Capítulo 6
Mi respiración por fin se iba calmando. Roy me dijo que iban a mandar ellos de su propia seguridad a revisar. Obvio que una familia tan millonaria iban a tener seguridad. No pienses en eso ahora estúpida.
Cuando el señor Marcos llega, Roy toma el botiquín ─ Puedes ir a dormir papá. Yo me encargó de ella ─ dice, mientras remanga con cuidado mi pantalón. El señor Marcos se retira de nuevo y Roy comienza a tratar mi herida.
No siento ni el ardor de los remedios que me pone para limpiar mi herida. Me concentraba en su cara. Se veía rabioso. Me imagino debía estar nervioso por estar tan tarde despierto haciendo esto por mí ─ Señor, no se preocupe, puedo hacerlo yo y usted vaya a dormir ─ solo me mira molesto, pero no responde.
Iba a repetir, pero me interrumpió con una voz fuerte ─ No ─ de acuerdo... ¿entonces, por qué estaba molesto? ─ Señor. Lamento mucho haber traído a los policías aquí y haberlos molestado... ─ él solo se puso más nervioso y contestó ─ Eres demasiado inteligente y tonta a la vez, Eva ─ iba a reprochar, pero me interrumpió ─ Deja de pedir perdón por defenderte a ti misma. Jamás estaría molesto por eso. Estoy molesto porque nunca debiste haber vivido eso ─ su semblante cambia a uno un poco más tranquilo.
No sabía que responder, sé que también se refiere a lo que pasó con el hombre. Realmente en ningún momento sentí que debía disculparme por eso. Pero no me costaba fingir que sí para que no me echen la culpa de que lo hayan despedido ─ De acuerdo. Realmente no lo lamento. Estaba demasiado asustada. Lo único que tenía en mente era venir y esconderme bajo mi cama como una niña ─ él termina de sanar una pierna y comienza con la otra.
Esta pierna tenía rasguños más largos y hasta la rodilla, no podía remangar mi pantalón hasta ahí ─ Iré a cambiarme a algo más corto y termino de curarme yo señor ─ él me acompaña hasta mi cuarto ─ Cámbiate. Y vuelve a la cocina. Yo lo haré ─ él cierra mi puerta y confundida me cambio.
Me puse mi pijama para que cuando termine pueda ir a mi cuarto y tirarme a dormir ─ Siéntate ahí ─ dijo apuntando a la mesada, él ya había preparado todo. Lo hago y toma mi pierna desde mi muslo para acomodarla. Pensaba que me iba a sentir incómoda, pero lo vi tan concentrado curándome que no creí que se había dado cuenta.
Ver la herida me recordaba en todo momento como me la hice. Mi cuerpo volvió a temblar como hace rato ─ ¿Quieres hablarlo? ─ negué con la cabeza. Decirlo solo me iba a hacer recordarlo con más intensidad ─ ¿Estarás bien sola? ─ se lo notaba muy preocupado ─ Claro que sí. No se preocupe señor ─ sonrío para dejarle en claro que finjo estar bien.
Tras un rato, me termina de vendar la pierna y nos quedamos en silencio ─ Trae tus sabanas a la sala ─ ordena, pero no con frialdad en su voz ─ ¿Por qué? ─ él se dirige hacia las escaleras ─ Estas demasiado asustada como para poder estar sola. Voy a dormir contigo en la sala ─ decir que quedé exaltada era poco ─ No es necesario... ─ su mirada de "no me discutas" se hizo presente y fui a traer mis cosas.
Él enserio me quería ayudar, porque imagino todo esto debe ser muy molesto para él, quien desaparece para ir a buscar sus cosas y no tarda en bajarse. Se sintió muy feo ese momento de soledad.
Cuando llega a la sala, coloca sus sabanas en el sofá al lado del mío ─ Si te sientes incómoda puedo irme más lejos ─ negué con la cabeza ─ No, no. Muchas gracias por quedarte ─ le sonrío ─ No dudes en despertarme si te asustas, ¿de acuerdo? ─ no podría hacerlo, ya me ayudo demasiado así que solo asiento ─ Buenas noches señor ─ él se acuesta, mirándome y apaga la luz ─ Descansa Eva ─ me acuesto y trato de conciliar el sueño.
Me costó mucho, pero conseguí dormir. Cuando despierto, me cuesta recordar que hago en la sala. Me cuesta mucho más aún después de ver a Roy en el sofá a mi lado. Pero todo tiene sentido al ver mis heridas en mi pierna. Recuerdo los nervios que sentí anoche, pero me golpeó a mí misma para no acobardarme. Ayer ya me permití mucho eso.
Me pongo ropa deportiva y me dispongo a salir a trotar, pero Roy se había levantado ─ No debes hacer ejercicio con esas heridas ─ se levanta del sofá y se acerca a mí, totalmente adormilado ─ No quise despertarlo señor... ─ cuando está frente mío cierra la puerta ─ ¿No fue lo suficientemente peligroso que hayas estado sola ayer? ¿Qué vas a hacer si te siguieron y te están acechando? ─ no me pensaba dejar intimidar de nuevo por ellos.
Iba a tratar de abrir la puerta, pero me detuvo ─ Señor no puedo vivir con miedo ni mucho menos dejar de salir porque me puedan seguir. Ayer pude escapar de ellos. No será distinto ─ él se golpea la frente ─ El sol ni se ha puesto, Eva. Hay máquinas de correr si lo que quieres es trotar ─ negué con la cabeza ─ La playa es algo sagrado para mí. No pienso reemplazarlas por algo como una máquina de correr ─ cada cosa que digo solo lo molesta más.
Hasta que llavea la puerta ─ Vamos a ir a trotar juntos entonces. Dame unos minutos, iré a cambiarme ─ ¿qué? ¿Quién es este tipo y qué hizo de Roy? ─ No es necesario... ─ de nuevo me dedico su mirada de "no me discutas".
Espere en la sala estirando mi cuerpo y él se bajó con ropa deportiva. Ansiosa esperaba a que llegué y abra la puerta. Cuando lo hace, salgo corriendo y busco la tranquilidad que me dan las olas. Él solo me sigue molesto porque me escape de él. Pero enseguida me alcanzó.
Lo veo todo atontado por haberse levantado recién y frustrado por tratar de seguirme el ritmo. Disfrutaba verlo así, era divertido después de lo frío que siempre mostró ser. Aunque anoche cambió eso por completo. Enserio se estaba preocupando por mí.
No quiero decir que no lo merezco, pero desde sus ojos solo soy la mujer de servicio. No sé porque se empeña tanto en cuidarme. Decido frenar de la nada para encararlo. Él se ve bastante agitado, se nota que agradece que haya frenado ─ Muchas gracias por haber estado para mí anoche. Fue muy reconfortante ─ el amanecer me dejaba verlo con una luz con la que nunca lo vi antes.
Realmente era un hombre demasiado atractivo. Todo en él era masculino y maduro, nada que ver con los niños que tengo de compañeros. Aunque Carlos tampoco esta tan mal. Pero no se compara ni por un poco con Roy.
Roy me sonríe de forma alargada ─ Es difícil cuidarte con toda la energía que tienes. Eres como una ─ estaba pensando en que decir ─ como una monita ─ ¡¿qué?! Me recordó demasiado bien como se me decía cuando era chiquita y me ofendió un poco que ese apodo vuelva a mí doce años después ─ Señor, esperaba más seriedad de usted ─ digo algo molesta.
Él solo ríe y me empuja para volver a trotar, tomando la delantera. Pero cuando lo alcanzó, el comienza a correr y me deja indudablemente atrás. Aceleró como si mi vida dependiese de eso y lo escucho reírse ─ ¿Otra vez excediendo los límites de velocidad? ─ sabía que me estaba retando así que sin saber cómo, aceleré aún más y lo pase.
Llegué primero a la casa y casi desplomada. No sabía como iba a entrenar después de eso si ya gaste todas mis energías corriendo. Él llega fresco como una lechuga y se dirige al gimnasio. Sabía que me iba a retar de nuevo. Es más divertido cuando es así.
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Un infierno aguantable
Mystery / ThrillerNo existe forma de conocer las historias que ocultan las personas, hay personas que simplemente lo ocultan de maravilla o que simplemente no dimensionan el infierno en el que sobreviven y no viven. Hay sonrisas tan puras y llenas de optimismo que si...