Peligro

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Capítulo 4

Quedé a solas con Roy en la sala de reuniones ─ Lamento que hayas tenido que recurrir a eso... ─ él me interrumpe ─ No te disculpes porque un viejo verde se haya fijado en ti, Eva. De todas formas, no me agradaba ni un poco, notaba como incomodaba a las mujeres en el trabajo, no nos era útil en ningún aspecto ─ que tranquila me hacía sentir su punto de vista.

Iba a retirarme, pero me detuvo ─ ¿Qué es lo que estudias, en la universidad? ─ me sorprendió el cambio en su actitud, ya estaba más calmado ─ Estudio ingeniería aeroespacial señor ─ pareció sorprendido ─ ¿Y con una carrea así de pesada trabajas de día? ─ asentí, no tengo otra opción ─ ¿Cómo es que has podido hacer el análisis de hoy entonces? Tu carrera no tiene mucho que ver con finanzas ─ él tomó asiento y me invitó a hacer lo mismo.

Confundida, lo hago ─ Solo usé mi lógica señor, era algo bastante obvio desde mi punto de vista ─ se llevó la mano a la boca, tapando sus labios con el dorso de la misma ─ Ya veo, no sé que tan buena eres en tu carrera, pero te digo que volarías si es que trabajas en algo relacionado a administración o asesoría financiera ─ me sentí bastante halagada.

Pero esto es diminuto en comparación a mi conocimiento de mi carrera ─ Se lo agradezco señor, pero en realidad solo soy excelente en todo lo que hago ─ él soltó una pequeña risa. Fue algo imposible de creer ─ Tienes demasiada confianza como para ser creíble ─ tiene razón. Siempre fui muy segura de mí misma.

Él cruzó sus piernas mientras se sirvió el agua enfrente ─ ¿Se puede saber por qué una chica tan brillante está trabajando solo de mujer de servicio? ─ no tenía las ganas de contárselo ─ La verdad es que es un motivo privado señor ─ él me clava la mirada ─ No me gustan los secretos. Esa no fue la respuesta correcta ─ ¿quién se creía que era?

No le pensaba contestar ─ Bueno. No debo contestarle si no quiero señor. Soy una estudiante que necesita dinero para sus estudios y su futura independencia, no hay mucho más que deducir ─ él seguía sin verse satisfecho con mis respuestas ─ No insisto por ahora entonces. Pero quiero que sepas que lo averiguare de alguna forma algún día ─ entonces te reto. Sacarme información es imposible.

Sus preguntas no terminaron ─ ¿De dónde eres? ─ me mira de pies a cabeza ─ De Brasil, Natal ─ se quedó pensando, formulando más preguntas ─ ¿Has conseguido una beca para llegar hasta aquí? ¿En qué universidad estás? ─ me levanté para poder salir luego de responder ─ Sí conseguí una beca, sería la Universidad Politécnica de Valencia. Con permiso, tengo que limpiar ─ él me indico que me podía retirar y lo hice.

Limpié todos los vasos y copas y me dispuse a preparar el almuerzo, pues ya eran las once y media. Hoy me pidieron que prepare un pastel de carne y lo hice. Cuando termino sirvo la comida para el almuerzo y me retiro para lavar las sabanas, al hacerlo, me quedo pensando en que me faltaba hacer. Me esforcé tanto en limpiar la casa que estaba prácticamente limpia en su totalidad.

Me siento sobre la mesa para doblar la ropa, deteniéndome a reflexionar. Sé que trabajo demasiado, pero siento que necesito hacer más. No solo me metí en una carrera sumamente exigente, también estoy trabajando como mujer de servicio en una casa de dos pisos y al menos cuatrocientos cincuenta metros cuadrados.

Me digo a mí misma que debo agradecer ahora que todavía me es fácil mantener ambas cosas a la vez. Apenas estuve trabajando una semana y estuve haciendo lo posible para tener al menos tres semanas adelantadas de las clases de la facultad. Pienso que solo tengo mucha energía por ahora, pero cuando de verdad se me exija en ambos no sé si podré tolerarlo.

No me permito desanimarme así que me inventó una tarea por hacer. Organizó los productos de limpieza y hago una lista de los que se están por acabar para luego entregársela a la señora de la casa.

Al salir, lavó los cubiertos sucios que dejaron sobre la mesa y entregó la lista a la señora ─ Gracias Eva. Agradezco tanto que hagas incluso más de lo que se te pide ─ guarda la lista en su bolso ─ No hay problema señora. ¿Necesita que haga algo más hoy? ─ ella me sonrió ─ No, no podría pedirte nada. Ya hiciste demasiado que ya no sé que puede estar sucio ─ me alegro que lo haya notado.

Ella se queda pensando ─ Realmente creo que lo último que te queda por hacer hoy sería hacer la cena a Roy, pero eso es más tarde, ¿no? Puedes descansar por ahora Eva, muy buen trabajo ─ me sonríe para irse.

Asiento y voy a mi cuarto. Trato de ordenarlo, pero ya estaba en orden. Así que cambio de lugar las cosas al menos tres horas hasta que son casi las seis y preparó rápidamente la cena de Roy. La dejó en su oficina y en el momento en el que noté que me iba a seguir haciendo preguntas salí disparada para ir a la universidad.

Hoy íbamos a comenzar un nuevo proyecto que duraría dos meses. Esta clase estaríamos haciendo los planos y distribución de tareas. No quería hacer ningún trabajo en equipo por lo cual solo maldije toda la clase.

Los chicos no tardaron en hacer una fila atrás mío para pedirme que haga equipo con ellos. Pero fui rechazando a uno tras otro hasta ver que el último en la fila era Carlos ─ No quiero trabajar contigo ─ me dice con una sonrisa ─ No me importa tampoco ─ dije, levantándome para pedir hacer el proyecto sola al maestro.

Carlos me detiene el paso ─ Quiero que me pagues por hacerte el proyecto ─ comencé a reírme hasta el punto de casi orinar ─ No te haces una idea de con quien hablas Carlos. No necesito pagar a nadie para hacer mis trabajos ─ él me sonríe de forma victoriosa ─ Pensé que iba a ser más complicado sacar una risa así de linda a una chica tan seria como tú ─ me quedé callada.

Volví a alejarme para buscar al maestro, pero Carlos me sigue ─ ¿Por qué tan evasiva preciosa? ─ lo ignoró hasta que se vuelve a poner frente mío ─ Sabes, sé que en esta carrera puedo ser la única chica, pero hay otras mujeres por toda la universidad así que puedes ir a molestar ─ él apoyó su peso por el respaldero de una silla la cual yo sabía que estaba rota.

En mi mente estaba calculando el momento justo para patear la silla ─ No es mi intención molestarte. Solo quiero ser amigos ─ iba a tomar mi mano, pero pateó la silla y él cae de costado de lo distraído que estaba ─ Yo no quiero ─ iba a pasar a su costado, pero él me puso el pie.

Iba a caer de lleno en el piso, pero me tomó en sus brazos antes que lo haga ─ ¿Lo ves? Te pienso ayudar, aunque tú me eches ─ lo empujé lejos de mí ─ Tú me echaste en primer lugar imbécil ─ me ayudó a levantarme y todos se nos quedaron mirando por esa pequeña escenita.

Trató de alejarme de todos para ir a pedir hacer el trabajo sola, pero el maestro ya se fue. Ya era la hora de la salida. Guardó mis cosas y me dirijo a mi moto, me doy cuenta lo vacía que estaba la calle. Esta noche estaba demasiado rara, había mucho silencio. Todos mis nervios se alertan.

Todo empeora cuando hay un apagón. Me sentía como un animal en el bosque, rodeada de depredadores. Me dolía cada paso que daba para acercarme a mi moto. Hoy la estacione innecesariamente lejos. Sentía demasiado peligro. Algo muy malo me iba a pasar.

Un infierno aguantableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora