Capítulo 6

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- ¿Qué hora es? - Kiroshu preguntó después de un tiempo y en ese momento la magia se perdió y Akari se sacudió de vuelta a la realidad.

- Ummm ... - Tardó un tiempo en procesar los números de la cara del reloj, su mente aún estaba revuelta. - Las 5 y 5 .- La cara de Kiroshu se torció en una expresión triste y rompió su agarre con Akari para seguidamente ir a recoger su violín del suelo.

- Lo siento, pero tengo que volver ahora. Mi hermano se estará preguntando dónde estoy. Nunca me deja caminar de vuelta a casa por mí mismo ya que piensa que podría perderme o hacerme daño. Es un poco sobreprotector. - Él bufó con molestia y casi hizo un mohín de irritación, pero Akari podía ver el afecto que tenía por él en sus ojos.

- Es mejor que le importes demasiado a nada en absoluto. - Susurró Akari y deseó con todo su corazón que aún pudiesen estar bailando juntos en ese espacio para toda la eternidad. Sintió frío sin su calor y reprimió un estremecimiento ante el pensamiento.

Caminaban por las sinuosos, pasillos interminables, ahora y en el final Akari podía ver el brillo de la luz blanca y brillante que se estaba llevando a cabo bajo los cielos abiertos y el sol. Vio una silueta negra desatacar en contra de la luz y supo que debía de ser su hermano, apoyado contra la pared, con las manos cruzadas sobre el pecho, como si estuviera tratando de sostenerse en posición vertical y evitar romperse.

- Satoshi, esta es mi amiga Akari.

- Akari, este es mi hermano mayor Satoshi. - Los dos se acercaron y se dieron la mano a la vez que Kiroshu los presentó, su agarre era fuerte. Sus ojos se veían cansados ​​y podía ver el comienzo de líneas de preocupación grabadas en la suave piel de su frente y alrededor de los pliegues de sus ojos.

- Es un placer conocerte al fin. Kiroshu me dice que eres una bailarina local bien conocida inetantando probar para las audiciones de ballet. Estoy seguro de que lo conseguirás sin ningún problema. - Su sonrisa era genuina, pero Akari no pensó que sus palabras lo fueran -. Vamos a casa ahora pero estás invitada a unirte a nosotros. Será algo bueno, de lo contrario Kiroshu acabara encerrándose en su habitación tocando canciones deprimentes en su violín de nuevo y lo puedo soportar hasta tal punto. Además, creo que ya es hora de que traiga a algún amigo, el cielo sabe que no socializa lo suficiente.

- ¡Toca el violín de forma alucinante!

- No sólo toco canciones tristes. - Ambos corearon al unísono y estallaron en carcajadas. Akari se encontró riendo a lo largo de la noche con ellos; era algo que no había hecho durante mucho tiempo.

- Me alegro de que hayas venido esta noche. Satoshi tenía razón;... Tengo pocos amigos y menos son los que traigo a casa. Se me hace difícil que la gente me acepte y algunos se olvidan de que tengo ciertos límites. Por eso yo creo que cuando encuentras la verdadera amistad, uno debe atesorarla, como la que tenéis tú y Misha. Sé que las dos estáis todavía enfadadas, pero tal vez sea hora de que la perdones. Tal vez lo que hizo no fuera la mejor decisión pero lo hizo con toda la bondad de su corazón. Se ha estado castigando a sí misma a lo largo de esta semana y está completamente miserable.

Akari no dijo nada y se quedó observando profundamente el fondo de su taza, la culpa fue arañando sus entrañas cuando le oyó decir eso. - Me gustaría mucho que ella nunca lo hubiese hecho, pero yo ya la he perdonado. Es sólo que no sé cómo decirlo. Creo que tengo miedo a que me rechace y no creo que pueda soportarlo.

- Tú solo ven a almorzar con nosotros mañana, no tienes por qué decir nada, estoy seguro de que entenderá el gesto y sé que no te va a rechazar.

Akari sólo asintió con rigidez, se sentía como una niña siendo regañado por su madre, pero ella sabía que él tenía razón.

Más tarde esa noche, después de que se despidiese de él mientras se encontraba en la puerta, contuvo su respiración y se acordó de lo que había sentido ese mismo día.

- Lo amo - ella susurró y luego se echó a reír -. Lo amo, lo amo, amo a Kiroshu - le gritó al cielo y las estrellas parpadearon en respuesta, imperturbables por su declaración. En ese momento se sentía perdida en la sensación, se sentía sin peso y libre y el corazón le latía con fuerza sólo de pensar en él. La sensación la recorrió y la avivó en cada grieta de su corazón y la llenó hasta que pensó que iba a estallar de emoción pura. Era la más maravillosa y aterradora sensación del mundo.

Fue la primera y última vez que se sentiría así por alguien.

Baila al son del Violín (Dance to the Violin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora