Relato 4: El Espiral De La Desesperación

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Los días se transformaron en semanas y las semanas en meses, la realidad del muchacho de ojos azules se convirtió en un interminable ciclo de control y sumisión, George había perfeccionado su método, mezclando momentos en dónde era tan cálido y atento y momentos de crueldad y dolor.

El lavado de cerebro comenzó con pequeñas frases repetidas día tras día.

──Eres mío, Ritchie, no tienes a nadie más.──

Al principio Starkey mostraba resistencia pero la constante repetición empezó a desgastar su voluntad, el escuchar siempre la mismas palabras se iban metiendo en su mente cada vez más cómo un tocadiscos en constante funcionamiento reproduciendo la misma melodía enfermiza una y otra vez, era un hecho, no podría huir del otro.

Lo peor eran las agresiones físicas que se intensificaron. Un día, intentó huir, aprovechando un descuido de George, el cual había ido a guardar los refrigerios en la cocina. Corrió hasta la puerta de pasillo qué daba al exterior pero no llegó muy lejos, apenas tomó el picaporte sintió como George lo empotro con fuerza contra la puerta apoyando sus manos a los costados de su cabeza, podía oír su pesado aliento contra su oreja izquierda sintiendo como los vellos de su nuca se erizaron y con violencia el otro lo volteó para verle a los ojos y su rostro estaba transformado en ira pura, era como la personificación de la ira misma.

──¿¡A dónde mierda vas!?──

Gritó el colmilludo tomando a Richard del brazo arrastrandolo por el pasillo  y lo lanzó con fuerza contra el suelo dejándolo totalmente indefenso seguido de darle una fuerte patada en su estómago dejándolo sin aliento

──¿¡Crees que puedes escapar de mí!?.── Gritó George con su voz llena de un odio frenético. ── ¡Nadie puede amarte como yo lo hago! ¡Nadie puede protegerte como yo!.──

Cada intento de resistencia era castigado severamente, los golpes, empujones y privaciones se convirtieron en la nueva norma.

George siempre se aseguraba de que Richard entendiera que cualquier intento de huida solo resultaría en más sufrimiento.

──Esto es por tu bien, Richard... Algún día lo entenderás.──

[...]

La tortura psicológica era igual de devastadora, el hombre de cabello castaño oscuro utilizaba la manipulación emocional para mantener a su amado en un estado constante de miedo y dependencia, le hacía creer que el mundo exterior era aún más peligroso que la jaula dorada en la que vivían.

──Afuera no hay nadie que te cuide, aquí al menos tienes mi amor.──

Las agresiones fueron subiendo de nivel, ahora las de índole sexual comenzaron hacer sexuales.

En las noches en dónde estaba sentado en la cama con su espalda recta teniendo a su secuestrador sentado detrás suyo acariciando con atrevimiento sus piernas subiendo más y más hasta sus muslos y pelvis, eran toques sutiles, en horas de la mañana había comenzado con tomar su cadera o darle una nalgada mientras estaba parado viendo a la nada, no podía consentir esas pequeñas cosas.

Pero George se esmeraba en que todo pareciera "natural", cómo las relaciones normales en donde el acercamiento al acto sexual fuera algo totalmente inevitable.

──¿No ves cuánto te deseo, Ritchie? Esto es solo una muestra de lo profundo que es mi amor por ti.──

Con el tiempo, las agresiones se volvieron más explícitas.

Aquello que quiso evitar por tanto tiempo había llegado, jamás había tenido relaciones sexuales homosexuales, George comenzó acorralarlo y querer forzarlo a tener sexo con él con la excusa de que era algo inevitable para avanzar en el enorme amor que se tenían.

Su primera vez fue dolorosa, George no había usado lubricante como tal, había usado su saliva para dilatar su estrecho y virgen agujerito, le dolía cada falange en su interior, como intentaba expande sus paredes internas, pero eso no fue lo peor, lo peor fue sentir como lo penetraba con búsquedad y lo supo, supo que había sangrado, lo había lastimado, el miembro ajeno era largo y grueso, lo embestia con violencia sosteniendo sus muñecas cuando quiso escapar de ahí, pero se volvió más violento, eso solo lo hacía llorar de dolor que sentía, la angustia, la humillación, el sentirse abusado, sentía que había perdido todo valor humano.

El oír los graves gemidos de George y como lo llamaba en medio de ellos le hizo sentir tan asqueroso, pero el culmine fue cuando rozó su próstata, esa maldita glándula sensible de su cuerpo, la había tocado y de forma involuntaria gimió...

──Eres una puta descarada ¿Te gusta que te traten así? No te preocupes mi amor, me encargaré de que lo goces... Mmgh~ Dios... Eres delicioso. ──

[...]

La mezcla de miedo, dependencia y el distorsionado sentido de cariño que George proyectaba sobre él, lo mantenían atrapado en una red de abuso de la que no podía escapar.

En los momentos más oscuros, cuando la realidad se desdibujaba y la esperanza parecía un recuerdo lejano, Richard empezaba a convencerse de que no había salida. George lo había moldeado a su imagen, un prisionero de su amor enfermizo.

𝙎𝙩𝙤𝙘𝙠𝙝𝙤𝙡𝙢 [𝑆𝑡𝑎𝑟𝑟𝑖𝑠𝑜𝑛]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora