"Were is the Beauty in the Bestiality?"
Aemond Targaryen sabía que había cometido un error, pero ya no podía retroceder en el tiempo para cambiarlo.
Ahora debía vivir con esa maldición de por vida.
¿O tal vez no?
House of the Dragon AU Fanfic
Aemond...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
⭑･ﾟﾟ･*:༅｡.｡༅:*:✼✿
Written by Monse Targaryen
Maratón: 2/5
✿✼:*:༅｡.｡༅:*･ﾟﾟ･⭑
"Después de comer en la cocina acompañada de los mininos, Sayida agradeció la agradable comida para levantarse a aliviar su estómago. Sentía que iba a explotar por todos los alimentos ingeridos, asi que decidió ir a dar unas vueltas porque sabía que el caminar aliviaba la digestión...
Los pasillos se hacían eternos al estar todo silencioso y casi abandonado. El polvo cubría cada armadura, esquina y ventana. Las cortinas estaban rotas y manchadas con la suciedad del tiempo. Arrugo su nariz pensando que sería buena idea hacer limpieza del lugar, pero eso le tomaría días e incluso semanas en abarcar todo el lugar. A Sayida le encantaba limpiar como una forma de calmarse en momentos de estrés o molestias, llegando incluso a cambiar de lugar algunos muebles de su habitación en el Valle.
¿Sería una buena idea ir a dormir una siesta o mejor iba a la biblioteca a leer un libro? Ambas ideas le interesaban, sopesándolas por un buen rato. Ella siempre leía después de almorzar, como una costumbre que desde niña su abuela le indujo. Aunque eso le provocaba luego algo de dolor en la cabeza. A veces se esforzaba mucho para poder leer con poca la poca luz que iluminaba la estancia.
—Hey, ¿Saben dónde...? —Su pregunta quedo en el olvido al ver una gran puerta semi abierta.
¿Qué había allí? ¿Por qué le atraía tanto para entrar? lo que fuera que estuviera allí dentro, la llamaba en susurros encandiladores que la hipnotizaban a avanzar sin darse cuenta de su propia acción. Como una magia atrayente que revoloteaba a su alrededor como pajarillos y mariposas en un jardín con muchas flores. Sus vellos se erizaron al su mano rozar la puerta, sus dedos tocaron la madera encontrándola rasposa por el tiempo en desuso. Su corazón palpito ante la curiosidad que la envolvía ¿Qué había dentro de ese lugar?
Los mininos habían desaparecido de su lado yéndose por un camino del que no se dio cuenta. Estaba sola y, posiblemente, se perdería en una Fortaleza tan grande que no tenía señalética alguna para indicarle que camino debía tomar para ir a la biblioteca o a la habitación en la que dormía. Pero no le importaba, porque de alguna manera ellos la encontrarían o él la encontraría. Un viento sorpresivo la hizo sobresaltar junto al chirrido que la puerta de madera hizo al moverla. Un chirrido que hizo eco en todos los pasillos y estancias del lugar.
