1. José Ramón (Morango)

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Me despierto en la víspera de mi décimo aniversario. Ansioso, me levanto de la cama corriendo para vestirme de mala manera, desayuno sin darme tiempo para masticar, saludo a mi madre y a mi hermana con prisas y salgo de mi casa al fin, para recoger a mi primer Pokémon.

Desde hace muchísimo tiempo a los niños de mi edad se les hace entrega de un Pokémon inicial. Es una tradición que se ha mantenido durante décadas o incluso siglos. Dicen que al entregar su primer Pokémon a un niño, éste alcanza la madurez. El cuidado de un Pokémon le ayudará a mantener una disciplina y fortalecerá al entrenador.

El sol me ciega pero pronto acostumbro la vista y veo mi pueblo, "Villa Raíz" más vivo que nunca. Es un día feliz pero sigo sin saber qué Pokémon elegiré. La profesora Aura nos contó que ella eligió a Torchic en su primera aventura pero yo todavía no me he decidido. Todos me encantan.

De manera brusca abro la puerta del laboratorio gritando.

—¡Mi Pokémon! ¡Mi Pokémon!

El silencio se hace en el laboratorio. Noto la mirada de la Profesora Aura y todos sus asistentes en mí. Creo que he sido muy escandaloso, así que comienzo a calmarme.

—Profesora, hoy es mi cumpleaños y quiero recoger a mi Pokémon ¿Dónde los tienes?

—Hola José Ramón, que temprano tú por aquí. Se nota que estás emocionado, jamás te he visto levantarte tan pronto —dice Aura calmadamente—.

—¡Sí! —digo con entusiasmo— Tengo muchas ganas aunque todavía no me he decidido. ¡Profe ayúdame a elegir! Verás; Torchic me gusta mucho y me encantaría tener un Blaziken como el tuyo, pero Bulbasaur también me encanta. Cyndaquil me parece muy mono, mientras que Froakie también puede ser...

—José Ramón.

—Muy poderoso, aunque también está Grookey que además...

—José Ramón —dice Aura, esta vez más fuerte—.

—Sí, dime. ¿Qué pasa? ¿Ya lo has decidido? ¿Cuál va a ser?

—No... —se aclarara la garganta— No nos quedan Pokémon iniciales.

Me quedo congelado en el sitio

—Verás. Hemos intentado recogerlos durante estos meses pero hay muchos problemas. Como ya sabrás es casi imposible encontrarlos hoy en día en la naturaleza y hay escasez de producción en los criaderos y en las guarderías. Me temo que no tenemos ningún Pokémon para entregarte, lo siento José Ramón.

No puedo creérmelo. El día de mi cumpleaños, el día que iba a suponer un antes y un después. Sigo sin dar crédito a lo que he escuchado, el alma se me escapa del cuerpo ¿Qué haré ahora? ¿Cuánto tendré que esperar para obtener mi Pokémon? Con suerte un año, pero lo más probable es que sea más.

Tengo los ojos inundados, estoy a punto de romper a llorar. El que probablemente iba a ser el mejor día de mi vida se ha visto arruinado en cuestión de segundos.

—Pero venga chico, no te desanimes. Todavía puedes tener un Pokémon para comenzar tu aventura. Dame un segundo que voy a la ruta de aquí al lado y capturo un Wurmple para tí ¿Vale?

Me tiro al suelo y rompo a llorar. Esto no es el inicio que yo esperaba. Con un Wurmple jamás llegaré a ser como el campeón Rojo o como el campeón Bruno.

—Vale, vale. Está bien, levanta. ¿Cómo he sido tan desconsiderada? —dice en voz baja— Tengo algo que mostrarte.

Se acerca a su mesa de trabajo y saca una Pokéball, la última que le queda. Me quedo varios segundos observándola fijamente. ¿Será el último Pokémon inicial que le queda? ¿Cuál será?

—Qué... ¿Qué es? —digo mientras me seco las lágrimas con las mangas—

—He estado estudiando los métodos evolutivos con éste Pokémon los últimos meses. La verdad es que conocemos desde hace siglos a éste Pokémon pero su peculiaridad sigue siendo un misterio. Aún así creo que tengo casi finalizada mi investigación así que puedes quedártelo. Adelante, ábrelo.

Me lanza la Pokéball al pecho y la recojo a duras penas. La retengo en las manos y comienzo a observarla pensando cuál será el Pokémon que contiene. Las Pokéball tienen un modo "mini" para poder transportarlas más fácilmente, pero cuando están en su forma base son más grandes de lo que pensaba.

Aprieto el botón central de la Pokéball y ésta se abre. De su interior empieza a salir una estela de energía roja que impacta contra el suelo y comienza a materializarse como por arte de magia un hermoso...

—¡Eevee! —dice la criatura—

—¿U-un Eevee?

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