2. Jisung

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CAPÍTULO 2Jisung

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CAPÍTULO 2
Jisung

Lo estaba observando de nuevo. Era una ocurrencia que pasaba casi todas las noches. Al principio, Jisung pensó que se estaba volviendo loco, imaginando fantasmas entre las sombras. Pero no, era él: Myung Minho. El hombre que mató a su padre.

Su padre... el depredador de niños. A Jisung se le revolvió el estómago al pensar en ello, las imágenes de aquel vídeo intentaban sembrar camino de vuelta a su cerebro. Pero no las dejó entrar y había encontrado un millón de maneras creativas de mantenerlas afuera.

Jisung podía sentir sus ojos sobre él incluso ahora. A pesar del palpitante bajo de la música dance, el vertiginoso despliegue de rayos de neón que se disparaban a través de las paredes oscuras y el mar de cuerpos que se movían en una ola sincronizada, Jisung podía sentir los ojos de Minho sobre él.

No tenía ni idea de lo que quería.

Al principio, pensó que tal vez venía por su venganza o tal vez a eliminar un testigo, pero Jisung le había dado un millón de oportunidades para acabar con su miseria, y el cabrón nunca las aprovechó. En cambio, se limitó a observarlo.

Tal vez sentía algún tipo de emoción enfermiza al ver sufrir a Jisung. Pero le había salido el tiro por la culata porque Jisung estaba demasiado drogado como para sentirse de alguna otra manera además de bien.

Salió por la puerta lateral del club al aire fresco de la noche. No se abrigó. La felicidad sintética que le recorría le hacía sentir calor por todas partes.

El callejón olía a basura pudriéndose y orina, pero Jisung dio vueltas por el callejón como un bailarín de ballet, tropezando cuando oyó que la puerta del callejón se abría y se cerraba de golpe tras él. No miró, no le dio reconocimiento al acosador de ninguna manera. Simplemente salió del callejón a tropezones y entró al estacionamiento.

Era lo suficientemente temprano como para que otras personas aún se quedaran en las esquinas, en los aparcamientos, fuera de la bodega. Pero Jisung nunca se había sentido tan solo.

Él siempre estaba solo, incluso cuando la gente se amontonaba a su alrededor. Sin importar lo que intentara, nada llenaba el vacío que había en su interior. Ni las drogas, ni el alcohol, ni las relaciones sin sentido. Su labio se curvó ante esto último.

Había dejado a su amiga Jieun y a su novia en el bar para seguir a un extraño al azar dentro de los baños, pero el tipo estaba demasiado borracho como para poder levantarla. Jisung lo había dejado desmayado dentro del cubículo.

No pudo evitar la carcajada que se le escapó, el sonido un poco alarmante en la quietud de la noche. Él estaba destinado a estar solo.

Deseó que Minho simplemente lo hiciera de una vez. Que le disparara en la cabeza, que lo degollara, que lo empujara delante de un carro en movimiento. Lo que sea que fuera, no podía ser peor que vivir con lo que había visto.

Desquiciado || MinSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora