Cap 5

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Habían pasado unos días, casi una semana, tantas cosas que se notaban del rubio, cada cosa anotada mentalmente por el castaño, cada mínimo detalle era importante,  por ejemplo, el no comía a no ser que le dieran algo, y aunque se lo dieran esperaba permiso, eso le hacía pensar que alguien posiblemente lo castigaba o lo regañaba si hacía lo contrario. No solía dormir, se despertó varias veces en la noche y el rubio estaba en la ventana mirando a través de ella, y cuando finalmente dormía se despertaba al poco tiempo agitado y con los ojos cristalizados. Lo más extraño es verlo nervioso de la nada, más que nada cuando lencería algún cumplido. Esto último lo tomo como si nunca se lo hubieran dicho pero la verdad es las que eso, si bien nadie nunca le daba un cumplido por cosas pequeñas como su pino, se los daba pero seguido del nombre “Will”, él quería que lo llamara por su nombre, se estaba intentando acostumbrar, adaptarse pero era casi imposible.

Sentía qué… no estaba siendo querido por él mismo, sino, por otra persona, alguien diferente, era simplemente él, bajo  otro nombre, pero… ¿porqué había tanta diferencia ?

Ese día había algo más, quería aclarar las cosas, ya eran dos semanas… Stanford iba a aparecer esa tarde, lo sabe porque escuchó a su pino hablar por un radio, era ese día o nunca.

—¡Dip! Tengo una idea… algo que podría gustarte, pero umm… — pensó que sería tonto, después de todo… era la primera vez que hacía algo como eso

— ¿Una idea? —lo vio curioso, esperando saber más sobre aquello.

—bueno, es más… no lo sé, solo quiero ir a un lugar contigo, déjame llevarte antes de que llegue tu tío… — no se iba a arriesgar a que ese 6 dedos arruine todo su esfuerzo.

—Will,  podemos ir ahora si quieres, hoy no pensaba ayudar en la tienda, aunque desde que Stan fue a buscar a Ford tampoco es que la abra mucho tiempo… — suspiró levemente al rendirse y luego sonrió para él— vamos, pero volvamos antes de la cena, quiero presentar té

El rubio no perdió tiempo, tomó la mano del castaño y empezó a guiarlo, llevándolo un momento hacia una zona del bosque donde los árboles tapaban el sol y las flores y algunas hojas iluminaban el camino, mientras él solo miraba de reojo a su pino, admiraba cara reacción, esa mirada de curiosidad… seguramente si usaba su forma triangular eso sería reemplazado por cautela.

—se que podría gustarte y que… seguro ya habías venido, aun así, es mi forma de decirte… gracias, por ayudarme y ser mi amigo. De… verdad me gusta pasar tiempo contigo — le daba la espalda, buscando parecer desinteresado, más aún, escondía un sonrojo.

— si he venido antes pero con mi tío, la última vez no pude prestar atención porque estaban los gnomos,  y… no son de mi agrado — se acercó un poco más a él,  notaba aquel sonrojo, “adorable” pensó antes de acercar una mano a su mejilla, buscando tener mejor vista— no hay nada que agradecer… simplemente me agradas, eres… especial

—¿especial? — y otra vez ese sentimiento, su corazón latiendo rápido, sin poder apartar la vista de él — soy… alguien que apenas conoces… ¿cuánto? Dos semanas… si me conocieras más seguro me odiaría…

—¿odiarte? No podría, Will… eres alguien tierno, bueno y… alegre, como un niño en busca de amor, alguien que está roto y quiero ser yo quien pueda reparar te… — con cada palabra iba acercándose, sentía su respiración tan cerca…— déjame mostrarte que tu eres algo que aunque lleva poco tiempo en mi vida, la hizo más alegre…

— yo… —sintió un nudo en su garganta, siempre supo que era un ser egoísta, que esa mentira no podría seguir para siempre pero… escuchar eso, ver como él quería, ¿estaría mal también quererlo? — yo solo quiero poder estar más tiempo contigo…

La otra cara de la moneda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora