lamine, algo había cambiado. Se sentía más consciente de sus responsabilidades y más decidido a cumplir con ellas. Al final del día, cuando caminaba de regreso a casa, miró a su alrededor y pensó en las palabras del profesor Martínez. Rocafonda era un lugar duro, pero también era su hogar, y aquí aprendería a ser fuerte, en todos los aspectos de su vida.


Lamine Yamal: Sueños De BarrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora