Desde ese momento estuvo planeado, empezaría por la persona más comprensiva que tenía en mano, y quien más que si hermana que veía lo bueno en cada ser vivo y no vivo, ella seguro podría hacer algo para que Stanford aceptara a Bill.
— entonces… ¿te enamoraste del triángulo que nos quiso matar? — vio a su hermano asentir — y ahora tiene cuerpo humano — volvió a asentir — y quieres casarse, tener un hijo, un gato y vivir tranquilo
— espera, yo no ha-
— ¡yo te ayudo! —cortó sus palabras pero luego vio a aquel rubio de arriba a abajo— le sorprende, decías que los rubios serían oxigenados como Pacífica.
— ¡oye! Mi pelo es natural — se mostró ofendido, sin darse cuenta que eso le sacó una sonrisa al castaño — y no me compares con ella, yo sí tengo clase
—Dejando eso de lado, mabel, ¿cómo le voy a decir al tío?
— él regresa en un parte minutos podrías convencerlo… de que él no es tan malo ¿verdad? — río nerviosa, claro que eso saldría mal, pero ya habían pasado días, ¿por qué días? Porque hace un mes su hermano hablaba por teléfono sobre enseñarle algo y necesitaba ayuda.
— bueno, no es necesario decirle que estoy vivo aún, solo… hablar con él y ya…
—Bill tiene razón, podemos… hablar y luego cuando él esté más calmado le decimos — se levantó animada, al menos hasta escuchar la puerta.
Bill se levantó rápido, subiendo las escaleras antes de que alguien lo vea, mientras aquel hombre se adentro en la casa. Encontrándose con sus sobrinos
—¿pasa algo? — sonrió al ver a Mabel. Se acercó y la abrazo como bienvenida pensando que estaban allí para eso.
—No, queremos hablar… sobre las lecturas que tienes… —intentó él castaño tomar la palabra mientras se sentaba en la mesa.
—si, este mes volvió, pero, ahora puedo saber dónde, tengo un arma… aunque es peligrosa para un humano también, pero no mortal, lo importante es que ahora puedo rastrear el origen, quizás Bill aún no esté aquí — se detuvo al ver las expresiones de sus sobrinos, había pánico en ellos, no lo entendió.
—sobre eso queríamos hablar, quizás podamos buscar otra manera, algo que no tenga que destruirlo, tal vez cambie, podemos intentarlo.
No hubo respuesta, la expresión de Stanford se iba oscureciendo, miraba algo bajo la mesa, era un reloj, como una brújula que le indicaría dónde estaba el origen de aquella energía pero, por desgracia y para sorpresa estaba en la casa, ahora entendía ese comportamiento.
—¿dónde está él? —Hubo un silencio pero no espero más, se levantó y fue a buscar a aquél chico, aquel demonio.
Bill que estaba detrás de una puesta escuchando todo entró en pánico, ahora… Ahora que su Pino lo había aceptado no podía darse el lujo de dejarse morir como aquella vez.
—tío, de verdad podrías escucharnos, verás que
— Entonces si está aquí, debí saberlo, estabas tan extraño… ¿que te hizo? Dipper… pensé que tu voluntad sería más fuerte —se acercó a él, tomándolo de los brazos — ¡él está aquí!
—¿qué pasa contigo tío? — se empezó a asustar, la madera vieja de aquella casa comenzó a crujir, señal de que alguien más estaba subiendo las escaleras, vio a su tío soltarlo, apretar aquel instrumento y correr hacia arriba— ¡no, espera!
Aquel hombre subió las escaleras seguido de sus sobrinos que trataban de detenerlo, mientras que un rubio caminaba de un lado a lado intentando buscar una salida, y que mejor salida que saltar por la ventana, si, muy buena opción.
Se escuchó como hubo un estruendo abajo, seguido de un pequeño grito, aquel demonio había salido por la ventana, cayendo sobre una pila de hojas, así comenzó a correr hacia el bosque, dejando atrás aquella cabaña.
—¡Lo sabía! Ustedes me estuvieron mintiendo todo este tiempo, debí daré cuenta cuando esa estatua desapareció, era claro que no era solo vandalismo — apartó a sus sobrinos, buscando salir
—¡no! Tío, espera, Dipper estuvo con él todo este tiempo y no pasó nada malo, estuvo bien, quizás si le das una oportunidad… —se detuvo al ver la mirada de su tío, mientras ambos ignoraban algo.
Dipper se había ido tras Bill.
…
—¡Bill! Espera —logró alcanzarlo, tomó su mano y lo abrazo fuerte, aferrándose a él— sé que esto es malo pero debes calmarte… debemos encontrar un lugar para esconderte…
—Pino, hay que aceptar una cosa, esto… no va a resolverse con solo esconderme, no va a parar, yo… no importa, de verdad… tú sí puedes ser feliz, como antes de que yo llegara…
—No, antes que tú llegaras no era como ahora, era… más monótono, Bill… despertaste intereses en mi que nunca pensé tener, y algunos que había olvidado…
—... — lo miró a los ojos buscando algo, alguna respuesta a una pregunta desconocida— Quizás en la siguiente vida…
—¿por qué no en esta? — lo acurrucó en su pecho, abrazándolo fuerte— quiero estar contigo en esta vida.
Aquel rubio no pudo más que abrazarlo con fuerza, aferrándose a él como si esa fuera la última vez. En parte porque sabía que seguro sería así, pero ya no iba a escapar, ya no, debía aprender a enfrentar las cosas y ser valiente.
Unos minutos después se estaba acercando Stanford, éste había logrado salir tras él, ahora con aquella arma en mano volvía a apuntarlo, Dipper cerró los ojos y se puso delante pero antes de poder decir algo el demonio lo empujó a un lado.
—habías dicho que eso lastimaría a un humano, ¿por qué meter a tu sobrino cuando yo estoy aquí? — se acercó a él, notándose como temblaba levemente, tenía miedo, no quería morir ahora — no voy a correr de ti Stanford Pines, porque lo que mi pino dice es verdad, yo quiero estar aquí…
—¿por qué debería creer en alguien como tu? —apuntó a su pecho, serio, sin bajar la guardia ante él — No eres el fiar, y eso lo tuve que aprender eso a costa de mi costilla
— Si, y por eso no estoy corriendo, quieres matarme, adelante, quieres saber si miento, te dejo comprobarlo, pero yo… quiero estar aquí — se mantuvo firme ante todo.
—¿Quieres arriesgarte a que sea verdad lo que decimos? ¿Matarás a alguien que se redimió? —se acercó el castaño menor, poniéndose junto a su demonio.
—... —veía la cara de su sobrino, aquel demonio ya casi no tenía energía, era prácticamente un humano pero… ¿cómo confiar en él? — Dipper. Yo quizás muera en pocos años, pero no puedo dejar que ustedes corran peligro.
—Arreglaste la máquina para ver los recuerdos, puedes usarla para ver las memorias de Bill, sabrás que él no mintió.
Stanford bajo el arma, Bill había aprobado eso, con la poca energía que tenía no podría modificar sus memorias o alterar la máquina, por esa razón la usaría.
…
Una vez en aquel sótano, Bill estaba conectado, ahora, mirando aquella pantalla mientras el castaño mayor buscaba programar la máquina para poder mostrar su punto, aunque… todo fue confuso, las imágenes que mostraba era desde la perspectiva del demonio, buscando formas de acercarse al castaño, intentando llevarse bien con él, buscando la atención que tenían sus demás amigos, aquello había dejado casi sin palabras al gemelo mayor ya que este no podía encontrar algo que le indique mentira, eran pensamientos tan inocentes que podrían ser los de un niño, hasta incluso podría sentir pena por él.
—Esto… no tiene sentido…
—Lo probaste, ahora déjalo tío, una oportunidad, solo una… veras que él cambio
Aquel mayor solo suspiro, bueno, después de todo estaría muerto cuando algo pase, ahora sería responsabilidad de su sobrino, hizo una seña con las manos y se marchó, dejando a ambos allí, lo último que escuchó antes de cerrar la puerta fue a su sobrino celebrar junto a aquel rubio, esperaba haber tomado una buena decisión.
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La otra cara de la moneda
Fanfiction¿que pasaría si todo lo que supieras sobre aquel demonio no fuera del todo cierto? hay una cara que todos ocultamos del mundo, una que por las buena sea nadie logra verla.