Paradoja de Fanservice

11. Sentidos oscuros

La noción del tiempo de Fang Juexia se había desordenado, por lo que él también se sentía desordenado.

—Ten—dijo apresuradamente mientras empujaba el nuomici en la mano de Pei Tingsong y luego retiraba su brazo bruscamente, volviendo a la mitad del espacio que le pertenecía.

¿Cuánto tiempo quedaba? Intentó calcular el tiempo, pero cuanto más lo intentaba, más se confundía. Las agujas del reloj que normalmente encajaban perfectamente parecían haberse desajustado, y por mucho que lo intentara, no podía ponerlas en su lugar. Fang Juexia decidió rendirse, se apoyó contra la pared del armario y recogió sus brazos y piernas lo más posible, como si eso le hiciera sentir seguro.

Pero su pequeño reloj interior se había averiado y había perdido su tranquilidad y compostura habituales.

La verdad es que Pei Tingsong estaba desconcertado por lo que acababa de ocurrir. Apretó el nuomici en su mano, el sonido del plástico crujiente llenaba el aire silencioso.

El sistema sensorial de Fang Juexia siempre tenía un retraso. Su percepción era lenta, igual que durante el juego de pasar el papel de caramelo; solo se sorprendió por el ataque repentino de Pei Tingsong, sin ninguna otra emoción. Pero de repente, en el silencio del armario, el sonido del envoltorio de plástico pareció activar algún nervio en su sistema sensorial, arrastrándolo instantáneamente de vuelta a la intensidad del juego.

El sonido del papel deslizándose empezó a resonar en sus oídos enrojecidos, mucho tiempo después de haber ocurrido.

No solo su reloj interno se había averiado, sino que ahora también su percepción sensorial estaba desordenada.

Al fin, Pei Tingsong entendió que Fang Juexia solo quería darle un bocadillo.

Entonces dilo directamente ah.

Claro, al principio Fang Juexia intentó decírselo, pero él lo interrumpió.

Desde fuera se escuchaban los ruidos de sus compañeros en la sala de estar.

Pei Tingsong se sintió frustrado. Él debería estar allí afuera también.

—¿Piensas que con esto me contentarás...? —murmuró suavemente.

Sin embargo, desde el otro extremo del armario, Fang Juexia respondió fríamente:—Entonces devuélvemelo.

Intentaba retractarse de su gesto de darle el bocadillo, a pesar de que su tono era algo indiferente.

—Ni en sueños.—Las cosas que llegaban a sus manos nunca se devolvían. Pei Tingsong abrió el envoltorio con los dientes y sacó el nuomici para llevarlo a sus labios.

Al sentir el suave nuomici en sus labios, Pei Tingsong quedó momentáneamente absorto.

Durante el juego no había sentido ninguna emoción especial, solo quería ganar.

Pero ahora sus labios parecían electrificados, provocando pensamientos extraños.

En la oscuridad, la nuez de Pei Tingsong se movió nerviosamente mientras tragaba el suave nuomici y se prometía no volver a comer nuomici nunca más.

Aun así, no podía borrar la imagen del juego de pasar el papel de azúcar de su mente. Cuanto más oscura estaba la habitación, más brillante parecía la mirada de Fang Juexia en ese momento.

La oscuridad era como una incubadora de emociones, y el silencio actuaba como una lupa sensorial.

Por alguna razón inexplicable, Pei Tingsong solo quería romper ese silencio. Estiró sus piernas adoloridas y tocó a Fang Juexia:—Oye.