EPÍLOGO.

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Cuatro meses después.



–¿Alguna vez vas a decirle que eres su hermano?

Jihoon miró hacia el otro lado de la piscina, a Jisung y Minho, antes de cerrar los ojos y acurrucarse más profundo en un lado de Seungcheol. El diván era demasiado pequeño para ambos, pero Jihoon estaba perfectamente bien con ello. El sol brillaba, los pájaros cantaban, y tenía al cuerpo semidesnudo de Seungcheol contra el suyo: todo estaba bien en el mundo. No estaba de humor para hablar o pensar sobre Minho o sobre el padre de Minho.

–Nop –murmuró, presionando la nariz contra el brazo de Seungcheol–. ¿Por qué debería hacerlo? Lo único que tenemos en común es al tipo que puso su polla dentro de nuestras madres y no usó un condón.

Unos dedos empezaron a acariciar su cabello. Jihoon se apoyó en el toque, aún algo sorprendido en parte por lo poco que le importaba ser vistos por otras personas. Solía romper a sudar frío cada vez que imaginaba a alguien viéndolo con otro hombre. Ahora no le importaba una mierda; Una de las ventajas de estar fuera de la atención pública. Ya no era una estrella del fútbol. Tal vez, nunca lo sería otra vez. Aunque Seungcheol continuaba diciendo que su completa recuperación era probable, Jihoon realmente no creía que jamás volvería al fútbol. Su pierna se sentía mejor cada día, y la mayor parte del tiempo su lesión no le molestaba demasiado, pero ya no tenía la misma confianza en su pierna. Dudaba de que jamás lo haría –Al menos no lo suficiente como para jugar al fútbol profesionalmente–. Y la cosa era... que siquiera estaba seguro de querer hacerlo. Incluso pensar en pretender nuevamente ser alguien que no era y estar ocultando constantemente su relación con Seungcheol estresaba a Jihoon. Sería casi imposible, de todos modos. Ocultar una relación homosexual resultaba más fácil para Soonyoung y Seokmin, porque realmente trabajaban en el mismo club de fútbol, y tenían motivos relacionados al trabajo para ser vistos juntos.

No ayudaba el que prácticamente vivía con Seungcheol hoy en día. Jihoon aún no estaba seguro de cómo había sucedido eso. No se había mudado oficialmente, sino que fue haciéndolo lentamente: su cepillo de dientes, su pijama favorito, su tablet, una cosa a la vez. Un día, simplemente se dio cuenta de que tenía un montón de sus mierdas en la habitación de Seungcheol y que no había regresado a su casa por una semana.

–¿Estoy viviendo contigo? –Jihoon había preguntado, viendo su marca favorita de café en la cocina de Seungcheol.

Seungcheol simplemente rió, rozó sus labios contra el cuello de Jihoon y dijo, con la voz todavía áspera por el sueño.

–Buen día.

Fue nauseabundamente doméstico –Y embarazoso–. Jihoon se alegró de no tener amigos para burlarse de él. Seokmin ya era lo suficientemente malo. El idiota se echaba a reír cada vez que veía a Jihoon en la casa de Seungcheol; Lo que era demasiado a menudo, ya que, a diferencia de él, Seungcheol tenía amigos y Soonyoung y Seokmin estaban entre ellos.

–Tal vez Minho amaría tener un hermano –dijo Seungcheol, devolviéndolo al presente.

Jihoon resopló.

–Ni siquiera le agrado.

–No puedo imaginarme por qué –dijo Seungcheol–. Eres tan bueno con él.

Jihoon abrió los ojos y dedicó a Seungcheol una mirada inocente.

–Ey, ahora que no tengo una asistente personal, tengo que conseguir mi diversión en donde pueda.

Seungcheol sacudió la cabeza con desaprobación, pero sus ojos reflejaban diversión y calidez. Jihoon reprimió una repentina sonrisa. Ugh. Odiaba esta cosa.

[JICHEOL] SPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora