─¿En que estabais pensando?
Ruslana y yo estábamos en silencio, mirando como Paul cada vez se iba poniendo levemente mas histérico por momentos. Nos encontrábamos en su oficina después de que le pidiera perdón incontables veces y se despidiera de aquel chico asustado.
─No me puedo creer esto de ti, Chiara─ Baje la cabeza una vez que me nombro.
─Ella no tiene la culpa, fue idea mía─ Ruslana me defendió, cosa que me hizo sentir levemente bien, nuestra relación crecía.
─Me da igual de quien fuera la culpa─ Paul se veía bastante enfadado─ No voy a permitir esto en otra ocasión. La próxima vez me quedare con vuestra placa.
─Paul...
─No quiero escucharte ahora Chiara. Fuera de mi oficina, por favor.
Salimos de allí en silencio, tenia muchas que pensar. Entendía la decepción de Paul, hemos sido compañeros desde hace mucho, pero también sabia que si escuchara la situación, lo entendería. Observé como Ruslana se quedaba a mi lado en silencio, ordenando sus propios pensamientos.
─Lo siento─ Hablo de repente, le mire de manera suave. No estaba enfadada, yo había aceptado sabiendo las consecuencias.
─No, no lo hagas. Hemos sido las dos─ Le sonreí de lado mostrándole calma─ Pero... No puedo seguir ayudándote si no se que estamos buscando, Rus.
La ucraniana sonrió al escuchar el apodo y aunque en su mirada se le veía triste, su sonrisa no decayó.
─Tienes razón─ Soltó un pequeño suspiro mientras caminaba hacia la sala de descanso─ Creo que mereces al menos una explicación...
Cerro la puerta una vez estuvimos dentro, estábamos sentadas cada una en un pequeño sillón, frente a la otra. Ella estaba en silencio, frotándose las manos nerviosa, le deje su espacio para pensar, quería que se sintiera cómoda sobre todas las cosas.
─Hace aproximadamente un año nos llego un caso de homicidio─ Comenzó Ruslana─ la encontraron en un callejón, creo recordar que su nombre era Suzete. Al principio pensamos que era un típico caso de robo que salió mal, pero nos dimos cuenta de que era mucho mas que eso─ Me mantuve seria, quería mostrar neutralidad para que no tuviera miedo a compartirme eso tan personal─ Resulta que era la hija de un ex agente del FBI que fue asesinado, su caso no fue resuelto y ella trataba de buscar justicia para su padre, pero se acerco demasiado a la verdad y la silenciaron.
─¿Que tienen que ver las mafias con eso?─ Pregunte extrañada.
─Gracias a las investigaciones de Suzete descubrimos una rede de secuestros entre las mafias, los cuales eran protagonizados por tres policías y así sobornar a las redes de delincuencia. Era su manera de hacer justicia contra la gran potencia que suponían las bandas en ese entonces─ Ruslana respiro, cogiendo aire para calmarse─ Era "justo", pero no legal. Una noche de esas, mientras realizaban su habitual proceso para el secuestro, el padre de Suzete se encontraba infiltrado en otra operación contra la mafia de ese lugar y los descubrió. No se sabe con exactitud como fue el momento, quien disparo o si fue en defensa propia, pero gracias a los informes falsos que descubrió Suzete y la información que recolecto sobre las bandas, pudimos sacar estas suposiciones y saber la identidad de dos policías, consiguiendo una pequeña confirmación por uno de ellos.
─¿Quienes eran esos policías? ¿Qué era de ellos?
─Uno de ellos murió tiempo antes de la muerte de Suzete. Con el que pudimos hablar fue Iván Labanda, que en ese momento disfrutaba de su jubilación. Se encontraba reacio a hablar, pero con las pruebas en su contra acepto a hablar un poco a cambio de no perjudicar mas la historia. Cometo que al principio no confesaron por miedo, pero que al final se metieron por el medio figuras importantes, las cuales no nos dijo por miedo a su vida, solo que tenia relación con los luna sangrienta. Tres días después de hablar con nosotros lo encontraron muerto en su apartamento, simulando un suicidio.
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Balas Perdidas
Misterio / Suspenso─Pienso ayudar a cualquiera que lo necesite. ─¿Incluso si la gente no hará lo mismo para ti? La mirada de la pelinegra no decayó, se hizo mas fuerte entre la oscuridad de la noche. ─Incluso si no lo hacen por mi . . . ─No siempre puedes ayudar a t...