Extra 1.

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Elisa.

Mis hijas ya habían cumplido 10 años, Anastasia está en su segundo embarazo y es un dolor de cabeza, sus hormonas están descontroladas, la semana pasada lloró porque tenía antojo de fresas con crema Dios fue tremendo show.

Bajé a la cocina por galletas y mantequilla de maní otro antojo de mi adorada esposa, las niñas estaban en la escuela regresan a las 2 de la tarde, ambas son muy estudiosas e inteligentes, subí al cuarto y ahí estaba Annie tratando de alcanzar el control pero su pancita no la dejaba.

—Te vas a quedar ahí parada—Dijo molesta.

—Ya te ayudó amor— Cierro la puerta y caminó hasta dónde ella—Ten— le entregó las galletas y la mantequilla de maní.

—Gracias, ¿Me puedes pasar el control?—Preguntó abriendo la bolsa de galletas juntó con el tarro de mantequilla de maní.

—Claro amor—Tomó el control y se lo entregó.

Vimos una película animada, Annie lloraba y reía cada que pasaba una escena triste o feliz, me hacía gracia verla en ese estado.

Mi teléfono sonó, un correo del trabajo, tengo un vuelo mañana a primera hora, Annie está en su cuarto mes de embarazo.

—¿Quién te habla a esta hora?— Preguntó con la boca llena.

—No hables con la boca llena, es de muy mala educación—Dije, ella frunció el seño, ví que sus ojos se tornaron rojos.

—Osea, ¿Te doy asco?— Dijo entre sollozos, no puede ser aquí vamos de nuevo.

—No amor, no es eso—Dije, ella apartó su rostro para ver la televisión, ví sus lágrimas saliendo de sus preciosos ojos.

—Eres mala— Comenzó a sollozar, todavía tenía galletas en su boca, quería reírme.

—Ya amor, no llores— Le dejo un beso en su cabeza, ella empieza a llorar.

Tardo media hora llorando, será mejor que cancele el vuelo para mañana.

—¿Estás más tranquila?— Pregunté tomando su rostro con cuidado, todavía tenía sus ojitos rojos.

—Sí, ¿Quién te mando mensaje?— Frota sus ojos.

—Es un correo amor, mañana tengo un vuelo temprano con destino a Estados Unidos—Comente, Anastasia me escuchaba con atención.

—¿Nos vas a dejar solos?—Hace puchero.

—Será solo por un día nada más, ¿Estarás bien?— Me acercó para darle un beso en sus labios.

—No, pero sobreviviré—Sonrió, volví a besarla.

Pasado un rato las gemelas llegaron de la escuela.

—Hola madre— Saludaron ambas.

Las gemelas conversaban sobre su día en la escuela hasta que se hicieron las 4, dejé a Anastasia sola ya que yo tengo que ir al despacho a trabajar. Terminé alrededor de las 10 de la noche, tenía mucho trabajo atrasado, caminó hasta la habitación Annie seguía despierta, ella me vé y sonríe.

—Amor—Dice Anastasia jugando con sus manos.

—¿Qué pasa? ¿Te sientes mal?— cierro la puerta, me siento a su lado.

—Tenemos hambre— señala su pancita.

—¿Y de que?— acarició su cabello.

—Yo de tí, nuestro hijo de comida— se muerde el labio, el apetito sexual de Anastasia incrementó este mes.

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