Epílogo.

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Pasaron las semanas, Eclipse se había curado y volvió a ser igual de perezoso, juguetón y travieso como lo era antes. No había vuelto a vomitar y era igual de comelón que antes.

Jennie estaba suavemente sentada sobre el regazo de Lisa mientras la gatita jugaba y mordisqueaba uno de sus juguetes.

Lisa acariciaba el cabello de Jennie con una mano, mientras con la otra jugueteaba con los dedos de Jennie.

—Estoy tan feliz de que Eclipse esté bien —murmuró Jennie, levantando la mirada hacia Lisa—. No sé qué habría hecho sin ti, Lili.

Lisa sonrió y le dio un suave beso en la frente.

—Siempre estaré aquí para ti y para Eclipse, Nini. Somos una familia y siempre nos cuidaremos mutuamente —respondió Lisa con ternura.

Jennie sonrió, sintiendo una cálida sensación de amor y gratitud llenar su corazón. Eclipse, ajena a la conversación, seguía jugando con entusiasmo, su pequeña cola moviéndose de un lado a otro.

La estudiante de Veterinaria miró a la estudiante de Diseño de Modas directamente a los ojos. Nunca lo dijo, pero Jennie tenía un gran parecido con los mismos gatos. Sus ojos eran grandes y expresivos, llenos de curiosidad y misterio. Lisa siempre pensó que esa era una de las cosas que más le atraían de Jennie: su mirada felina y la forma en que podía comunicar tanto sin decir una palabra.

—Dame besitos, Lili—ordenó Jennie, arrugando su nariz con berrinche. Lisa no pudo evitar sonreír de lado.

Ah, sí, Jennie también era igual de consentida y mimada que un gato.

Lisa soltó una suave risa y se inclinó hacia Jennie, plantando varios besos ligeros en su rostro: uno en la frente, otro en la nariz y finalmente en sus labios.

—Siempre a tu servicio, mi gatita consentida —dijo Lisa con una sonrisa traviesa.

Jennie se acurrucó más cerca, envolviendo sus brazos alrededor de Lisa.

—Sabes que me encanta cuando me mimas así —susurró Jennie, dejando un suave beso en el cuello de Lisa.

Lisa la sostuvo con ternura, disfrutando de la calidez del momento. Eclipse, al notar que la atención no estaba en él, saltó sobre el regazo de ambas y se acomodó, exigiendo su parte de cariño.

—Mira, Eclipse también quiere mimos —observó Jennie con una sonrisa, acariciando suavemente al gato.

—Es un mimado igual que tú —bromeó Lisa, pasando una mano por el suave pelaje de Eclipse.

Jennie rió, su risa suave y melodiosa llenando el ambiente. Se acurrucó en el pecho de Lisa mientras ambas acariciaban con dulzura al gato, mordisqueó el hombro de Lisa como una peculiar aunque sincera e intensa muestra de cariño.

Taking Care of a Kitten - Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora