Cada día entro en el mismo sueño. Un sueño confuso y solitario, en donde mi presencia solo era acompañada por un túnel cuyos muros amenazan con derrumbarse en cualquier momento. Cuando camino, escucho el sonido de hojas y ramas secas aplastándose con cada paso. Trato de llegar al final, pero el túnel se extiende más y más, mi respiración se agita ante el pensamiento latente de que podría morir en este lugar totalmente aislado. Empiezo a correr tratando de escapar de esta oscuridad, pero no avanzo; sigo atrapado en este abismo oscuro. Y entonces, cuando pierdo la esperanza, como un castigo persistente, las cosas empeoran. El túnel se inunda lentamente, el agua está fría. Primero acaricia mis tobillos, luego abraza mi barriga, hasta que finalmente mi respiración es enmudecida por el agua. Me ahogo en la calma, pierdo el control de mis extremidades, los gritos sordos son inútiles en la soledad.
Despierto de esa ensoñación con mi cuerpo cubierto de sudor frío. Mis sabanas están húmedas, pero no le doy mucha importancia. El eco de mi propio terror aún está presente en mis oídos, mi respiración poco a poco retoma un ritmo controlado. Cierro y abro los ojos hasta que la oscuridad se desvanece en la propia realidad; pero no se puede pedir mucho a una mente inestable como la mía. Cuando recobro el sentido ya estoy atrapado una vez más en otro lugar, en otra realidad, en un laberinto de pensamientos turbios y emociones sofocantes. Inesperadamente, cuando logro retomar el control ya me encuentro en otro lugar. El viento azota mi rostro, mientras mis pies avanzan sin rumbo, las personas pasan de mí, ignorando mi existencia y a su vez, yo ignoro la suya. Momentáneamente, logro ver mi reflejo en las ventanas de los edificios, pero apenas logro reconocer al hombre que me devuelve la mirada. Sé que debería de ser yo, pero también sé que no lo soy.
Dudo de quién soy. A veces, la desesperación que me envuelve dentro de aquel túnel parece más reconfórtate que la agitación de la realidad, de mis pensamientos, de mi incapacidad de reconocer hasta mi propio reflejo. Tal vez debería permitir que mi existencia se diluya entre el agua sin rostro. Lejos del mundo que me rodea. Entre los sueños y la realidad, entre la mente y el alma.
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Entre Árboles y Arbustos
NouvellesCada día entro en el mismo sueño. Un sueño confuso y solitario, en donde mi presencia solo era acompañada por un túnel cuyos muros amenazan con derrumbarse en cualquier momento...