Capítulo 13.

5 4 0
                                    

Que valiente te ves temblando de miedo, pero arriesgándote a vivirlo.
J. Guerrero.

El día de la competencia finalmente había llegado, a decir verdad, estaba bastante nervioso y mi corazón nunca había latido tan rápido como ahora, ya estábamos en nuestro lugar correspondiente, sin embargo, nuestro Instituto estaba en el grupo dos, por lo que nuestro turno era luego del descanso para el almuerzo y a penas eran las diez de la mañana.

—Ya regreso —dije antes de alejarme del grupo.

Nadie dijo nada, aunque creo que nadie aparte del entrenador había escuchado lo que dije o había prestado atención cuando me aleje de ellos.

Básicamente salí corriendo hacia los baños, no me sentía nada bien y sabía que todo era culpa de los nervios, había muchas personas que creían y aseguraban que era bueno, la sola idea de fallar mis tiros, que la flecha no diera en el blanco, me asustaba demasiado como para sentirme al cien por ciento, me sentía enfermo y sabía que eso no era nada bueno.

Me encerré en un cubículo y cerré la tapa del baño para luego sentarme sobre esta y apoyarme en la puerta de este tratando de respirar tranquilamente, llevé una de mis manos temblorosas al collar que colgaba de mi cuello, un collar que pertenecía a mi madre y que me acompañaba cada vez que tenía que hacer algo que consideraba importante y en este caso, era la competencia.

—¿Viste al chico de Seattle?

Un par de voces llamaron mi atención y traté de guardar silencio, puse una mano sobre mi rostro tapando mi boca y nariz por miedo a que escucharan mi acelerada respiración, subí mis pies a modo de que no pudieran verlos bajo la puerta.

—¿El pequeño que está con el idiota de Harper? —preguntó alguien sonando divertido— Solo es un idiota más, al igual que todo su equipo.

—Solamente se repetirá lo que todos ya sabemos, además, al parecer es el protegido de su equipo —mencionó otra persona—, escuche que el entrenador lo ama o algo así, es como su arquero estrella creo.

Uno de todos ellos río por lo bajo siendo seguido por los demás, hasta que finalmente alguien habló.

—Seguramente es un nene de papá, un idiota bueno para nada.

—¿Además, lo viste? Seguramente lo único que hace es abrirle las piernas a Harper y quien sabe a quienes más —esto último hizo que los malos recuerdos regresaran—, es su zorrita y cuando Mikael se aburra de él entonces lo desechara como a todos.

—Es un maldito maricon, eso es lo que es —dijo uno sonando casi asqueado.

—Nadie espera nada de ese tipo de personas.

Escuche sus risas alejarse, estaba enojado, triste y también me sentía como un idiota por dejar que esos comentarios me lastimaran, era como hace unos años cuando dejaba que los comentarios de los chicos del Instituto me afectarán.

Salí una vez me asegure que todo estuviera vacío, luego de eso lave mi rostro y finalmente salí del baño, regrese por el camino hasta llegar donde estaba situado mi equipo.

—¿Dónde estabas? —preguntó el entrenador.

—En el baño —respondí.

Me senté en una de las bancas que tenía un lugar vacío, busqué entre mis cosas mi móvil y mis auriculares, necesitaba distraerme y dejar de pensar tanto en las cosas que había escuchado en el baño, principalmente por que el protagonista de los primeros comentarios estaba sentado frente a mí, con su atención puesta en la competencia, sin embargo, podía sentir como de vez en cuando volteaba y fijaba su mirada en mí.

Welcome to TailandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora