Kairo todavía sentía la adrenalina y el dolor de su victoria mientras se secaba la sangre y el sudor del rostro. La multitud seguía gritando, pero su mente ya estaba en otro lugar, pensando en lo que vendría después. Había ganado el torneo, pero aún no estaba seguro de cómo eso cambiaría su vida.
Mientras caminaba hacia el vestuario, un hombre de unos cincuenta años, algo bajo de estatura aunque de contextura un poco robusta, se abrió paso entre la multitud. Tenía una expresión decidida y una mirada que parecía evaluar cada movimiento de Kairo. Se detuvo frente a él y lo observó detenidamente antes de hablar.
-¡Impresionante pelea, muchacho! -dijo el hombre con una voz firme pero amigable-. Mi nombre es Héctor Salazar, soy entrenador de boxeo y dueño del gimnasio "El destino". He estado buscando a jóvenes talentos como tú para entrenar y llevarlos al siguiente nivel. ¿Te gustaría venir a mi gimnasio y ver si podemos hacer de ti un campeón profesional?
Kairo lo miró con sorpresa y desconfianza. A lo largo de su vida, había aprendido a no confiar en las oportunidades que parecían demasiado buenas para ser verdad. Pero había algo en la forma en que Héctor lo miraba, una mezcla de respeto y genuino interés, que lo hizo dudar de sus instintos de desconfianza.
-¿Por qué yo? -preguntó Kairo, tratando de ocultar su escepticismo-. Hay muchos otros boxeadores aquí. ¿Qué me hace diferente?
Héctor sonrió, como si esperara esa pregunta.
-He visto muchos boxeadores en mi vida, Kairo. La mayoría tiene la técnica o la fuerza, pero pocos tienen la determinación y el corazón que tú demostraste esta noche. Vi cómo peleaste, cómo no te rendiste a pesar de estar herido. Ese tipo de espíritu es raro. Y es justo lo que se necesita para llegar lejos en este deporte.
Kairo se quedó en silencio por un momento, considerando sus opciones. Miró a su padre, que había estado escuchando la conversación con atención. Por primera vez, vio una expresión de esperanza en su rostro, una esperanza que no estaba teñida de amargura o exigencia.
-¿Qué dices, hijo? -preguntó su padre, su voz más suave de lo habitual-. Te lo ganaste después de todo.
Kairo respiró hondo, sintiendo el peso de la decisión sobre sus hombros. Sabía que aceptar la oferta de Héctor podría ser el primer paso hacia un futuro mejor, no solo para él, sino para su familia.
-Está bien, aceptaré tu oferta -dijo finalmente, mirando a Héctor con determinación-. Iré a tu gimnasio y veré de qué se trata.
Héctor asintió, sonriendo ampliamente.
-Me alegra escucharlo, Kairo. No te arrepentirás. Mañana a las ocho de la mañana. Te estaré esperando en "El destino".
Kairo asintió, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción. Era un nuevo comienzo, una oportunidad para demostrar su valía en el ring y, quizás, cambiar su destino.
A la mañana siguiente, Kairo se despertó temprano, sintiendo la emoción y los nervios en cada fibra de su ser. Se preparó rápidamente y se dirigió al gimnasio. Resultó ser un lugar modesto pero bien equipado, con sacos de boxeo, un ring de entrenamiento y varios jóvenes entrenando bajo la supervisión de Héctor.
Héctor lo recibió con una sonrisa y lo presentó a los otros boxeadores.
-Este es Kairo, nuestro nuevo talento. Trátenlo bien, muchachos.
Los otros boxeadores lo saludaron con respeto, algunos de ellos claramente curiosos por ver de qué estaba hecho el nuevo integrante. Héctor comenzó el entrenamiento de inmediato, evaluando la técnica de Kairo y sugiriendo mejoras.
-Tienes potencial, Kairo, pero hay mucho que aprender -dijo Héctor mientras ajustaba su postura-. Necesitas trabajar en tu velocidad y precisión. Y también en tu defensa. Vamos a empezar desde lo básico y construir sobre lo que ya sabes.
Kairo asintió, dispuesto a aprender y mejorar. Pasó las siguientes semanas entrenando intensamente bajo la supervisión de Héctor. Cada día era un desafío, pero también una oportunidad para crecer y mejorar. Comenzó a ver mejoras en su técnica, en su resistencia y en su confianza.
Un día, después de un agotador entrenamiento, Héctor se acercó a Kairo mientras descansaba en un banco.
-He hablado con algunos promotores, Kairo. Si sigues entrenando así, podríamos tener tu primera pelea profesional en unos meses. ¿Estás listo para dar ese paso?
Kairo sintió una oleada de emoción y determinación. Miró a Héctor y asintió con firmeza.
-Sí, estoy listo. Vamos a hacerlo.
Con esa decisión, Kairo se embarcó en un nuevo capítulo de su vida, listo para enfrentar los desafíos del boxeo profesional y demostrar que tenía lo necesario para convertirse en un verdadero campeón.
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Final del Capítulo 6,si les gustó el olviden votar ya que me sería de muchísima ayuda,espero que tengan un hermoso día
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"GOLPES HACIA LA LIBERTAD"
ActionEn el mundo del boxeo, cada golpe cuenta una historia. Cada movimiento en el ring es una expresión de coraje, determinación y la búsqueda incansable de la libertad. Para algunos, el boxeo es más que un deporte; es un camino hacia la redención, una o...