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Habían pasado unos cuantos días desde que Hange le habría pedido a la pelinegra que fuese su asistente. Obviamente ella sí cumplió sus partes como asistente en esos días, la ayudaba con las calificaciones, a recoger sus cosas y eso.

E incluso extrañamente Hange se había comportado de manera muy normal durante esos días, como si ellas no fuesen dos mujeres atraídas la una a la otra. Sino como maestra y alumna.

(N) de todos modos sentía alivio de eso, y gracias a eso se pudo empezar a sentir un poco más cómoda con la compañía de la castaña. Pero una parte de ella anhelaba que Hange le coquetease y fuese confianzuda con ella como lo hizo cada vez que tenía la oportunidad de hacerlo.

(• • •)

(N) se encontraba caminando detrás de Hange mientras llevaba los libros de ella en mano. Iban de camino a la sala de maestros. Hange abrió la puerta para que la pelinegra pasase ya que tenía las manos ocupadas con sus libros.

De repente (N) sintió como la castaña aprovechando que ella estaba de espaldas y cerca de la mesa de Hange puso ambas manos sobre el escritorio acorralandola mientras seguía de espaldas a ella. Hange se acercó al oído de (N) susurrándole suavemente. - ¿De verdad creíste que dejaría de tratarte así, cariño? - Dijo Hange en su oído. - Lo dejé de hacer porque supe que era cien porciento seguro de que alguien nos vería y eso no nos beneficiaría a ninguna, ¿verdad que no, cariño? -.

(N) no sabía que hacer ni qué decir, ya que ninguna de las opciones que tenía en mente sería del todo beneficiosa. Pero aún así decidió hablar. - Pero aún así alguien podría vernos. Cualquiera puede entrar aquí de todos modos. - Dijo (N) tratando de no sonreír, aunque los nervios la estuviesen matando.

Hange soltó una pequeña risita y le dió un pequeño mordisco en la oreja provocándole un escalofrío a (N). Hange se rió nuevamente y se alejó de la pelinegra permitiéndole que se pudiese mover. (N) rápidamente se apartó y rápidamente se sentó en una de las sillas de la mesa de Hange para que no hiciese ningún otro movimiento.

- Eres rápida, ¿No? - Hange dice en un tono burlón y se sienta al lado de (N) y toma una libreta. - Bueno ya, pongámonos serias. Mira, en esta libreta tengo anotadas todas las calificaciones del trabajo que dejé la semana pasada. Necesito que me ayudes pasando las calificaciones a mi computadora con su nombre correspondiente. ¿Entendiste? - Dijo la castaña abriendo la libreta donde justo están las calificaciones mostrándoselas a (N).

- Sí, ya entendí. - Dijo la pelinegra tomando la libreta y encendiendo la computadora de Hange. La castaña sonrió y tiró suavemente de la mejilla de (N) mientras la miraba. - Eres tan inteligente... Me pregunto si entenderás así de rápido otras cosas... - Lo último Hange lo dijo en un susurro casi audible. - ¿Disculpa? - Dijo (N) sin dejar de mirar la pantalla de la computadora.

- Nada, cariño. - Dijo Hange con una suave risita tomando otros libros para empezar a trabajar también. - Nada... -.

(• • •)

Eran las 3:30 de la tarde, ya era hora de que (N) se fuese ya que era la hora máxima que había acordado con Hange para ayudarla.

- Hange, ya es hora de que me vaya. - Dijo (N) mirando la hora en su celular y mostrándosela a Hange. - ¿Tan rápido? - Dijo Hange haciendo un leve puchero mientras miraba la hora en el celular de la pelinegra. - Deberías quedarte un rato más...

- Es que no vine con mi auto hoy y tengo que aprovechar que un amigo puede pasarme a buscar ahora. - Ella dice mientras empieza a recoger sus cosas. Hange puso su mano sobre la de ella antes de que siguiera recogiendo. - No seas tontita, (N), ese es el menor problema. Yo te llevo a tu casa. ¿Vives sola? - Dijo Hange mirando a (N) aún teniendo su mano sobre la de ella evitando que siga recogiendo.

Me gusta la asignatura, y la maestra también. [Hange Zoe]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora