4. Cambio de forma (Frango)

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Los sonidos intentan llegar a mis oídos, pero me zumban los tímpanos. La cabeza me da vueltas y siento nauseas. No recuerdo como he llegado aquí, todo ha pasado demasiado rápido, creo que he sido teletransportado. Pierdo mi mirada en la ventana verjada, una bandada de Taillows pasa volando pero estoy demasiado absorto para reaccionar. 

Carmino me abofetea.

-¡Despierta de una vez! -lo miro sorprendido y doy gracias a Arceus al ver que vuelve a estar vestido -. Te voy a sacar de aquí, pero tienes que estar decidido. ¿¡Me oyes!?

Miro alrededor, estamos en una celda, el pánico comienza a crecer. Hemos sido cacheados y despojados de nuestros pokémon. Oh no... Un agente de policía nos vigila desde su escritorio, su cara de asco demuestra que sabe lo que hemos hecho y las imágenes viajan por mi cabeza, no puedo evitar pensar en el Pyukumuku de Carmino. Veo que estamos en una de las últimas celdas de la comisaría y no llego a vislumbrar la puerta de entrada.

Carmino parece tranquilo, mucho más que yo, yo estoy perdiendo el control. Voy a llorar. Me llega otra bofetada que me arranca del banco de madera. Caigo al suelo y se me empapan los ojos de lágrimas.

-Ni se te ocurra llorar hermano. Ya has pecado, asúmelo.

Me derrumbo.

Unas manos grasientas y sudorosas agarran el cuello de mi camiseta y me levantan hasta ponerme de pie. Entonces me susurra calmadamente: tengo una misión para ti ¿confías plenamente en mí?

No es la misma persona que hace media hora ¿qué cojones le pasa a este chaval? Pero es verdad que ahora mismo me agarro a Carmino como a una flecha venenosa. Asiento.

Me suelta con suavidad y me da una palmada en el brazo. Me invita a sentarnos de nuevo en el banco.

-Tenemos diez minutos para incapacitar al policía y romper la cámara que nos apunta directamente -habla mirando al frente, decidido, como si supiera cosas que yo no me puedo ni llegar a imaginar -. Esto no debería haber pasado, pero antes me emocioné, perdí el control. Pero no todo es malo, en algún momento debía comenzar...

Un escalofrío recorre mi cuerpo.

-¿Y que esperas que haga yo? -digo en un hilo de miedo -. Yo no sé hacer nada.

-Mentira, antes he podido observar que tienes lo que hace falta. Dentro de ti.

Mira mi entrepierna. Esto es una locura, pero le hago caso en todo lo que me dice, ahora mismo estoy a su merced.

-Tengo un Joltik metido en el culo, no se han dado cuenta cuando nos han cacheado. Lo uso cuando necesito hackear algo, funcionaría con la cámara pero no con el agente. Necesito que lo cambies de forma y si, sabes a lo que me refiero, a la forma sexo, todos los pokémon tienen una. En esa forma son increíblemente letales, así podré hacerme cargo del policía.

No me lo pienso y me meto la mano en los pantalones, me unto la mano en los restos que quedaban y se la ofrezco a Carmino.

-Joltik, a mi mano -veo como una pequeña araña amarilla sale de la raja de Carmino y se posa en su mano -. Hermano, aquí comienza nuestra aventura.

Nos estrechamos la mano en un signo de alianza. Nuestro apretón disimula la luz del cambio de forma y observamos a Joltik, ahora blanco y viscoso.

-Joltik, debilita al agente y luego sobrecarga toda la red de electricidad del pueblo usando la cámara -dice Carmino orgulloso y con valentía.

El pokémon salta de la mano de Carmino y a toda velocidad, aterriza en el hombro del hombre, se mete por la oreja y se le ponen los ojos en blanco, cae rotundamente sobre el escritorio. Luego salta grácilmente sobre la cámara y desprende un chispazo blanco que lo notamos incluso en nuestros cuerpos. Todo se vuelve oscuro excepto por la luz que entra por la ventana. Otros prisioneros comienzan a dar gritos y berridos. Carmino se ríe estruendosamente de su forma característica, haciendo botar las gotas de sudor de sus mofletes.

-¡José Ramón, tu lefa es mágica!

Acto seguido, la pared cerca del agente se derrumba y lo aplasta, formando un charco de sangre en el suelo. Un Hariyama hace presencia y tres Pidgeots con jinetes encima entran por el agujero. Sin mediar palabra con estos, el Hariyama arranca la verja de la celda y nos montamos con los jinetes. ¿Nos han rescatado? ¿Qué cojones está pasando?


º º º


Nos encontramos en la central abandonada de Malvalanova y Carmino está regiamente sentado en un trono moldeado a partir de la maquinaria del complejo. Deja que los jinetes se arrodillen y se marchen en señal de respeto, cuando nos hemos quedado solos procede a explicarme la situación.

-Antes de que nos capturasen pedí un SOS a mis compañeros por Pokécord, es tan sencillo como eso.

-Me la pela. ¿Qué cojones está pasando? ¿Quién coño eres? -grito confuso.

Te lo voy a dejar claro, quiero cambiar el mundo -se aclara la garganta y se levanta de su trono, tiene un aspecto extraordinario -. Hace miles de años, los pokémon y los humanos vivían en igualdad de condiciones, eran miembros de las mismas familias como uno más, se casaban y se enamoraban. Pero esos tiempos se han perdido y ahora son meras mascotas que usamos para saciar nuestros deseos primordiales, yo el primero. Los pecados capitales han consumido la sociedad y ya no me sale de los huevos aguantar más. Voy a quemar la sociedad y reconstruirla desde las raíces.

>>El plan ha comenzado gracias a tí, llevo años buscando al Cum-Bringer y lo tenía delante de las narices ñejejejejñejejejje... -se calma y baja la cabeza, ahora clava sus ojos en los míos con seriedad -. Tengo un sueño, José Ramón, tengo un gran sueño y creo que tu lo compartes conmigo, hoy has estado espectacular. He podido apreciar la viva imagen del salvador de la sociedad. Únete a mí, a mi sociedad, gobierna conmigo un ejercito y limpiemos la mala hierba que consume nuestro mundo. Hoenn no volverá a ser el mismo y nosotros podremos cumplir nuestros sueños más profundos. ¿Qué me dices? Hermano.

Me siento complacido y agradecido. Me arrodillo y bajo la cabeza.

-Deja esas formalidades -me agarra de la mano y me abraza, siento su hedor en las fosas nasales.

-Estoy contigo, hermano.

Sonreímos

-Ahora vamos a presentarte a los Altos Mandos, Campeón.

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