Capítulo 8. -🌹

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El baño de chicas.

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Estaba en la cafetería sentada con mí café en la mano, la mañana se tornó un poco tensa, los chicos estaban serios y casi ninguno hablaba. A veces simplemente temas que no duraban más de dos minutos y enseguida el silencio reinaba entre nosostros.

Tampoco demoró mucho nuestra estancia en la cafetería, el timbre empezó a sonar haciendo que todos saliéramos de camino hacia nuestros respectivos salones. Cuando estábamos cruzando el patio a unos metros de mí un chico me guiñó un ojo para luego saludarme con la mano, era una cara conocida. Era el chico de Instagram, le sonreí de lado, él siguió su camino junto a sus amigos. No entiendo como ese chico consiguió mi Instagram y me escribió así sin más. También me despedí con la mirada de las chicas, esta clase no me tocaba con casi nadie, eso creo. Entré sin mirar a nadie sentándome en una de las mesas de atrás esperando a que llegara el profesor.

Habían pasado unos largos minutos de la clase y realmente me estaba aburriendo, el profesor estaba pasando por nuestros puestos viendo si teníamos alguna duda de la tarea.

Cuando pasó por mi lado le mostré mi libreta sin tener ninguna duda.

—Profesor iré al baño. —le hice saber mientras lo miraba.

El asintió sin mucha importancia, me paré del asiento saliendo del salón, suspiré pesadamente caminando por los pasillos en los cuales no había nadie.

La escuela tenía una estructura bonita, estaba pintada y tenía un buen mantenimiento, habían algunos pósters pegados de diferentes cosas eso sí ninguno era de bandas ni nada, eran lo típico que tenían todas las escuelas y universidades.

Caminaba por el pasillo del baño, enseguida mis fozas nasales fueron invadidas por un olor bastante desagradable a cigarrillos. Al entrar al baño me encontré con el peor susto de mi vida.

—¡Ah! —Exclamé mientras daba un gran brinco en mi lugar. Enseguida puse mis ojos en blanco colocándome una mano en el pecho, respirando agitadamente —¡Casi me matas de un susto idiota! — volví a reclamar furiosa.

—Perdón, no sabía que te tenía que avisar dónde iba a estar. —me respondió con sarcasmo.

—Jones, es el baño de mujeres. —le dije señalando a la típica muñeca que estaba en la parte arriba de las puertas para diferenciar entre los chicos y las chicas.

—Y si hablaras un poco más bajo, nadie se tendría que enterar. —me respondió tan tranquilo dándole caladas a su cigarro.

—¿Pero qué dices? ¿Por qué no vas a fumar al baño de los hombres? —lo miré confusa mientras me cruzaba de brazos.

—Porque nadie va a sospechar de que las mujeres fumen en los baños. —me miró como si fuera lo más tranquilo de su vida.

—Dios, no estás bien de la cabeza. —lo miré rodeando los ojos, parándome frente al lavado, abrí el grifo echándome un poco de agua en la cara.

—No. —me respondió sereno, mirándome.

Por un momento el baño a pesar del gran tamaño que tenía lo comencé a sentir pequeño y más cerrado ocasionando que empezará a tener algo de calor.

—Creo que me debes unas gracias. —soltó sin más haciendo que lo mirara con una ceja alzada.

—¿Por? —pregunté incrédula mirándolo, de espaldas al lavado.

Se quedó en silencio mirándome de arriba a abajo sin descaro alguno. Mi vista se fijó en la de él así que me atreví a preguntar.

—¿Que pasó anoche? —le pregunté cambiando mi semblante a uno más serio.

Amor Mutuo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora