Capítulo seis: Insensible [Parte II]

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Tan pronto como Doflamingo abandonó la habitación, [Tn] abrió la puerta sigilosamente y se asomó al pasillo con cautela

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Tan pronto como Doflamingo abandonó la habitación, [Tn] abrió la puerta sigilosamente y se asomó al pasillo con cautela.

Un torrente de adrenalina sacudió su cuerpo cuando se atrevió a pensar que aquella era su oportunidad para escapar.

Dominada por la desesperación que la empujaba a actuar sin pensar, y sin perder un segundo, se levantó el largo vestido de satén negro y emprendió su camino a paso apresurado.

El elegante atuendo que acentuaba sus curvas y que en otro momento habría resaltado su belleza, ahora solo representaba un obstáculo. A pesar de la abertura que revelaba su pierna derecha casi hasta la cadera, la delicada tela amenazaba con enredarse en sus piernas y entorpecer su huida.

¿Y qué más podía decir de los finos tirantes en sus hombros, que le daban la sensación de que en cualquier momento y con el mínimo de los descuidos podría quedar expuesta?

Su larga cabellera oscura se movía de lado a lado, cubriendo y descubriendo el generoso escote de su espalda, a medida que el pánico en su pecho la obligaba a avanzar.

Inconscientemente, se repetía que debía ignorar su propia flaqueza, sin importar lo vulnerable que se sentía.

El miedo amplificaba cada sonido, haciendo que el eco sordo de sus pasos descalzos en la alfombra roja retumbara en sus oídos. Cada sombra creada por las mesas doradas de patas largas, los jarrones o vasijas, parecía esconder una amenaza.

No había madera ni tablas sueltas bajo sus pies, solo la alfombra que amortiguaba sus pasos sobre el frío concreto. Sin embargo, tenía la sensación de que todo crujía delatando su propósito.

Desesperada, mandó al demonio la cautela y levantó su vestido por ambos lados para echarse a correr.

Su respiración se entrecortaba mientras avanzaba, guiada únicamente por el miedo y el instinto de supervivencia.

Abrió una puerta frente a ella confiando en su suerte, y se encontró en un pasillo flanqueado por cuatro puertas marrones a cada lado, y, al fondo, una roja.

Su corazón latía con fuerza mientras apostaba todo por la última opción, la que podría ser su salvación... o su perdición.

La esperanza que hacía un instante había albergado, se desmoronó de golpe tras abrir dicha puerta roja.

La escena que encontró la dejó congelada.

Ese tipo rubio... ¿lo había visto antes?

El corte de las gafas que él tenía puestas eran las mismas que ella había notado en varias ocasiones, debido a la proximidad de sus rostros; aunque la oscuridad siempre le había impedido ver con claridad.

En efecto, se trataba de Doflamingo, cuya identidad [Tn] todavía desconocía.

Doflamingo se hallaba sentado en un alargado sofá de terciopelo de color rojo, rodeado por cinco mujeres que lo atendían con una devoción casi religiosa, como si el deseo y la lujuria fuesen un solo dios.

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⏰ Última actualización: Aug 18 ⏰

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