Capitulo 3

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Camila

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Camila

Me mire frente al espejo, escuchando del otro lado de la puerta como Nico, Gian y Marti gritaban.
Ya habia terminado el programa de hoy, ahora estabamos en lo de Martina, haciendo previa antes de salir a bailar.

—¡Marti!—grite, llamando a la castaña.

Grande fue mi sorpresa al ver como la puerta del cuarto se abria y por ella se asomaba la cabeza del toro.

—¿Dije Marti o Toro?—frunci el ceño, provocandole una risita.

—La boluda esta peleandose con Nico y ni te escucho, ¿que paso?—me miro.

Frunci mis labios, mirandome el vestido que me habia puesto. Era color rojo y apretado... Y complicado de cerrar por el cierre en mi espalda, al cual no llegaba muy bien.

—Me esta costando cerrarme el vestido...—murmure, avergonzada un poco de que sea Gian quien me ayude.

El castaño sonrio, entrando al cuarto y cerrando la puerta.
Me di vuelta, quedando frente al espejo, viendo como Gian se asomaba por atras y se reflejaba en el espejo de la pared.
Me agarre el vestido, intentando calmar mi pulso por la cercania que habia entre el chico y yo.

Todo mi cuerpo se tenso al sentir como de un segundo a otro, los dedos de Gian rozaban mi espalda. Senti de forma muy detallada como el toro agarraba el cierre y empezaba a subirlo lenta y tortuosamente.
Su calido aliento golpeaba mi nuca, haciendo este momento mas tenso.

Sus ojos, su tacto, su calido aliento... Todo provocaba en mi cosas extrañas, raras, que no entendia y mucho menos sabia explicar.

—Que linda...—escuche su murmullo.

—¿Q-Que?—lo mire atraves del espejo, notando como su mirada se encontraba perdida en mi espalda, con una sonrisa tonta en su boca.

—Estas muy linda.—A diferencia de mi pensamiento sobre que se iba a hacer el boludo con lo que dijo, fijo su mirada en mi atraves del espejo y repitio sus palabras, esta vez mas claro y fuerte.

Trague saliva, intentando calmar mi pulso y poner mi mejor sonrisa, una que no dejara ver lo boluda que estaba por culpa de ese chico.

—Vos tambien, fachero.—Me gire, quedando frente a frente con el castaño, quien al instante fijo sus ojos en mi boca.

—¿"Fachero", solamente?—inclino su cabeza, sonriendo de costado.

Rodee los ojos y rei con diversion, sintiendo mi cuerpo mas relajado.
Me aleje de Gianfranco, caminando hacia la cama de Marti para poder ponerme las botas para poder salir.

—¿Te ayudo?—pregunto.

—No hace...—mis palabras no fueron lo suficientemente rapidas, ya que en menos de cinco segundos ya tenia a un Gian arrodillado frente a mi, poniendo las botas en mis pies. Por su ceño fruncido, dejaba ver que se estaba esforzando—peleando—con las botas. Sonrei divertida.—¿Seguro que podes?

That way; GiamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora