19 .- Mentir

366 34 0
                                    

Elena Castañeda

Estúpida, estúpida, estúpida; Era todo lo que se repetía en mi cabeza, baje la guardia ese fue mi error. No sabía en donde estaba y mi sangre hervía del enojo, me habían traído aquí como perro, amarrado, burlándose de mí.

Busque por todo el lugar maneras de escaparme, pero era inútil, era un cuarto cerrado sin nada en él, más que una cámara que apuntaba directo a mí, por fin logre quitar la mordaza que tenía — Váyanse a la verga, pendejos — Grite con todas mis fuerzas hacia dicho aparato.

Intente de todo para zafar mis manos, pero fue inútil. Todo lo que me quedaba es escuchar los sonidos del exterior, escuchaba pasos y voces, pero no podía entender lo que decían, gracias a Dios estaba muy despierta y con energía para tener todo mi potencial para escapar.

Se escucho la puerta abrirse y me puse de pie rápidamente. Me quede fría al ver al chico negro que golpee en los genitales el día de las carreras — Princesa, nos volvemos a encontrar — me dijo y sus palabras me provocaron repulsión y al mismo tiempo temor, no tendría escapatoria esta vez. Su aspecto malhumorado y golpeado lo hacían ver alguien débil.

Camino alrededor de mí y acaricio mi pelo — Sabes, tú ya no me interesas, sé que hay mejores putas que tu — Me quede quieta, sin responder — quiero que me des información acerca de tu tío Gabo.

Lo mire y le escupí en la cara — Vete a la mierda — le grite, pero después este me golpeo el rostro tirándome al piso

Me tomo por el pelo para ponerme de pie — Mira zorrita, quiero saber la ubicación de tu tío, ahora.

—Ja ja estúpido de mierda, puedes cortarme un dedo, quemarme, hacerme cualquier puta cosa que se te ocurra y ni una palabra saldrá de mi boca, no soy chivatona — le dije con una sonrisa burlona

Su semblante se tornó serio, tal vez un poco enojado, pero sin decir más me volvió a golpear y cuando caí al piso me pateo repetidamente.

Sentía como mi estomago estaba a punto de estallar, mis lagrimas rodaron por mis mejillas sin aviso, el abdomen me estaba matando y lo único que podía hacer era gritar del dolor. Pensaba en Alex ¿Acaso el también estaba aquí? ¿Han se ha dado cuenta de mi ausencia? Rogaba a Dios por que ellos estuvieran bien.

Hasta que se cansó dejo de patearme — Nos vemos mañana y espero cambies de opinión.


No pude dormir toda la noche, rece a Dios que Alex o Han descubrieran mi ausencia, mi cabeza daba vueltas y vueltas, planeé todo tipo de escapes, pero sabía que iban a fallar, aunque lograra salir de la habitación no sabía a qué me enfrentaba, no sabía cuántos hombres había ahí y podía jurar que estaban armados.

Se que habían pasado varias horas, no había dormido nada, mi estomago no me dejaba pararme me ardía como la mierda, voy a matar a ese cabron. No había ninguna ventana que me indicara si había sol o aún estaba obscuro.

Las horas transcurrieron hasta que volví a escuchar la puerta abrirse. Era otra vez el maldito de Dean y me tomo por el pelo obligándome a ponerme de pie, lo cual era un martirio para mi abdomen — Me vas a decir en este momento todo lo que sabes de tu tío, si no el estúpido de tu noviecito se va a morir, también nos está acompañando el día de hoy.

Al escuchar sus palabras me congele y sentí un dolor agudo en el pecho, pero no iba a caer en sus provocaciones de mierda, si Han estaba aquí me hubiera puesto junto a él para amenazarme, así que era obvio que mentía.

Tenía que mentir para poner a salvo a Han así que reí alto — Ese wey me importa una mierda, crees que voy a arriesgarme por un chino que conocí hace unos meses, enserio que estas pendejo — Para mi sorpresa el negro sonrió.

Mi México || Han LueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora