Cap 1

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Años, años desde que estuvo libre, años desde que fue encerrado en esa prisión de piedra, y años desde que tuvo algo más que esa oscuridad infinita y silencio sepulcral.

Uno jamás se imaginaría que uno de los tres demonios más poderosos terminaría de esa forma,  atrapado y sin poder, y aunque no tenía noción del tiempo podía calcular y sabía que habían sido años, cuántos aún era desconocido, pero la rabia seguía intacta, con la diferencia  de que ahora había algo más, un deseo, no quería estar allí, su mente le jugaba en su contra a veces, recuerdos, algunos desconocidos, como si fueran tan lejanos que hasta el pudiera olvidar los, momentos de su niñez, cuando apenas tenía un par de siglos, la forma en la que le decían su destino, en la que lo guiaban a ser lo que es ahora, ese sentimiento de soledad, de pronto vino algo más, una voz.

Si, había momentos en los que escuchaba algo, escuchaba una voz muy conocida y aunque al principio deseaba solo dejar de escucharla con el tiempo se volvió algo más, algo como un pequeño consuelo en ese lugar sin nada, solo esperaba poder seguir escuchándola, eran momentos en los que su mente dejaba de atormentarlo, momentos en los que sentía calma, una calma que nunca experimentó, y siempre podía tener algo nuevo, como una vez que escucho una pequeña risa, eso le causó alegría, así como la vez que se oyeron sollozos, sintió una terrible tristeza, y así, aquella rabia y rencor fue disminuyendo,  al menos hasta que dejó de escuchar su único consuelo, ya no volvía, no sentía nada, esas palabras parecían no existir.

Pasaba los días, y ya impaciente, decidió intentar algo, si bien su energía era poca, y debía esperar mucho más para poder salir con su energía restaurada el deseo por volver a sentir aquello era mayor, no importaba lo mucho que este sufriría a causa de su debilidad, lo importante en ese momento era recuperar lo qué perdió, y no precisamente poder.

Un brillo cubrió esa parte del bosque esa noche, mientras la estatua se iba agrietado, una luz amarilla parecía salir desde dentro, aquello poco a poco iba tomando una forma humanoide, algo que aunque no tenía apariencia aún, aquellas cuencas que parecían ser ojos derramaba lágrimas, un líquido negro y amarillo opaco, así, hasta estar en su forma completa, callo al suelo, desorientado y sin fuerza para seguir por esa noche.

Por parte de la mitad de dos gemelos, un mayor y un menor, ambos mirándose entre sí, para después ver aquella pantalla, lecturas altas, grandes cantidades de energía que de un momento a otro se desvanecieron.

—esto… esto es increíble… pero, no puedo distinguir que es, aunque parece haberse ido sería un buen primer proyecto, ¿que dices niño? — habló el mayor volteando a ver al chico, a pesar de este ya tener ya unos 20 no podía dejar de verlo como un niño.

—  ¿finalmente tendré algo? Nunca me llevas a explorar algo nuevo, incluso debo hacerlo a tus espaldas —dijo algo burlón, escondiendo su entusiasmo, aquello parecía ser grande, y aunque hace dos años volvió al pueblo para seguir los pasos de su tío eran pocas las veces que encontraba algo que realmente podía impresionar lo

—¿por qué no? Eres un adulto, y esto… esto es algo que va a necesitar de ambos.

—iremos apenas amanezca, sea lo que sea, ya se fue y será menos peligroso hacerlo de día

Solo recibió un asentimiento, era más prudente investigar de día pero había algo que lo dejaba inquieto, además… un sentimiento ya olvidado, lo mejor seria esperar, su otro tío aún atendía la cabaña durante el verano así que seguro seria puesto a ayudar por la mañana, sería mejor descansar, esperar y luego finalmente comenzar ese nuevo viaje

Y así, se esperó, sin poder pensar lo que empezaba a esperar para aquel “viaje” al cual planeaba adentrarse.

La otra cara de la moneda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora