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-Chicos, traje kebabs- Anunció Joseph caminando de vuelta al carro.
Frenó su paso en seco. -¡La vieja está despierta!- Todos en el carro la miraron.

-¿Qué estás haciendo aquí?- Preguntó. -Nunca desvelaría el secreto del amo Dio- El hombre que le vendió a Joseph los kebabs se comenzó a quitar la túnica que utilizaba.

-Dio quiere asegurarse- Habló.

-¿Y ESO?- Preguntó Lorena cuando del cuerpo de Enyaba emergían gusanos.
Todos abandonaron el carro, cayendo al suelo al ser el vehículo destruido.

Enyaba estaba muriendo por alguien a quien ella admiraba.

Tras su muerte, el siguiente enemigo se presentó, sin poder continuar después de su nombre ya que Jotaro procedió a pegarle con su stand.

-¡Señor Joestar!- Gritó Lorena viendo como salía volando.

-Imbécil, casi matas a tu abuelo- Dan se limpió la sangre que había salido de su boca.
-Déjame terminar-

Explicó su poder causando terror y furia en todo el grupo.

Dejaron a Jotaro solo, confiando en su autocontrol, y corrieron en busca de una televisión para poder ver el panorama en el cerebro de Joseph y poder combatirlo.

La pelea era difícil, y más cuando Joseph gritaba en medio de la calle.

Cuando los stands llegaron donde el enemigo. Polnareff trató de atacarle, pero solo lo empeoró.

The lovers solo se duplicó.

-Tapaos los oídos- Ordenó Lorena viendo como Pisíone abría la boca.

-El enemigo vendrá a mí- Susurró.

El stand, ahora con los ojos cían, se colocó al lado de Pisíone, logrando que Kakyoin pudiera asestarle un buen golpe

Al reunirse con Jotaro de nuevo, siguieron su camino hasta un concesionario de coches.

-Lorena, elige el más bonito y caro- La mujer se dió una vuelta por el concesionario hasta encontrar un coche de gama alta, negro con unos hermosos y delicados detalles en plateado.

-Que buen gusto- Dijo Kakyoin montando en el coche.

-Huele a nuevo- Suspiraron Joseph y Lorena.

Joseph condujo hasta llegar al comienzo de un largo desierto.

-Hola amigo, necesitamos los camellos, te los cambio por el coche- Todos palidecieron al escuchar el trato que Joseph ofreció.

-Pero... ¿Señor Joestar?-  Joseph interrumpió a Lorena.

-En el desierto no se usa el dinero como modo de comprar, por lo cual aquí se utiliza el trueque, y un coche tan caro no atraviesa el desierto tan fácilmente- 

Joseph terminó el trueque y consiguió cuatro camellos y dos bidones grandes de agua.

Lorena miraba con pavor a los animales de casi 3 metros de altura, mientras que el resto los miraba con asco.

Polnareff y Lorena compartieron camello.

Razón N° 1: No se fiaba de que Joseph pudiera llevarlo bien.

Razón N° 2: Le daba miedo estar sola con un animal así.

Cuando Polnareff logró bajar al camello, ayudó a Lorena a subir.
Unió sus manos para crear un escalón con el que Lorena pudiera impulsarse.

𝙈𝙪𝙮 𝙘𝙤𝙦𝙪𝙚𝙩𝙤 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙨𝙚𝙧 𝙛𝙧𝙖𝙣𝙘𝙚𝙨 || ℙ𝕠𝕝𝕟𝕒𝕣𝕖𝕗𝕗 𝕩 𝕆ℂDonde viven las historias. Descúbrelo ahora