Kairo despertó con un sobresalto, el dolor de las peleas recientes y su entrenamiento aún presentes en su cuerpo. Se sentó en la cama, mirando alrededor de su habitación con los ojos entrecerrados por el cansancio. Los recuerdos de la noche anterior se arremolinaron en su mente, especialmente el momento en que ayudó a Keila a escapar de su acosador. El alivio y la gratitud en los ojos de la joven le habían dado una chispa de esperanza en medio de su vida turbulenta.
Sin embargo, ese sentimiento se desvaneció rápidamente cuando recordó la fría mirada de su padre, una mirada que no conocía el orgullo ni el amor, solo la exigencia y la desesperación.
Se levantó con esfuerzo y salió de su habitación, encontrándose con la dura realidad de su hogar. Su padre estaba en la cocina, su rostro pétreo y sus ojos llenos de una amargura que parecía permanente.
-Necesito hablar contigo, Kairo -dijo su padre, su voz tan fría como sus ojos.
Kairo lo miró, conteniendo un suspiro. Sabía que cualquier signo de debilidad sería aprovechado.
-¿Qué pasa? -preguntó, tratando de sonar indiferente.
-Hay un torneo de peleas clandestinas esta noche. Necesito que pelees. El dinero podría sacarnos algunas deudas explicó su padre, sus palabras carentes de cualquier tono de súplica o duda, como si
la decisión ya estuviera tomada.Kairo sintió una oleada de emociones encontradas, pero no mostró ninguna. Sabía que no tenía otra opción. Asintió, aceptando su destino con una resolución fría.
-Está bien, lo haré -dijo mientras sus ojos arden con determinación y frustración.
Esa noche, Kairo se dirigió al lugar del torneo, un almacén abandonado en las afueras de la ciudad. El ambiente era oscuro y peligroso, la tensión palpable en el aire. Las apuestas se hacían en susurros y los espectadores se agolpaban alrededor del ring improvisado, sus rostros iluminados por la luz tenue de las lámparas colgantes.
《Primera Pelea》
Kairo subió al ring mientras vendaba sus manos, sus músculos tensos y su mente enfocada. Su primer oponente era un joven robusto llamado Raúl, conocido por su fuerza bruta y su estilo agresivo. Ambos se miraron fijamente mientras el anunciador daba inicio al combate.
-¡A pelear! -gritó el árbitro, y la multitud estalló en vítores.
Raúl avanzó rápidamente, lanzando un jab que Kairo esquivó con un movimiento lateral. Kairo respondió con un gancho al cuerpo, sintiendo el impacto sólido contra las costillas de su oponente. Raúl gruñó y contraatacó con una serie de golpes rápidos, uno de los cuales conectó con la mejilla de Kairo, haciéndolo retroceder.
La pelea se convirtió en un intercambio frenético de golpes. Kairo utilizaba su agilidad para esquivar los ataques de Raúl, mientras lanzaba jabs y ganchos calculados. En un momento, Raúl logró conectar un derechazo directo al estómago de Kairo, haciéndolo doblarse momentáneamente por el dolor.
Kairo respiró hondo, tratando de ignorar el dolor punzante. Se enderezó y lanzó un uppercut que impactó en la mandíbula de Raúl, enviándolo hacia atrás.
Aprovechando la apertura, Kairo lanzó una combinación de golpes: un gancho de derecha seguido por un jab rápido y un gancho de izquierda. Raúl tambaleó, la sangre brotando de su nariz.
La multitud rugía mientras la pelea alcanzaba su clímax. Kairo sabía que debía terminarla antes de que su energía se agotara. Con un último esfuerzo, lanzó un cruzado de derecha que impactó de lleno en la sien de Raúl, dejándolo inconsciente en el suelo.
El árbitro contó hasta diez, declarando a Kairo como el vencedor. Mientras bajaba del ring, el sudor y la sangre se mezclaban en su rostro, pero su mirada seguía siendo determinada.
kairo se sentó en el suelo cansado por su pelea respirando fuertemente,su padre solamente se acercó para limpiar un poco su sangre y prepararlo para su próxima pelea con la misma frialdad y abandono de siempre.
《Segunda Pelea》
La segunda pelea fue aún más brutal. Su oponente, Marco, era un luchador técnico con una reputación de ser implacable en el ring. Marco lo observaba con una sonrisa arrogante, sus ojos brillando con malicia.
-¿Listo para otra paliza, chico? -burló Marco mientras se preparaban para el combate.
Kairo no respondió, su concentración era absoluta. El árbitro dio la señal y la pelea comenzó.
Marco inició con una serie de jabs rápidos, probando la defensa de Kairo. Kairo bloqueó los primeros golpes, pero uno de ellos logró abrir una pequeña herida sobre su ceja izquierda. La sangre comenzó a gotear, nublando su visión.
Kairo contraatacó con un gancho de derecha, pero Marco lo esquivó con facilidad, respondiendo con un uppercut que conectó con la mandíbula de Kairo, haciéndolo tambalearse. La multitud rugía mientras Kairo luchaba por mantenerse en pie.
-Vamos, Kairo. ¡No te rindas! -gritó alguien desde el público, dándole un impulso de energía.
Kairo se estabilizó y adoptó una postura defensiva, esperando el próximo movimiento de Marco. Marco avanzó, lanzando un cruzado que Kairo esquivó por milímetros. Aprovechando la apertura, Kairo lanzó un jab al rostro de Marco, seguido de un gancho al hígado que lo hizo retroceder, jadeando de dolor.
La pelea se convirtió en un duelo de resistencia y técnica. Kairo utilizó su agilidad para esquivar los ataques de Marco, lanzando contragolpes precisos que comenzaban a desgastar a su oponente. Marco, sin embargo, no se daba por vencido. Lanzó un gancho de derecha que impactó en el ojo herido de Kairo, haciéndolo retroceder con una explosión de dolor.
Con la visión borrosa y el sabor de la sangre en la boca, Kairo supo que debía terminar la pelea rápidamente. Lanzó una combinación rápida: jab, jab, gancho de derecha. Marco intentó bloquear, pero el último golpe impactó en su mentón, dejándolo tambaleando.
Kairo no perdió la oportunidad. Con una explosión final de energía, lanzó un uppercut que conectó de lleno con la mandíbula de Marco, enviándolo al suelo. El árbitro comenzó a contar, y Kairo esperó, su cuerpo temblando de agotamiento.
-¡Diez! -gritó el árbitro, y la multitud estalló en vítores y aplausos.
Kairo, sangrando y agotado, levantó los brazos en señal de victoria. Sabía que aún quedaban más peleas por delante, pero también sabía que no podía rendirse. Por su familia, por su futuro, y por todos aquellos que dependían de él, seguiría luchando.
Mientras descendía del ring, su padre se acercó y le puso una mano en el hombro.
-Lo hiciste bien -dijo, sus palabras cargadas de un reconocimiento que Kairo había esperado durante mucho tiempo.
Kairo asintió, sintiendo una mezcla de calma y determinación. Sabía perfectamente que no eran palabras vacías esta vez,debía seguir luchando por su futuro y su familia.
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Fin del cuarto capítulo,espero que les haya gustado y si es así porfavor dejen su voto y que tengan un hermoso día
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"GOLPES HACIA LA LIBERTAD"
ActionEn el mundo del boxeo, cada golpe cuenta una historia. Cada movimiento en el ring es una expresión de coraje, determinación y la búsqueda incansable de la libertad. Para algunos, el boxeo es más que un deporte; es un camino hacia la redención, una o...