3. ¿Tu nombre?

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─No te olvides que también tienes que ayudarte a ti misma.

Intente hablarle, pero su figura era demasiado borrosa, se alejaba rápido de donde estaba yo. Quise levantarme, pero todo se consumía rápido a mi al rededor.

─¿A que te refieres? ─ Quise gritar, pero mi voz se quedo en segundo plano, escondida en el silencio de la noche, ella ya no estaba.

Aunque de todas formas no se quien es ella y por que la sigo recordando.

Quizás fue por que en esa noche decidí cuales eran mis principios, quizás por que esa noche cambie o quizás fue por su muerte. 

Intente levantarme, buscar un salvavidas entre la noche y la humedad.

¿Mis lágrimas? ¿Humedad?

Humedad espesa


─Mm ...─ Un gran peso en el pecho de la inglesa hizo que se fuera despertando, pero las lamidas en su cara fueron el motivo de que despertara del todo─ Luna...

Aparto de manera suave al animal que maullaba a su dueña en busca de atención, pero debido a la hora que era y que estaba recién despertada aun no se encontraba en el mismo plano astral que la gata.

Después de pasar unos minutos cuestionando su existencia, la inglesa empezó su rutina diaria antes de ir al trabajo, aunque con mas cansancio acumulado de lo normal. Hoy tenia que ir unas horas antes a la oficina y para su mala suerte otra vez sus malos sueños le hicieron dormir mal.

Desde el día en que su padre murió sigue teniendo sueños que le llevan a aquella noche, a aquel estrés, agobio, negatividad y a aquel encuentro tan extraño, el cual no puede recordar con tanta claridad como le gustaría. No sabría definir exactamente por que es tan importante para ella recordar todo, solo sentía que aquel encuentro fue mas que casualidad. Fue la conversación que le llevo a exteriorizar lo que hoy era el respaldo de sus acciones, ayudar a quien lo necesite.

Aunque en el fondo sabia que su trasfondo no era tan alegre como sonaba.

Chiara seguía reflexionando sobre sus sueños mientras caminaba por las calles desiertas de la ciudad, eran aproximadamente las 6 de la mañana y el silencio a veces interrumpido por algún coche acompañaba a la chica seguida de la luz de las farolas que aun iluminaban la oscura ciudad.

Y es gracias a ese silencio que pudo distinguir un pequeño quejido. Al principio freno un poco su ritmo y busco con la mirada de donde podía provenir. Y antes de volver a continuar su camino pensando que fue su imaginación un nuevo quejido, esta vez mas notorio, invadió aquella calle solitaria. Parecía alguien herido.

Se acerco a la pequeña esquina de una tienda que daba a un callejón bastante escondido, parecía un lugar que solo utilizaban para apartar los cubos de basura de la calle principal y que las tiendas de al rededor tuvieran parte trasera. Se adentro con cuidado hasta la oscuridad del lugar y estuvo bastante alerta, pese a que quisiera ayudar no podía negar que esta situación era estúpida a la par de peligrosa.

Un nuevo quejido le ayudo a encontrar lo que estaba buscando. Cerro los ojos un poco para adaptarse a la oscuridad del lugar y poder divisar a la figura, estaba sentada, parecía que se agarraba el costado y respiraba con irregularidad. Se acerco con cuidado hasta que pareció notar a la inglesa, cosa que hizo que se tensara y se pegara mas a la pared, buscando un apoyo rápido para levantarse, pero soltando un quejido mas alto al intentarlo.  

─No...─Dio pequeños pasos hacia delante, tratando de transmitirle calma a la persona─ No quiero hacerte nada...

Cuando estuvo lo suficientemente cerca pudo divisar sus mechones rojos gracias a la poca luz que venia de las farolas de la calle principal y cuando su mirada se poso en sus ojos se sorprendió gradualmente, mostrándolo en su rostro. Pareció notar sorpresa también en la chica.

Balas PerdidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora