Capítulo 8
Cuando llegó a la entrada suelto su brazo y notó como mis compañeros lo están mirando de forma grosera. Las chicas de otras carreras también lo hacen de forma grosera, pero no con las mismas intenciones.
Iba a despedirme de él, pero Carlos me interrumpe de forma exagerada ─ ¿Estás bien Eva? ─ me toma de ambos lados de la cara, acercándose demasiado ─ Sí, estoy bien ─ lo alejo de mí y él se queda viendo a Roy ─ ¿Contrataste a un guardaespaldas? Me hubieses pedido a mí ─ dice sonriendo.
Me golpeó la frente y respondo ─ No imbécil. Él es el hijo de mi jefe, me acompaña para asegurarse de que este bien. Ahora ya iba a volver a su trabajo ─ volteó y lo veo bastante disgustado ─ Muchas gracias por traerme señor ─ él solo asiente y se retira.
Cuando entró, golpeó a Carlos en el brazo ─ ¿Qué te pasa preciosa? ¿Quieres hablar de lo de anoche? Puedo escucharte o simplemente estar en silencio juntos ─ suspiró y finjo que le daré lo que quiere ─ De hecho. Quiero estar en silencio, pero tu te quedas aquí y yo me voy a la clase a estar sola ─ él amargó un poco su sonrisa.
Carlos da un pequeño trote para alcanzarme ─ Estoy hablando enserio. No entiendo porque te obstinas tanto con ignorarme. Cuéntame lo que pasó ─ lo último que quería era eso. Lo que más quería era distraerme.
Pero no podía permitirme eso, así que voy directo a clases. Dejo que se siente a mi lado porque ya no tenía la energía de decirle que deje de tocar las bolas y lo siento mirándome todo el transcurso del tiempo.
Las clases terminan y me acerco a la salida. No tuve miedo. Salí decidida en ir hasta el auto de Roy, pero él se bajó y llegó a mí antes ─ Esa mochila que tienes es muy pequeña para todas las cosas que sueles traer ─ me frustró un poco al recordar como se me cayó mi mochila ayer y no la pude recuperar ─ Es mientras tanto, me la robaron ayer ─ bajó la mirada algo triste. Tenía muchos proyectos importantes ahí.
Roy volvió a ofrecerme su brazo como hace rato ─ Ya no tengo miedo señor, gracias ─ él solo lo retira y su rostro cambia a uno bastante serio. Hubiese aceptado, que boba soy. Me abre la puerta de copiloto y me ayuda a subir.
Llegamos a la casa, me dirijo a mi cuarto y me despido. Ya podía dormir sola y no quería alterarle su sueño de nuevo. Se veía bastante cansado por haberme esperado hasta tan tarde hoy.
A la mañana siguiente salgo sola a trotar. Lo estuve esperando durante toda mi rutina de ejercicio, pero no apareció. Ni para su desayuno. Tal vez hoy no se levantó. Pero más tarde ya eran las nueve de la mañana y la señora Giuliana me pide que limpié el cuarto de Roy ─ Señora, creo que él sigue durmiendo, hoy no lo vi en ningún momento ─ ella se acomoda el cabello y se saca la bata ─ Él se fue muy temprano al trabajo hoy, no hizo ni siquiera ejercicio. Pasa tranquila Eva ─ me sonríe y se retira.
Procedo a entrar al cuarto y veo lo grande que es. No había entrado mucho antes, él suele mantenerlo limpio, solo vengo para buscar la ropa. Pero esta vez se me pidió que limpie a profundidad.
Comienzo sacando el polvo de los muebles, cambió las sabanas y termino barriendo todo. Me daba curiosidad ver las cosas que tenía, porque realmente parecía un cuarto de hotel de lo vacío que estaba.
Abro su armario y veo sus trajes perfectamente colgados. Busco algo más interesante de ver y voy a los cajones. Abro el primero y me encuentro una caja de condones, y la caja estaba abierta...
Dejo de mirar esas cosas e indago por otras cosas más interesantes. Hasta que veo debajo de la caja donde guarda sus relojes un pequeño papel. Lo estiro y era la punta de una fotografía. Eran él y una mujer que creo haberla visto en una revista de moda. Ella estaba dándole un beso en el cachete y él tenía su mirada fría de siempre.
Me da cierta risa lo serio que se ve con todo el mundo, pero ayer lo tuve de niñero todo el día. Guarde la foto y seguí limpiando hasta que terminé y fui a los otros cuartos. Tenía que bajarme a preparar el almuerzo así que lo hago, pero me doy cuenta de que se manchó mi blusa y fui a cambiármela.
Pero cuando entro a mi cuarto veo una caja en la cama. Me acerco para ver y era una Mac Book Pro totalmente nueva. Se me iba a caer la boca... también había un estuche el cual tenía hojas para planos, una mochila Kipling roja y una lapicera bastante bonita con muchos útiles para dibujar y una regla con varios ángulos.
Traté de pensar como todo eso pudo haber llegado ahí. Roy... ayer le dije que me robaron mis cosas. Pero es que esto le habrá salido carísimo. No solo la computadora, sino los materiales porque son de una calidad muy alta, mínimo tres mil quinientos euros.
No me sentía ni un poco bien con que haya gastado toda esa plata por mí. Realmente lo apreciaba demasiado, pero no debía aceptarlo. El peso de que fue un gasto enorme cae sobre mí. Imagino que para él no habrá sido nada, pero jamás será nada para mí.
Espero ansiosa la hora de ir a darle la cena. Veo lo que me escribió, quería lasaña de espinaca. Le pongo todo mi empeño para que quede sabrosa y le pido a Renato que me lleve. Ya había guardado la computadora en mi nueva mochila para poder devolvérsela.
Pensaba devolverle todo. Estoy segura de que iba a pelearse conmigo, pero es que simplemente no puedo. Llegó hasta su edificio y subo los veintitrés pisos para poder entrar en su oficina ─ Estoy comenzando a predecirte cada vez más. Sabía que ibas a traer mi regalo y sé que nos vamos a pelear para que lo conserves ─ dijo totalmente confiado.
Me senté frente suyo para poder comenzar a negociar ─ En mí no cabe el agradecimiento, que quede claro. Pero ¿si ya lo sabías por qué lo hiciste? No tengo forma de devolverte nada igual ─ bajo la cabeza apenada ─ Porque veo lo mucho que te esfuerzas. No me parece justo alguien tan trabajadora como tú este peleando tanto por salir adelante y que un inútil como yo lo consiga todo gratis. Te lo mereces. No me discutas ─ ¿un inútil?
No pensaba dejar que se llame así ─ Señor, usted con veintisiete años de edad ya tiene su propia empresa. Es una persona de mucho poder y bastante respetada por todo el país. No tiene el derecho de llamarse así ─ digo obstinada. Él solo se ríe de mí como si lo que dije fuese infantil ─ Cuando creo que comienzo a entenderte me das la vuelta todo el juego ─ dice tomándose la cara.
Iba a devolverle el obsequio, pero él se levanta y se sienta a mi lado ─ Esto no es un regalo. Es una inversión que estoy haciendo. Para cuando seas ingeniera me hagas mi propio jet privado ─ me guiña el ojo y me devuelve el regalo.
Peleo con todas mis fuerzas para aguantar mis lágrimas. Realmente nunca nadie me había ayudado tanto. Dejó la mochila en la mesa y lo abrazó con todas mis fuerzas ─ Muchísimas gracias señor. Me encanto su regalo. Prometo que voy a usarlo con mucho cuidado y algún día se lo voy a devolver ─ él me toma de la cintura y la espalda para profundizar el abrazo.
Tras un rato, me alejo y le entrego su comida ─ Lo que me pidió señor ─ él lo toma y se sienta de nuevo en su trono ─ Gracias Eva ─ sonríe de forma amable, que linda sonrisa...
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Un infierno aguantable
Mystery / ThrillerNo existe forma de conocer las historias que ocultan las personas, hay personas que simplemente lo ocultan de maravilla o que simplemente no dimensionan el infierno en el que sobreviven y no viven. Hay sonrisas tan puras y llenas de optimismo que si...