- ¿Está bien si hago esto? - Kiroshu preguntó mientras colocaba dos de sus dedos sobre la piel desnuda por encima del pliegue del codo de Akari. - Es sólo para la primera vez, hasta que sepa hacia dónde voy.
- Está bien. - Akari susurró mientras este se apretaba cerca de ella y se apresuraban a almorzar.
Cuando salieron de la clase se vieron afectadas por un aluvión de ruido y Akari sintió a Kiroshu plantarse. Hubo una masa palpitante de estudiantes en frente de ellos que se retorcía y respiraba como un grupo entero. Se deslizaron juntos como serpientes, envueltos alrededor los unos de los otros sin un principio ni final visible. Sus ojos se pusieron en blanco y se silbaban y escupían a la cara los unos a los otros de la emoción apenas contenida.
Akari tenía la horrible sensación de que sabía cuál era la causa.
Era el anuncio del espectáculo de ballet anual, el evento más grande de la ciudad y lo que más había querido y más temido Akari en toda su vida. No eres nada, las voces susurraban mientras pisaban la pequeña luz de esperanza que había irrumpido en el pensamiento de su baile en el escenario. El sueño de las luces, la música y Akari perdiéndose en ellas desvaneciéndose.
La hoja para inscribirse en las audiciones.
Era un gran espectáculo y todos venían a verlo. Los bailarines no eran los mismos, cada año los cambiaban, para dar la bienvenida a los nuevos talentos. Esa era su filosofía, siempre se ha tenido solo una oportunidad. Aunque el argumento era simple. Contaba la historia de una niña llena de venganza y fuego, de odio y de hielo y del amor y la naturaleza. Tejían todos los elementos juntos en algo que era tan dolorosamente, inquietantemente dulce que uno sólo podía llorar, el agua salada deslizándose por sus mejillas para regar la tierra debajo de ellos. Akari había visto el espectáculo una vez, cuando era joven, y nunca lo había olvidado.
Kiroshu se movió incómodo a su lado - ¿Qué está pasando? - y su suave voz fue casi ahogada por el ruido.
- Nada. - Susurró de vuelta y las voces se empezaron a reír. Ella lo arrastró hasta el comedor y estaba tan agradecida de que él no preguntara y de que no dijera nada acerca de cómo se habían sentado solos en la mesa.
No pasó mucho tiempo antes de que Misha llegara corriendo hacia ellos a través de la cantina y Akari ya sabía lo que iba a decir.
- No. - dijo Akari al ver como Misha abría la boca.
- Tú vas a a-
- No.
Misha resopló y Kiroshu parecía estar confundido. - ¿Qué está pasando? - Le preguntó cortésmente. Misha movió las cejas y Akari suspiró, sabiendo que había sido derrotada.
- Akari es una de las mejores bailarinas de ballet que he visto en mi vida y yo de verdad que quiero que ella se presente a la audición para el espectáculo de ballet. Tú sabes a que me refiero ¿verdad? - Misha preguntó con ansiedad.
- Por supuesto.
- Bueno, pues que ella piensa que no es lo suficientemente buena después de lo que le dijo Hatsummo. Sabes que ella solo decía eso porque estaba celosa y tú te lo has tomado todo personalmente.
- Pero-
- ¡Guárdatelo! - Esta vez fue Misha quién la interrumpió bruscamente. Robó una de las patatas fritas de Kiroshu y luego pareció sentirse culpable por ello, uno no se sentía bien al robar a una persona ciega. - Lo siento, acabo de comerme una de tus patatas fritas. - Él se rió y las empujó hacia ella.
- No pasa nada. - Misha sonrió.
- Me caes bien. Compartes la comida con los demás. Yo nunca haría eso. - Se rió de nuevo y Akari sintió una sensación de celos parpadear en ella por la forma tan despreocupada en la que los veía juntos. Los ojos de Kiroshu brillaron en el sol y todo lo que Akari pudo ver era una blancura brillante durante unos segundos.
- ¿Está bien si te toco la cara? Es sólo para saber qué aspecto tienes - Kiroshu preguntó y Misha accedió.
Pasó las yemas de sus dedos suavemente sobre el rostro de Misha, trazando su nariz con forma de botón y sus párpados haciendo que ella cerrara los ojos. Se volvió a Akari y ella pudo ver aquella pregunta en la inclinación de su cabeza.
- Sí - murmuró y seguidamente se inclinó hacia delante.
Estaba tan cerca de él que podía sentir su cálida y dulce respiración en su piel. Sus dedos eran suaves, apenas la tocaban mientras rozaban sus labios y seguían por el hueco de su ojo. Había algo tan íntimo en esos gestos que Akari no pudo evitar un escalofrío recorrer su cuerpo.
Finalmente se recolocó en su sitio y les sonrió a ambas. "Gracias."
- Entonces, ¿naciste ciego? - Misha preguntó con su habitual y directa brusquedad.
- Misha - dijo Akari horrorizada pero ella sólo se encogió de hombros y miró a Kiroshu interesadamente.
- Cuando yo era joven, solíamos vivir en un pequeño pueblo de pescadores junto al mar. Mi padre era pescador y mi madre lo amaba con todo lo que tenía. Cuando era joven, podía ver y en cierta forma eso es lo peor de todo. Todavía recuerdo vagamente como era el mar , pero no puedo recordar ni mi propia cara. Éramos todos tan felices antes. Entonces, un día, hubo un tsunami y todo lo que yo conocía me fue arrebatado, incluyendo mis ojos y mis padres. Yo estaba solo abajo en la playa ese día a la caza de peces pequeños en las piscinas de rocas. No lo vi hasta que me dio. Las rocas que me rodeaban me salvaron de la muerte, pero las olas me estrellaron contra ellas y me rompí los huesos. No podía respirar, el agua me rodeaba y empezaba a aspirarlo todo asfixiándome y jadeando y no había nadie que me ayudara. Había cristales en el agua también, creo que eran de alguna ventana rota. Había millones de diminutos fragmentos todos flotando alrededor en el agua y se me metieron en los ojos quedándose incrustados ahí. Lo último que logré ver fue el agua a mi alrededor nublado con sangre roja, luego me desmayé. Más tarde, mi hermano mayor me encontró tendido boca abajo en un charco de agua y me sacó. Mis pulmones estaban llenos de agua y mis ojos sangraban lágrimas rojas. Dijo que nunca había visto nada más aterrador en su vida. Él sólo tenía 18 años cuando ocurrió y yo tenía 12, era demasiado joven para ver lo que vio. Los médicos dijeron que lo mejor sería dejar el cristal en mis ojos. Aunque no hubiésemos podido pagarlo de todas formas. Perdí a mis padres ese día, pero estoy tan agradecido de que no haya perdido a mi hermano mayor. Lo ha sacrificado todo por mí. Él me enseñó a ver sin mis ojos y a escuchar al mundo con detenimiento Al principio no podía ni siquiera caminar por una calle sin perderme; No podía siquiera ponerme la ropa sin enredarme en ella. No hay nada más frustrante que estar indefenso. Ya ni siquiera podía llorar más a causa del cristal en mis ojos y lo único que quería hacer era gritar y gritar por la injusticia de todo aquello. Luego descubrí el violín y todo cambió. La música era mi vía de escape de todo, porque a través de la música, puedo ver las estrellas y el mar de nuevo. Hay tanta belleza en la música; es una lengua diferente que poca gente comprende. Nos mudamos aquí poco después, una nueva vida, un nuevo comienzo. Este es el primer colgio al que voy desde que perdí la vista.
Hubo un momento de silencio y Akari sintió algo de dolor en su corazón palpitar por él. Casi podía verlo, tumbado en la playa sin aire y todo lo que él había conocido hasta ese momento desaparecido para siempre.
- Tienes unos ojos preciosos - dijo Misha, y se terminaron lo que les quedaba de comida en silencio.
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Baila al son del Violín (Dance to the Violin)
Teen FictionAunque Kiroshu esté ciego, puede ver el desierto de Arabia y las luces de la aurora boreal a través del poder de la música. Akari tiene la gracia y la belleza de un hada al bailar, pero es arrastrada y hundida por palabras crueles que la encadenan...