"Were is the Beauty in the Bestiality?"
Aemond Targaryen sabía que había cometido un error, pero ya no podía retroceder en el tiempo para cambiarlo.
Ahora debía vivir con esa maldición de por vida.
¿O tal vez no?
House of the Dragon AU Fanfic
Aemond...
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Written by Monse Targaryen
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"La Lady estaba intrigada, ¿Quién era esa extraña intrusa? ¿Por qué su nombre le resultaba tan familiar? Y lo más extraño de todo, ¿Por qué su abuela estaba tan nerviosa?
Esperaba paciente y atenta a que la mujer, Alyssa Rivers llegara. Sentada en una de las sillas de la habitación que su abuela usaba como estudio, jugaba con sus manos mirando la puerta de manera fija ¿De qué querría hablar con ellas la mujer? Algo le decía que era acerca de la Maldición que se esparcía por Westeros, tomando tierras sin importarle el dejar a muchas personas desamparada ¿Le advertiría acerca de realizar el viaje? ¿Qué tendría para decir acerca de eso?
Su abuela por otro lado, la observaba caminar de un lado a otro con sus manos temblando y alisando sus ropas. Murmuraba palabras imposibles de oír desde su distancia. Desde que había escuchado el nombre de la persona que quería hablar con ellas, la tensión apareció en su rostro y no la había abandonado en ningún momento ¿Su abuela acaso la conocía? ¿De dónde? Algo pudo haber pasado entre ellas dos que nada más escuchar el nombre, Lady Arryn asumió el nerviosismo con la tensión que cargaba su cuerpo.
— ¿La conoces? —Pregunto sin poder contenerse más. Su abuela detuvo su andar mirándola con aquellos ojos claros que tanto le gustaban. Vio el desconcierto en su mirada, asi que aclaro—. Alyssa Rivers, ¿La conoces?
La mayor asintió, reprimiéndose en contarle el cómo y dónde la conoció. Tal vez no era de su incumbencia aquella información, o tal vez su abuela no estaba preparada para contarle. No le insistiría porque no era tan intrusa para incitar a su abuela a decirle.
— ¿Qué crees que quiera hablar con nosotras? —Pregunto nuevamente, el silencio no le gustaba. Se sentía incomoda como que si ella hubiera hecho algo que al resto le molesto.
—Esperemos que no sea nada malo o que... No importa —dijo la mayor, haciendo que Sayida la viera consternada.
Ignoro aquello cuando la puerta fue abierta por una joven para dejar entrar a una mujer que en su vida había visto, pero con tan solo ver sus ojos oscuros sintió que la conocía de algún lado. Cabellos pelinegros y piel tan blanca como la leche materna. Vestía con ropas oscuras que contrastaban de manera perfecta con sus oscuros e intrigantes ojos. Los cuales la observaban con mucha más atención de la que le gustaría recibir.