Primer día de trabajo

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Capítulo 1

Me bajo de mi moto para admirar la increíble mansión frente a mis ojos. Contemplo la belleza de arquitectura que presumía la construcción frente mío. Caminó hacia la entrada para tocar el timbre y esperar a que se me atienda.

No tarda mucho en abrirme la señora de la casa, Giuliana ─ Me alegro hayas llegado bien Eva. Pasa por favor ─ la saludo amablemente y pasó al interior de la enorme casa. Había aceptado trabajar aquí como mujer de servicio cama adentro ya que esta familia estaba desesperada por una chica joven que sea enérgica y pueda hacer las tareas de forma eficiente.

Pues su chica anterior tenía más de cincuenta y los dejaba plantados siempre. Fue por eso que la despidieron tras dos semanas de ausencia. Y se notaba la ausencia de limpieza en la casa ─ Disculpa el desorden, mi marido, mis hijos y yo trabajamos tanto que apenas y venimos a la casa para descansar ─ no se preocupe, es mi trabajo limpiar después de todo ─ No hay ningún problema. Usted dígame donde quiere que comience ─ miró alrededor para ver que no estaba sucio.

La señora comienza a guiarme hacia la cocina ─ Primero te doy tiempo de que guardes tus cosas, deberías comenzar por ahí. Luego podrías limpiar la cocina y preparar el almuerzo. Después te seguiré indicando algunas otras cosas ─ al llegar a la cocina, había un pequeño cuarto que sería para la mujer de servicio.

Era bastante bonito, nunca había tenido una habitación para mí sola así que se veía enorme. Tenía una cama individual, un escritorio, un armario y hasta baño privado. Para ser solo la mujer de servicio esto era increíble.

Limpió rápidamente mi cuarto y guardó algunas cosas para poder limpiar apropiadamente la cocina y poder preparar el almuerzo a tiempo. Comienzo preparando los productos para limpiar y analizo lo que más prioridad necesita. Todo.

Así que comienzo por la mesada para por lo menos poder cocinar ahí si no me alcanza el tiempo. Increíblemente dejó todo limpio para la hora justa de cocinar. Antes de que comience, aparece un hombre alto y atractivo. Vestía un traje negro y tenía un semblante serio.

Por sus características me imagine que debía ser Roy, el hijo mayor de esta casa, con veintisiete años. La señora Giuliana me había comentado sobre él y que me abstenga de conversar con él porque no había caso, que era demasiado arrogante y despreciable con las personas y que no me tomé personal ninguno de sus comentarios.

Vi la hora en caso de que me haya atrasado para preparar la comida, pero todavía tenía cuarenta minutos ─ Buenos días señor... ─ no tardó en interrumpirme ─ No hace falta que me hables. Ya me voy a ir ─ que fiel le fue a la descripción de su madre.

Lo ignoré completamente. La señora quería que haga una tarta de carne y comencé a prepararla. Estuve un buen rato sintiendo su mirada a mis espaldas a pesar de que dijo que se iba a ir, pero no lo hizo. Obvio no tengo ni un derecho a reclamarle, es su casa. No pensaba dejar que me desconcentre de ninguna forma.

Tras un rato apareció otro hombre, uno bastante más bajo y sin dudas mucho más notorio que Roy. Supuse era Lucas, el hermano menor de Roy. También se me aconsejo no entablar mucha conversación con él, pues es bastante mujeriego y necesitado de atención femenina según su madre.

Lucas no tardó en presentarse ─ Hola señorita, ¿eres la nueva chica de servicio de la casa? ─ asiento mientras sigo cocinando ─ Yo soy Lucas, es un placer ─ toma mi mano y la lleva hasta sus labios, pero la sacó disimuladamente antes.

Me concentró en cocinar, pero él no dejaba de hacerme preguntas personales y hacer algunos comentarios indecentes. Pero era mi primer día, solamente debía aguantar hasta que se aburra de mí.

Terminó de preparar la comida y los señores de la casa no tardan en aparecer ─ Guau, olvidaba lo que era ver la cocina limpia ─ dijo el señor Marcos tomando asiento. Me sentí aliviada de que le pareciera bien mi trabajo.

Los deje comer y fui a limpiar la sala. Puedo resumir que todo mi día fue limpiar hasta que el señor Roy se acerca a mí cuando estoy lavando las ropas ─ ¿Necesita algo? ─ él no se acerca ni me mira ─ De ahora en más a las ocho vas a dejarme algo de cenar en mi oficina. El chofer te va a llevar. Prepara lo que sea ─ y desaparece.

Parece que una conversación lo va a matar. Fui junto a la señora Giuliana y le pregunté lo que le gustaba a Roy y ella dijo que nadie sabía. Dice que es un hombre frío que no se permite que le gusten las cosas.

Lo tomé como un reto. Prepare algo liviano, una sopa de verduras y trozos de pollo con una ensalada César. El chofer, Renato me llevó a la oficina la cual estaba relativamente cerca. Era un edificio altísimo, sofisticado y elegante. Renato me acompaña hasta la recepción para presentarme y que me permitan pasar a dejar la comida.

Yo simplemente quería dejar la bandeja con la asistente de Roy, pero ella se veía atemorizada con la idea de ir hasta su oficina y amablemente me ofreció a que vaya yo. Y lo hice. Subí veintitrés pisos hasta llegar a un piso donde solo había dos oficinas. Se me dijo que era la de puerta doble blanca así que toqué esa.

Escuché mi señal verde para pasar y quedé asombrada de la magnitud de la oficina. Tenía espacios para reuniones, sillones, un escritorio enorme con la vista hacia la ciudad. Parecía una película.

No hablé, solo mostré la bandeja de comida. Roy se veía estresado y con un montón de hojas por caerse encima de él, pero se tomó el tiempo de hacer un pequeño espacio en su escritorio para que ponga la comida.

Fui a dejarla, no intercambiamos ni miradas hasta que hablé ─ Señor, no quiero molestarlo, pero debo avisarle que no podré traerle su comida todos los días a las ocho. A esa hora ya tengo que estar en mi universidad. Hoy pude porque prometí quedarme el día completo limpiando la casa, así que deberíamos acordar otra hora ─ él sacó la comida mientras lucía molesto.

Antes de comenzar a comer habló ─ ¿A qué hora es tu universidad? ─ me alejó tras ya haber dejado la comida ─ A las seis y media de la tarde señor ─ él no lucía contento ─ Es demasiado temprano. ¿No puedes cambiar tu horario? ─ es increíble que por solo que le traiga la cena me pida algo tan ridículo como eso ─ No lo haré señor. Es el mejor horario que me permite trabajar de día ─ parecía sorprendido que le rechace su petición.

Estaba pensando en propuestas para no hacerlo molestar ─ Puedo preparar la comida a la hora del almuerzo y se la doy al chofer para que la traiga a las ocho... ─ él me interrumpió ─ No. No me gusta que la comida llegue fría. Tráela a las seis y cuarto, cambiaré mi horario de cena ─ que drástico cambio.

Iba a salir de la oficina para volver, pero lo escuchó llamarme ─ ¿Cómo te llamas? ─ no imaginaría que en algún momento se digne en preguntar ─ Soy Eva Barriola ─ él volvió a dirigirse a su comida y salí.

Bajé por el ascensor y todos los empleados ahí se me quedaron viendo estupefactos. Como si hubiese vuelto de la guerra. Renato amablemente me invita a volver al auto y me lleva a la casa.

Cuando llegó buscaba algo nuevo para limpiar, pero el señor Marcos me detiene y me dice que por hoy ya trabaje demasiado, que podía descansar. Fui a mi cuarto para estudiar y recuperar las tareas que hoy no hice por faltar y caí dormida.

Un infierno aguantableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora