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Charlotte acababa de regresar de su rutinario paseo a caballo por los campos cercanos a su casa. El viento había enredado su pelo, pero para ella era uno de los momentos más especiales del día. Al llegar a los establos que tenían en el jardín, bajó de su caballo, Horus, y acarició su cuello orgullosa.

-Buen chico, Horus. Hemos tenido una gran carrera hoy -le susurró al caballo, que respondió con un suave relincho.

Luego, sacó su móvil y vio que tenía varios mensajes de un número que no conocía.

James: Lydia me ha dado tu número. Podemos ver el archivo de la colección. Iremos a Londres a ver vestidos.

Charlotte sonrió y le contestó rápidamente.


Charlotte: ¿En serio? ¿O encontraremos strippers en Londres...?


James: Ya lo descubrirás.


Charlotte: ¿Cómo vamos?


James: Mandaré a un chófer para que te recoja. Yo tengo que hacer una cosa antes.


Charlotte: Con 18 años y aún no has tenido tiempo de sacarte el carnet.


James: Te recuerdo que tú tampoco lo tienes —le siguió la broma.


Charlotte: ¿Cuándo vamos?


James: ¿Qué te parece ahora?

-

Charlotte terminó de leer el mensaje justo cuando el ruido del motor de un coche se acercó hasta la entrada de la casa, recorriendo el camino de piedras hasta las grandes escaleras. Salió de los establos y se dirigió hacia la entrada, donde su tía estaba hablando con un chófer que salía de un coche negro.

-No me habías avisado de que te marchabas a Londres -dijo su tía, sonriente. Estaba feliz por ver lo rápido que Charlotte se adaptaba a la escuela.

-Yo tampoco lo sabía -bromeó la rubia- Vengo en unos minutos-

Charlotte corrió hacia su habitación, se metió rápidamente en la ducha y se preparó con rapidez. Dejó su cabello secar al natural, lo que revelaba las ondas naturales que no le agradaban mucho, pero no tenía tiempo. Se maquilló rápidamente y se vistió con una falda gris larga y un jersey de un tono parecido, conjuntándolo con unas bailarinas beige con la punta y el lazo de color negro (foto en la portada del capítulo). Metió rápidamente la cartera, las gafas, el cargador y el móvil en uno de sus bolsos negros.

El tiempo se alargó y le tomó veinte minutos prepararse. Se disculpó con el chófer por hacerlo esperar, pero este le perdonó las molestias. El camino a Londres se le pasó rápido, y al llegar, el chófer le indicó que llegaron con retraso, pero que James la esperaba arriba. Ella se bajó del coche y se dirigió a la entrada donde el modista jefe se presentó como Tristan y la invitó a ver la exposición. Él se encargaría de llevarla hasta donde se encontraba James.

Durante el camino, Charlotte y Tristan hablaron sobre moda, y este elogió la colección de su tía por los trabajos que había realizado anteriormente para algunas marcas famosas.

-Tu tía Georgina tiene un talento increíble. Sus diseños siempre destacan en las pasarelas -dijo Tristan, admirado.

-Gracias, siempre ha sido una inspiración para mí- respondió ella sonriendo.

Al llegar, su cara cambió al encontrar a Ruby y a James en la sala de vestidos. El modista no se dio cuenta de la tensión y les indicó a los tres que les habían preparado unas cuantas muestras. Ruby, ignorando la mala cara que Charlotte le puso a James, comenzó a conversar con Tristan sobre uno de los vestidos, que era una réplica exacta de un vestido llevado por la reina Victoria.

-Es impresionante. ¿De verdad es una réplica? -preguntó Ruby entusiasmada.

-Sí, hemos trabajado mucho para capturar cada detalle -contestó el modista.

Charlotte, sin querer dirigirle la palabra a James, se dedicó a sacar algunas fotos de uno de los vestidos que más le había gustado. Ruby, por otro lado, se fijó en otro vestido e imitó la acción de Charlotte. Mientras tanto, el rubio esperaba el momento perfecto para acercarse a la recién llegada y pedirle disculpas por invitar a Ruby sin consultárselo antes. Sin embargo, no pudo hacerlo, ya que Tristan les había ofrecido a las chicas que se probaran los vestidos, y a James que se probara un traje, así que eso hicieron. Ruby eligió uno rosa, y Charlotte uno rojo con detalles más elaborados y bordados.

Al salir del probador, Ruby y James, que parecían ahora no estar tan enfadados, comenzaron a sacarse fotos, mientras que Charlotte aún era vestida por las estilistas, ya que su vestido era más frágil y complicado. Al salir, todavía un poco enfadada, se encontró con una pareja que quedaron expectantes ante su presencia en el pasillo.

-Tú debes ser la amiga de Lydia, esa de la que tanto habla James también -dijo la mujer, sonriendo.

-Sí, soy Charlotte. Encantada de conocerlos -respondió ella, algo nerviosa.

La pareja se presentó como los padres de James y Lydia, el señor y la señora Beaufort. Mortimer, el padre, la invitó a pasar a la sala para juntarse con James y Ruby, pero los padres de James no sabían que Ruby estaría allí. Esto creó un malestar en Mortimer, quien le habló un poco mal a Ruby, sabiendo que ella no era de clase alta, y le dijo cosas molestas. Ruby, simplemente, se marchó corriendo a cambiarse.

-¿Era necesario?- dijo James enfadado.

-Solo digo la verdad, hijo. Deberías rodearte de personas de tu mismo nivel -respondió Mortimer.

En la sala, quedaban James y Charlotte acompañados de los Beaufort, que elogiaban a la chica ya que Lydia les había contado sobre su familia, le dieron su pésame y también elogiaron los proyectos de su tía Georgina.

-A Lydia le encanta la moda como buena Beaufort, y nos ha hablado maravillas de tu tía. Sus diseños son realmente espectaculares -dijo la señora Beaufort.

-Gracias- respondió con una sonrisa.

Poco después, vieron como Ruby se marchaba, no sin antes decirles que saludaran al rey Carlos, irónicamente ya que estaba enfadada por como la habían hecho sentir minutos atrás, y se marchó sin aceptar la ayuda del chófer, decidiendo ir en metro. 

La madre de James le ofreció a Charlotte que se quedara uno de los vestidos para el baile, y aunque Charlotte negó la ofrenda al principio, finalmente acabó aceptando.

-Sería un honor que llevaras uno de nuestros vestidos, Charlotte -insistió la señora Beaufort, con una sonrisa amable.

-Gracias. Es muy amable de su parte -respondió Charlotte finalmente cediendo.

James y Charlotte se sacaron algunas fotos y después el chófer la volvió a dejar en casa de madrugada.

-Gracias por todo, James. Fue una tarde genial -dijo Charlotte antes de despedirse.

-Lo siento por lo de Ruby. Lo hice para que Lexington -respondió James intentando ser sincero.

-No te preocupes, lo importante es que todo salió bien al final -contestó ella sonriendo ligeramente.

Charlotte se sentía un poco mal por lo que le había pasado a Ruby, pero consideraba que era una lección por haberse metido con las familias adineradas en la clase del otro día. Así que, después de pensar en todo lo ocurrido, se fue a dormir porque estaba muy cansada.


Maxton Hall - James BeaufortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora