8. Víbora verde.

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❝Amante, cazador, amigo y enemigo

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❝Amante, cazador, amigo y enemigo

siempre serás todos ellos. Fleurie— Love and

war.❞

━━ ˓ ֹ LO QUE MÁS ASFIXIABA, DESGARRABA EL ALMA, MORTIFICABA EL CORAZÓN Y dañaba la cordura regresó más intenso que nunca. Las pesadillas eran un cruel recordatorio de que hubo un antes y un después, con la vida y la muerte danzando a la vez. Los dioses habían  predispuesto cada tormento para que Rhaenyra Targaryen no olvidara; de hecho, desde que Aegon se marchó al Norte, dormir se convirtió en un suplicio. Ni siquiera la incertidumbre la abandonaba cuando buscaba refugio en sus hijos. Era como si Aegon se hubiera llevado consigo cualquier posibilidad de tranquilidad. 

Los gritos de la princesa helaban a cualquiera la piel; parecía que perdía algo que más atesoraba o le arrebataban la vida en el proceso.

— Estamos aquí, madre. — Las voces de Jacaerys con Lucerys eran un eco en la oscuridad.

¿En verdad estaban ahí? sobresaltada se incorporó. La respiración subía y bajaba con fuerza mientras la calidez de brazos ajenos la acobijaban; sus hijos cargaban con su dolor, lloraban con ella como si supiesen la cruda verdad.

Desde que Aegon se fue, la reina estuvo pegada a ella con la intención de encontrar cualquier desacierto en su conducta. Siseaba constantemente, dando la impresión de que buscaba a alguien a quien culpar por la muerte de Otto Hightower. Tal vez la paranoia de Rhaenyra le hacía ver cosas que no eran reales, pero lo cierto era que no se fiaba de la reina.

— Estoy bien.— Respondió finalmente. No tardo en acunar los rostros de los niños para así acercarlos contra ella.

En el pasado, Rhaenyra no reparó en a quién se parecían sus hijos porque quería negar una verdad. El fantasma de Harwin Strong la perseguía, reflejándose constantemente en los vástagos que parió. Quizás, en el fondo, aún añoraba inconscientemente el amor que su protector le brindó en el ayer. Vivió eternamente agradecida por los hijos que tuvieron, quienes, a los ojos de la muchedumbre, pertenecían a la casa Velaryon, pero que en secreto eran de linaje Strong.

— ¿El tío Aegon no te ha escrito, madre? —Inquirió con inocencia Lucerys provocando que Rhaenyra saliera del ensoñamiento.

— Me temó que no. — Acarició las regordetas mejillas de ambos pequeños.— ¿Tanto lo extrañan?, ¿por qué?

Hacía memoria de cómo sus hijos se enemistaron a muy temprana edad con los hijos de la reina. Recordaba lo crueles y déspotas que fueron, llegando a aborrecer a sus pequeños. Ahora, si le preguntaban a Rhaenyra, seguía asombrada por cómo habían cambiado las situaciones. Aegon, minuciosamente, pretendía defender a niños que no eran suyos, y ese comportamiento le agradó a la princesa. La sombra del borracho, incomprensible y abusador había sido borrada, o al menos eso quería creer. Quizás los dioses se apiadaron de ella y le concedieron el hermano que perdió en juventud, Baelon.

King for Queen |RhaegonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora