11. Minho

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CAPÍTULO 11Minho

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CAPÍTULO 11
Minho

—¿Estás seguro de que tienes que ir a trabajar? —preguntó Minho, inclinándose por encima de la consola para darle ojitos de perrito a Jisung.

No quería que Jisung se fuera. Despertarse con Jisung entre sus brazos era como levantarse y darse cuenta que alguien le había dejado un pastel de chocolate. Era la sorpresa más dulce.

Pasaron la mañana intercambiando mamadas adormilados antes de meterse a la ducha, en donde volvieron a masturbarse el uno al otro. Minho llevó a Jisung a almorzar luego de eso, sin el encuentro de fans esta vez. Y ahora, tuvo que llevarlo a casa para que se cambiara para su turno. Pero estaba pasando por un mal momento en dejarlo ir.

Jisung dejó escapar una risa disimulada e imperturbable.

—Sí. No todos podemos vivir de nuestros fondos fiduciarios.

Estaban aparcados en el estacionamiento del club de Hyosuk, justo en las afueras de la pequeña y oxidada casa remolque marca Airstream de Jisung.

Por la noche, era difícil notar otra cosa aparte del letrero titilante de una mujer desnuda con un sombrero vaquero y contorno de neón de una altura de tres metros; pero a la luz del día “The Landing Strip” parecía una última parada dentro de algún universo post-apocalíptico.

La pintura llamativa de color rojo ladrillo se desprendía de las paredes enmohecidas, y el papel de las ventanas estaba despegado y plagado de burbujas. Incluso, el propio lote era un campo minado en sí, con baches y topes de ruedas rotas.

A Minho no le agradaba la idea de que Jisung viviera allí. Incluso había un centro comercial que alguna vez contó con un agente de finanzas, un abogado y una tienda de armas que cerraron hace mucho, y dejaron a Hyosuk como el único superviviente.

¿Qué tan malo tendría que ser ese lugar para que un fiador se fuera?

A pesar de todo, Minho sonrió y acarició la parte de atrás de la oreja de Jisung.

—Bueno, varias personas podían vivir de mi fondo, pero eres el único al que le extendería la oferta.

Jisung gimió cuando la lengua de Minho le repasó el caparazón de la oreja.

—Por mucho que me encante la idea de ser tu Sugar Baby¹, no puedo simplemente renunciar el día después de que irrumpimos en la casa de Hyosuk.

—Él no va a notar que estuvimos allí —le aseguró Minho —. Una fotografía rota no significa que haya un allanamiento de morada.

Desquiciado || MinSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora