Tras la victoria de Max en los X-Games Bradley se encarga de ser el chico de las toallas del equipo de patinaje de Max, ambos se ven forzados a inerentemente pasar más tiempo juntos.
Descubriendo que tal vez aquel rechazo por parte de Max le había...
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Después del beso de Bradley y Max, el primero de estos se había sentido algo... extraño.
Y no, no por el hecho de que Max fuese un chico.
En lo absoluto.
Más bien por el hecho de que Max no le agradaba ni un poquito.
Es decir, después de todo fue este mismo quien jodio y pisoteo su reputación, no sentía mucha simpatía por el pelinegro en realidad.
Se sentía extraño por que le haya gustado tanto su beso con Max, por que de sus muchas veces experimentando con hombres, en especial aquellos con los que mantenía largos jugeteos constantes, normalmente no eran tipos como Max.
Y no por que Max fuese feo, nada más alejado de la realidad.
De hecho Bradley creía que era bastante guapo, si era bajito, tenía unos dientesotes y tenía esa curiosa risa heredada de su padre, pero todo aquello solo aumentaba el encanto en Max, así que no, en definitiva ni era el físico de Max lo que más le causaba un problema.
O bueno, si lo era.
Y es que Bradley sabía que Max era lindo, pero no era su tipo. Su tipo eran más los tipos grandes, como enormes cuerpos y algo torpes, si, inclusive más torpes que Max. Si pusieran a todos sus demás intentos de ligoteo masculinos junto a Max, Max parecería un genio a su lado.
Y esa era otra de las razones por las cuales Bradley se sentía tan extraño sobre su beso con Max.
Por que cada vez que lo recordaba, no sólo sus mejillas ardían de vergüenza por lo atrevido que el había sido, si no que aun podía sentir los labios de Max sobre los suyos, sus manos sobre su cuerpo y lo bien que se había sentido todo, aun que eso no dejaba de hacerlo sentir finalmente extraño.
Algo aun mantenía y rectificada, Max no sólo besaba mejor que cualquier chica que Bradley hubiese besado antes, también besaba mejor que absolutamente cualquier chico con el que Bradley haya tenido un romance adolecente.
Y eso solo hacia frustrar más a Bradley.
Max hacia siempre todo más complicado de lo que debería.
Como la primera maldita vez en que el le ofreció unirse a su grupo, Bradley veía el potencial en Max, veía lo bueno que podía llegar a ser, alguien con sus habilidades, y que no era nada feo, merecía un puesto en su equipo. Pero a Max le encantaba complicar las cosas, exigiendo a Bradley incluir a sus dos amigos, quienes eran un asco patinando y eran más feos que golpear a tu madre.
Haciendo un tonto capricho por ello, humillando a Bradley durante un año entero, por que Max siempre complica todo.
Inclusive aquella vez en los baños, donde tras Bradley quedarse en algunas ocaciones, y viendo lo evidente que era, la desorganizacion y descaro que tenía su equipo con el por ser el chico de las toallas, Max como su líder no decía nada. Haciendo a Bradley llegar a su límite, casi quebrandose frente al azabache, siendo solo ahí cuando el menor entendió.
