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Una vez la pelinegra llegó a la universidad, estacionó su auto, subió los escalones para pasar por la enorme puerta de la universidad y caminar por los pasillos. Por alguna extraña razón sentía un poco de nervios ante la idea de cómo la trataría Hange en ese día.

Nadie quisiera tener una noche de ensueño con la persona por la cual se siente atraída y que al día siguiente empiece a comportarse como una basura. Pero su subconsciente estaba de su lado en ese día.

(N) se acercó a uno de los bancos que quedaban cerca del salón de clases al cual entraría primero, que era de Lenguas. Ahí ella se sentó, cruzó sus piernas, tomó su celular y empezó a utilizarlo. De repente, sintió como un brazo se envolvía alrededor de sus hombros y al sentir el perfume se dió cuenta inmediatamente de quien se trataba. - Hola Armin. -

- Hola (N), ¿Cómo estás? Según veo estás muy enferma. - Dijo el rubio mientras miraba de reojo a (N).

- ¿Por qué lo dices? - Dijo la pelinegra mientras alzaba una ceja hacia Armin. - Literalmente estás usando una bufanda en tiempos de calor. - Dijo Armin en un tono burlón. - O quizás estamos en diciembre y mi calendario está defectuoso. - Dijo Armin nuevamente con el mismo tono. 

La pelinegra rodó los ojos y negó. - Simplemente quería hacer una combinación diferente de ropa. - Dijo (N) mientras se auto señalaba. - Además, no hace tanto calor. - Dijo nuevamente la pelinegra mientras volvía a dirigir su mirada hacia su celular.

Armin se rió y pasó dedo por debajo del flequillo de (N) y se miró el dedo. - No, casi nada de calor. - Dijo mientras miraba su dedo, el cual estaba mojado. (N) solo bufó. Luego, sonó el timbre, indicando que ya era hora de que cada quien entre a sus clases. (N) Sintió como una ola de alivio la inundaba, ya que al tener que entrar a clases, probablemente Armin ya no tendría tanto en cuenta la conversación anterior.

(N), Armin y los demás estudiantes que tenían la misma clase entraron al salón y se sentaron en sus respectivos puestos. (N), nuevamente tuvo suerte, ya que todos los salones de clase de la universidad tenían aire acondicionado, así que ya tendría otra excusa para su bufanda.

(N) empezó a sacar sus cosas para apuntar la clase, y luego sintió como un dedo la toqueteó en el hombro repetidas veces. La pelinegra se volteó, encontrándose con Eren. - Hola (N), ¿Acaso estás tratando de imitar a Mikasa? - Dijo Eren en un tono burlón. Armin, quien estaba al lado de (N) no pudo evitar reírse del comentario de Eren, por lo que (N) bufó nuevamente.

- Amanecimos chistosos hoy, ¿No? - Dijo la pelinegra mientras rodaba los ojos. - ¿Es que acaso nunca han visto a alguien con una bufanda? -.

- Por supuesto que sí, ¿Pero tú? Literalmente siempre te la pasas quejándote del calor. - Dijo Eren mientras posaba su barbilla sobre la palma de su mano. - A menos de que estés tratando de ocultar algo... - Cuando (N) escuchó aquel comentario rápidamente se tensó. Si hacía frío en aquel salón, ahora hacía todavía más frío. - ¿Ocultar algo?, ¿Yo? No, jamás. - Dijo la pelinegra mientras empezaba a paniquearse. - Claro... - Dijo Eren mientras entrecerraba los ojos. Luego, le dió una suave palmada en el hombro mientras se reía. - Solo estoy jugando contigo, tonta. Tu sabrás cuáles son tus razones. - Dijo Eren mientras se alzaba de hombros.

Luego, (N) tratando de actuar normal, empezó a reírse nerviosamente. - Ah, sí... Por supuesto. - Dijo la pelinegra mientras se ponía un mechón de pelo detrás de la oreja. Después, para su suerte, entró la maestra de Lenguas al salón, haciendo que de repente todos guardaran silencio y se acomodaran en sus asientos para prestar atención a la clase.

Mientras la clase fluía, (N) estaba perdida en sus pensamientos, dándose la idea de que si Eren se dió cuenta de lo sospechosa que ella se veía con una bufanda puesta, cualquier otra persona podría hacerlo. Así que básicamente pasó casi toda la clase haciendo casos hipotéticos en su mente y en como podría responder a ellos. Aunque lo más probable es que simplemente esté exagerando y sobrepensando de más las cosas.

( • • • )

Luego de un rato, (N) y Armin estaban en la cafetería sentados dialogando acerca de un trabajo de lenguas que tendrían que hacer juntos para la próxima semana. (N) estaba muy concentrada en lo que Armin le decía, ya que si no le prestaba atención, no sabría mucho cómo harían el trabajo. Así que prácticamente no estaba prestando atención a nada más a su alrededor.

Lo que la pelinegra no sabía, es que había una castaña bastante concentrada en ella. Mirando cada expresión, y sintiendo celos del rubio al cual (N) miraba tan fijamente. Cómo Hange quisiera que (N) la mirase así delante de todos sin que nadie dijera nada, pero era imposible para ella ya que todos las mirarían y opinarían de ambas.

Hange solo suspiró y puso una mano en su mejilla. Levi la miraba con una ceja alzada y decidió preguntarle. - ¿Y a tí que te pasa? - Dijo el pelinegro mientras miraba de reojo a la de lentes. 

- Levi, tu no lo entenderías. - Dijo Hange mientras hacía un ligero puchero.

- De por sí no te entiendo. - Dijo Levi mientras se alzaba de hombros y continuaba tomando su taza de té mientras Hange seguía mortificada por no saber de lo que Armin y (N) hablaban como para que se miraran fijamente. ¿Acaso lo que hicieron la noche anterior no importó nada para (N)?, ¿Fué algo pasajero?

Lo que Hange no tenía ni idea es que ambas estaban preocupadas por pensamientos parecidos. (N) por la idea de que Hange la haya utilizado y Hange por la idea de que (N) se haya arrepentido o sea incapaz de siquiera mirarla, y más luego de que se fué sin avisar.

Ya por parte de (N) y Armin, habían terminado de hablar, y Armin le dijo a la pelinegra que iría a comprar café para ambos, y (N) asintió mientras lo veía irse. (N) aprovechó para mirar el alrededor y observar las demás personas que estaban dialogando o comiendo algo. Hasta que se encontró con la mirada de Hange, la cual la hizo ponerse nerviosa de inmediato.

(N) trató de evadir el contacto visual con Hange, pero era imposible ya que inconscientemente volvía a dirigir su mirada hacia la de ella para ver si la seguía mirando, y en efecto, no dejaba de mirarla. Ninguna de las dos estaba diciendo nada por la distancia en la que estaban, pero con tan solo mirarse de la forma en la que lo hacían ya se estaban diciendo más que mil palabras. Era como si el mundo se hubiera detenido solamente para que ellas dos pudieran interactuar, aunque sea solamente a través de la mirada.

Con tan solo mirar a Hange, (N) pudo notar que cualquier rastro de lo que había sucedido en la noche anterior no solo quedó marcado de forma física, sino que también estaba en ellas, en todos los sentidos, lo cual le hizo sentir alivio de alguna forma u otra. Pero de todos modos, necesitaba una razón para calmar sus dudas. Aunque no es del todo seguro que las dudas de la una a la otra se respondan solamente con palabras.

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⏰ Última actualización: Sep 08 ⏰

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Me gusta la asignatura, y la maestra también. [Hange Zoe]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora