Cap 7

46 7 0
                                    

Pasan los días, las semanas, así los meses hasta llegar a un año, un año sin ver al demonio, un año solo viendo aquella piedra, y los primeros días era algo… amargo, como un sentimiento rancio en su garganta, una que otra palabra de odio y rechazo hasta terminar su tarea, luego irse, seguir con cualquier investigación y volver a repetir su rutina diaria.

Aquellas palabras solían ser frecuentes, como una charla, luego solo una charla pequeña, un saludo y luego… silencio, nada, no hablaba con aquel objeto, como si buscará olvidar su existencia para siempre.

No pudo, soñaba frecuentemente con el, que estaban en su habitación, pensaba en esa sonrisa, la inocencia de esos ojos, ¿él no podría haberlo fingido verdad? Esa inocencia tan pura… la forma en la que buscaba su atención, su carita tan adorable cuando estaba feliz, pero solo… ¿no podría ser verdad? Era Bill Cipher,  un demonio sin emociones, sin nada más que ambición por poder…

Sin estar convencido, camino, hasta el río, se sentó allí y miró hacia arriba, como buscando alguna respuesta en el cuello.

— él… ¿de verdad cambió? — miró el agua y suspiro, aquello debía ser solo una locura, ese demonio nunca cambiaría,  seguía siendo el monstruo que destrozó el pueblo pero ahora quería saber más sobre ese monstruo.

Se quitó la camisa y se detuvo un momento, recordó la primera vez que hizo eso, el cuerpo de aquel chico, de cómo sonrió, como salto al agua, recordó el sentimiento de angustia al ver su estado, la impotencia de no poder ayudarlo y la curiosidad de saber cómo terminó así

—¿por qué estoy haciendo esto…?

Salto al agua, así logrando ir hacia aquel lugar secreto, la última vez no logró ver mucho, su principal prioridad era el bienestar de en ese tiempo, su amigo. Ahora mismo podría explorar. Ese era uno de los lugares de Bill, debía haber alguna podía, algo que lo ayudara pero, ¿qué exactamente?

Estuvo un rato, con aquellos cristales brillantes había logrado crear una linterna, algo que alumbre su camino, y para su sorpresa estaba todo bastante limpio, el piso de piedra tenía polvo pero no había mucha suciedad, no había insectos y aquellos cristales parecían formar un camino.

Cuanto más se adentraba más parecía tomar forma de un pasillo, como si aquello conectará a algo más que solo una cueva, y así fue hasta hacer una puerta en la pared, una corriente sin signos de tener candado, más bien parecía un adorno, pero nada más, no tenía un picaporte o cerradura, solo un trozo de madera con bisagras, pero eso no era lo importante.

Abriendo aquella puerta se encontró con un estudio, algo pequeño, más bien una pequeña habitación con un escritorio que contenía papeles, una silla, un pequeño peluche viejo en una esquina, un pequeño estante con un solo libro, todo era tan extraño pero empezó con aquel peluche.

“Nene”

Aquel nombre estaba escrito en una de sus patas, era como un pequeño gato, divertido de cierta forma, pero muy extraño, no entendía porque había algo como eso en este lugar.

Lo siguiente que vio es aquel libro se acercó para tomarlo y solamente el la primer hoja le hizo saber de quién era, quién más pondría un triángulo guión en la portada con una pelea oración “la vida es un holograma”

La curiosidad le ganó y comenzó a leer un poco, la primera página para ser específicos, la curiosidad ganaba y de paso, quería buscar formas de mantener aquella barrera y demonio en una posición fuera de peligro.

“Aquí está el primer diario escrito por un Cipher. Un demonio que conocí hoy dijo que mi cordura se podría mantener escribiendo. Este será mi pequeño modo de no volverme loco.

La otra cara de la moneda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora