2. Malditos ojos marrones

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Había pasado una semana desde aquella noche. La ucraniana parecía mas integrada al grupo, aunque aun era un poco reservada a la hora de hablar de su pasado, sobre todo con la presencia de Chiara. La inglesa trato de olvidar y omitir lo que una ucraniana medio borracha le confeso tras una pequeña charla intensa.

Quería tratar de entenderlo, no era posible que Ruslana fuera la asesina de su unidad, sin embargo sus palabras decían lo contrario. ¿No habían muerto por una explosión? ¿No había bandas de por medio? ¿Qué tenia que ver Ruslana con su muerte?

No había mucha mas información sobre el caso, por que como bien había dicho Bea, estaba totalmente cubierto, parecía como si lo hubiesen querido borrar.

─¿Esta todo?

─Si, solo falta el papeleo─ La inglesa le tendió los documentos a Paul─ Suerte.

─Siempre tengo que hacer yo la parte aburrida─ Se quejo el castaño mientras salía del deposito─ Por cierto, pásate por arriba en un par de minutos, comenzaremos con el próximo caso, nos han dado alerta, parece que va a ser una operación urgente.

La inglesa asintió y se despidió del castaño, se apoyo en el respaldo de su silla y se permitió descansar por unos minutos, había sido una semana un poco intensa. Entre el trabajo, las miradas intensas entre Ruslana y ella y la creciente necesidad de su madre de aparecer de visita a la ciudad había aumentado su estrés como nunca.

Desde que empezó a trabajar de forense en la BAC y vivía sola, su madre se volvió paranoica. Había cesado su locura por la seguridad de su hija con el tiempo, pero no sus ganas de ver que tal estaba su hija. Ella hacia tiempo que había vuelto a Menorca a vivir y la distancia con su hija parecía aumentar esa necesidad.

Pasado un rato, subió arriba a la sala de reuniones, donde ya estaban todos menos Paul, parecía que Bea y Lucas discutían algo mientras Ruslana estaba absorta a sus pensamientos, aun así pudo notar la mirada insistente de la inglesa.

─Te digo yo que no Luki

─¿Pero como te los vas a dejar?─ Lucas sonaba asombrado─ ¡Si es lo mejor Loki!

─Es que no me da el estomago─ Rebatió Bea.

─Kiki que opinas

Chiara dejo un par de documentos en la mesa mientras se sentaba en su respectivo sitio─ Acabo de llegar y todavía no soy adivina así que. . ., ¿De que habláis? 

─Te comes los bordes de la pizza o los dejas─ Pregunto Bea─ ¡Es imposible que te los puedas acabar todos!

─¿Estáis discutiendo sobre pizza en una reunión la cual nos han mandado con urgencia por una alerta?─ Chiara elevo una ceja e intento sonar seria, aunque en el fondo le hacia gracia la situación.

─Responde wacha, esto es importante

Well ... ─ Suspiro incrédula la inglesa─ Con los trozos de piña es difícil a veces-. . .

─¿PIÑA? ─ Interrumpió Bea─ Vale, da igual. Creo que tu opinión no cuenta. 

Chiara iba a quejarse pero rápidamente entro Paul a la sala, parecía un poco sofocado, seguramente había subido las escaleras corriendo en vez de utilizar el ascensor, siempre quería estar activo para mantener un físico atlético.

─Bien, estáis todos aquí ─ Paul se acerco a su sitio mientras intentaba recuperar el aire─ Bien, os he reunido aquí por que hemos recibido una alerta como bien sabéis.

Paul empezó a buscar entre sus papeles y en la pizarra situada en la pared mas cercana a un extremo de la mesa empezó a colgar con imanes fotos y archivos.

Balas PerdidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora