Esa mañana estaba muy pensativo, su mente le estaba jugando en contra, repitiendo recuerdos, sin dejarlo descansar un momento.
—tío… ¿podemos hablar? — preguntó tratando de lucir normal, buscando alguna manera de obtener respuestas a sus dudas
—¿Qué pasa muchacho? — Volteo a verlo, acercándose para sentarse en la mesa.
—¿Crees que un demonio podría ser bueno?
Y aquello había sido un golpe para aquel anciano, el cual ahora se mostraba pensativo, quizás en un momento pensó que su respuesta sería rápida y definitiva pero, ahora estaba allí pensando cuidadosamente antes de responder
— Es difícil saber, yo no lo creo posible pero hay una razón. Un demonio ya fue creado así, niño, una mentalidad que hace un instinto destructivo, antipático e impredecible, no puedo saber eso — era totalmente honesto, creía que no habría alguno bueno pero par su sobrino debía darle una razón a su respuesta
Para sorpresa de aquel hombre, el chico se levantó y se fue en silencio, pasos hacia el bosque con más preguntas que antes, más que nada porque ahora tenía una variable, ¿que tuvo que vivir Bill para tener la mente tan retorcida? Aquel diario tenía las palabras de un niño inocente, luego aquella puerta, ¿por qué esa puerta? No, era una habitación, no recordaba muy bien, debió prestar más atención.
Miró nuevamente la estatua una vez estuvo allí, tanto que expresar.
—¿por qué? Tú podías irte. Te detuviste, se que podías, ¿porque no lo hiciste ?— su voz se estaba quebrando. Sin poder controlarse exactamente — si te saco… ¿responderías? — como si de un ataque de ira se tratara comenzó a elevar la voz — Eres un idiota, debías haberte ido, sería más fácil para mí. Tu podrías… ¿por qué?
Comenzaron a caer lágrimas, acercó una mano a la suya y la tomó, respiro profundo hasta terminar por abrazarlo. Se aferró a aquella estatua como si fuera el rubio vivo, imagino su sonrisa, quizás… cometió un error, o mejor dicho, había cometido un error, ahora que se daba cuenta quería regresar todo a ese momento.
Si no hubiera reaccionado así de mal, todo habría sido muy diferente, todo sería mejor, además el rubio estaba lo bastante débil para no atacar, ni siquiera buscaba saber sobre la cabaña, solo… salir a pasar el tiempo, solo compañía.
Así se decidió, volvió al día siguiente, fue a escondidas de su tío, aprovechando que estaría abajo con un proyecto. Se paró delante de aquella estatua y en un intento desesperado comenzó una invocación, así como gideon lo había traído la primera vez, pero sin una foto, cerró los ojos y siguió, así unas 4 veces, apretó los puños al no lograr nada y se acercó a él, lo abrazo, cerró sus ojos y se quedó allí un largo rato.
Esto se repitió seguido, el iba, trataba algo para regresar lo y al fallar lo abrazaba y pedía perdón, a veces lloraba, otras le gritaba pero siempre era lo mismo, un abrazo.
Esto cambió un día, había logrado encontrar aquel escrito que su tío usó para traerlo desde el principio, pensó que sería otro intento fallido pero esa noche escuchó algo, como si en un sueño aquel ser hablara, desde aún no sabe donde.
Volvió la leve esperanza, esa esperanza de verlo, apenas despertó partió hacia el bosque para encontrar nada, aquella estatua desapareció, no estaba el rubio, no había huellas, no había nada.
Se había ido.
…
Había pasado todo un día buscando, todo un día en desespero, su estatua… Aquello, lo único que le daba una oportunidad de volver a verlo no estaba, había pensado en su tío pero si no era él seguro iba a intentar buscar para destruirla, eso no podía pasar, al menos no en este momento, tenía la esperanza de que él esté libre, seguro triste, escondido en algún lugar del bosque.
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La otra cara de la moneda
Fanfiction¿que pasaría si todo lo que supieras sobre aquel demonio no fuera del todo cierto? hay una cara que todos ocultamos del mundo, una que por las buena sea nadie logra verla.