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La joven pelinegra nunca había estado tan distraída en clase. Había perdido la concentración desde su presentación, y no se había fijado en que la mujer de lentes ya estaba recogiendo sus cosas para marcharse, ya que su hora estaba a punto de culminar.

- Muy bien mis queridos estudiantes, ya casi es hora de irme, fué un verdadero placer conocer a cada uno de ustedes, y esperaré con ansias la próxima vez tenga que darles clases. ¿Alguien sabe cuándo me toca de nuevo? - Pregunta Hange poniendo una mano sobre su mesa.

(N) levantó su brazo para que la castaña se cediera el permiso de responder su pregunta.

- Di, (N). - Dijo la maestra moviendo su mano suavemente indicándole que responda -.

- Su próxima clase es pasado mañana. - Respondió la de ojos celestes bajando su mano suavemente.

- Muchas gracias cariño, dejé mi horario en mi auto, que descuidada soy, apenas es mi primer día. ¿Qué cosas no? - Dijo Hange dedicándole una sonrisa y miró a todos los demás.

No le dió tiempo de decir más, ya que el timbre empezó a sonar, indicando el cambio de hora.

- Bueno, ya me tengo que ir, ¡Hasta pronto! - Dijo abriendo la puerta, pero se detuvo y volvió retrocediendo rápidamente. - Olvidé mencionar que la próxima clase ya será en el laboratorio, por ende, preferiblemente vayan allá. Ahora sí, me retiro. - Dijo para abandonar ya definitivamente el salón y cerró la puerta detrás de ella.

Una vez la mujer de lentes salió de allí, rápidamente un buen par de los compañeros de la pelinegra empezaron a hablar al mismo tiempo, provocando un estruendo del cuál ya estaba (N) acostumbrada. Ésta soltó un gran suspiro debido al extraño sentir que tuvo por la presencia de su nueva maestra. Este comportamiento repentino llamó la atención del rubio que tenía a su lado.

- ¿(N)? ¿Sucede algo? Te noté muy distraída en esta clase, tú no eres así. Puedes contarme lo que sea. ¿Tienes sueño? ¿Hambre? ¿Quieres ir al baño? Puedo cubrirte si ese es el proble- - El rubio no pudo continuar su cuestionario ya que la pelinegra puso un dedo en su boca y haciendo un ligero shhh.

- No hay nada de qué preocuparse Armin, solo... Estoy un poco cansada, es todo. - Dijo (N), claramente estaba mintiendo, ni modo que le dijese con la normalidad del mundo "Oh nada Armin, solo que me gustó la profesora nueva, nada del otro mundo." Era una mentira, pero necesaria.

- De acuerdo. Recuerda que puedes contar conmigo para lo que necesites. Incluso si eso tenga que hacerme pasar vergüenza en público. - La pelinegra sonrió con la mayor dulzura del mundo. Amaba cuando Armin le decía ese tipo de cosas, ya que sabía que tenía a alguien en quien confiar plenamente.

- Gracias Armin. - Envolvió su brazo con el del rubio y recostó su cabeza en su hombro.

Receso.

A la hora del receso (N) se suele juntar con Sasha, Jean y Connie, estos dos son los fieles amigos de Sasha, y le gustaba a la pelinegra hacerles compañía y dialogar con ellos.

- Adivinen qué chicos. - Dijo la pelinegra haciendo que los 3 dejen de hacer lo que estaban haciendo para prestarle atención. - Adivinen de qué asignatura cambiaron la maestra.

- ¿De historia? - Dijo Jean.

- No.

- ¿De matemáticas? - Dijo Connie.

- Ojalá, pero no.

- No tengo ni la menor idea, a penas me sé lo que me toca a mi. - Dijo Sasha.

- De acuerdo, la maestra de química, Yelena, abandonó el puesto aquí. -.

- No sé quién es.

- Oh.

...

La joven se encontraba ya afuera de la universidad en frente de su auto para ir a su departamento. Estaba revisando algo en la parte de atrás, pero luego de ver quién estaba apoyada en una de las puertas se sobresaltó. Era su maestra, Hange.

- Oh, discúlpame por haberte asustado, te ví buscando algo y vine a saludar, perdón por la confianza. -.

La pelinegra simplemente no podía sacar nada de sus labios, pero a los pocos segundos reaccionó.

- No, no se preocupe, no pasa nada. - Dijo pasando por al lado de su maestra pararse en frente de la puerta del asiento piloto y abrirlo.

- Oh, no, no, no te dirijas a mí con usted, no me gusta eso, háblame por tú o por mi nombre, o al menos tú házlo.

- ¿De acuerdo?

La castaña solo soltó una sonora risa y tocó el hombro de la pelinegra haciendo que se estremezca en el tan simple tacto por parte de la mayor.

- Bueno cariño, te dejo. Espero que nos conozcamos mejor pronto. Adieu! - (N) quedó confundida con el cambio de idioma. Quizá estudió francés, o también puede ser su segundo o primer idioma. La pelinegra sentía que pronto, no sabe cuándo, sabría más de aquella mujer.

Me gusta la asignatura, y la maestra también. [Hange Zoe]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora