CAPITULO 3

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Al día siguiente, Seungcheol había regresado a su mandona y ligeramente distante forma de ser habitual, la mueca irónica en sus labios estaba firmemente de regreso. La ira desbordante del día anterior no estaba a la vista. Era un misterio. Jihoon no podía resistirse a los misterios.

–Quiero un masaje de cuerpo completo –Jihoon le dijo después de haber terminado de hacer sus ejercicios, bajo la supervisión de Seungcheol–. Han pasado días y estoy dolorido.

Seungcheol asintió y agarró el aceite de masajes de su bolsa.

–Desnúdate y ponte sobre tu vientre.

Jihoon se sacó la camiseta y bailoteó para quitarse los pantalones y calzoncillos. Desnudo, se subió a la mesa de masajes. Era nueva, al igual que la reluciente cama nueva en el piso de arriba. Al igual que la variedad de comida "saludable" en su nevera. Era bastante molesta la forma en que Seungcheol había logrado cambiar tantas cosas de su vida en tan poco tiempo.

Seungcheol arrojó una toalla sobre las caderas de Jihoon. Eso lo sorprendió un poco. A menos que lo pidieran, los fisioterapeutas del equipo no se molestaban en preservar la modestia de los futbolistas, si es que tal cosa existiera. Era difícil preocuparse por la modestia, después de partidos brutalmente largos, cuando sus cuerpos se resentían y dolían. Seungcheol, obviamente sabía, como deportólogo profesional, que Jihoon estaba habituado a los masajes, y que realmente no necesitaba cubrirlo para preservar su inexistente modestia.

¿Su desnudez incomodaba a Seungcheol?

La idea lo intrigaba. Estaba bastante seguro de que Seungcheol era heterosexual. Se iba a jodidamente casar. Pero...

Pero.

Jihoon cerró los ojos cuando Seungcheol empezó a masajear su cuello.

Mientras los fuertes dedos aceitados de Seungcheol amasaban sus rígidos músculos, los pensamientos de Jihoon volvieron a la toalla que cubría su culo.

–¿Crees que soy atractivo?

Las manos se detuvieron sobre sus omóplatos.

–¿Qué clase de pregunta es esa?

–Una sencilla –Jihoon dijo, sin abrir los ojos.

–Sabes que eres atractivo –dijo Seungcheol, con un poco de irritación en su voz–. Y respondí esa pregunta ayer.

–No estoy preguntando tu opinión profesionalmente objetiva. ¿Me encuentras atractivo? Lo que uno considera atractivo es subjetivo.

Un largo silencio.

–Soy heterosexual –dijo Seungcheol, como si eso fuera una respuesta. Antes de que Jihoon pudiera decirle que no lo era, Seungcheol continuó, con un atisbo de sonrisa en su voz–, y estoy seguro de que te encontraría atractivo si fuera gay. A los hombres homosexuales probablemente no les gustan los chicos femeninos.

–¿Femenino? –Jihoon balbuceó, indignado– ¡No hay nada femenino en mí! ¿Este cuerpo se ve femenino para ti?

Seungcheol realmente tuvo el descaro de reírse.

–Estoy hablando de tu cara. Eres demasiado bonito para un hombre, Carita de Muñeca. No se supone que los hombres tengan ojos y labios como esos.

–¿Oh sí? Parece que les has dedicado un montón de pensamientos.

Pero una vez más, Seungcheol no mordió el anzuelo, y su voz fue tranquila cuando respondió:

–Tienes el tipo de cara que llama la atención, y mi trabajo consiste en prestar atención a los detalles. Tu cuerpo es mi trabajo. Lo estudio, lo aprendo, y luego lo mejoro. Nada más y nada menos.

[JICHEOL] SPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora