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Charlotte se bajó del coche en la entrada de la casa, donde Lydia la esperaba con dos copas en la mano.

-¡Charlotte! -exclamó Lydia, entregándole una copa- Justo a tiempo, la fiesta está en su apogeo-

Se saludaron con un abrazo rápido y se dirigieron hacia el interior de la casa, saludando a algunos compañeros en el camino. La música retumbaba por toda la casa, y apenas había luz, solo algunas luces de colores que se movían por todas las habitaciones. Pero la fiesta se centraba en el jardín, donde Cyril cantaba y animaba a todos a gritar el nombre de Maxton Hall.

-¡Maxton Hall! -gritaba la gente, contagiada por el entusiasmo de Cyril.

En los pocos minutos que llevaba Charlotte en la fiesta, ya había terminado su copa. Lydia la llevó a la barra del jardín, donde ahora probarían un cóctel exótico.

-¿Qué tal un Bloody Mary? ¿O prefieres Sex on the Beach? -preguntó Charlotte, animada.

Lydia, sonriente pero extrañada, respondió

-No conocía esta faceta tuya, ¿te gustan tanto las fiestas y beber?-

Charlotte se rió.

-No solía ir a fiestas, pero el último año en el internado fuimos a todas -confesó Charlotte.

-Venga, pues dos Sex on the Beach -indicó Lydia al camarero de la barra.

Al otro lado del jardín, James observaba la fiesta bebiendo de su copa. "Tal vez sea cierto, tal vez entre los dos mundos hay un muro, una especie de limbo, y quien cruce ese límite en cualquier dirección saldrá herido", pensó el rubio. Dejó su copa y se adentró en la casa. 

"Hace falta valor para cruzar, para admitir lo que realmente quieres." Al abrir la puerta del baño, se encontró a Allistair y Keshav besándose. James simplemente cerró la puerta y caminó hacia un sofá para sentarse. "Pero nada es tan agotador como preguntarse si fue un error intentarlo siquiera."

La llegada de Elaine lo sacó de sus pensamientos. Esta le agarró la mano, extrañándolo un poco. Comenzó a hacerle un masaje en la mano.

-Me lo ha enseñado un quiropráctico de Londres, está muy de moda. Es el mejor remedio para la cefalea. Eres el líder de Young Beaufort, me imagino la presión a la que estás sometido. Mis padres ya me han organizado las prácticas. Cuando no lo soporto intento pensar que todo será nuestro algún día-

-¿Nuestro? -James la miró, perplejo.

-Tú serás el jefe de todo -terminó ella de decir, intentando agarrarle la mano de nuevo, pero James la apartó cuando dirigió su mirada a la entrada del jardín.

Ruby Bell acababa de llegar. Nadie sabía por qué estaba ahí, pero él por alguna razón la había invitado. Elaine se apartó de él con cara de asco, al ver que le prestaba atención a otra chica. Ruby se dirigió a la pista con paso firme, pero Lydia, quien había dejado a su amiga con Cyril bromeando fuera para ir un momento al baño, se cruzó con Ruby y no dudó en interponerse en su camino.

-Ruby, no me digas que te ha invitado Cyril -dijo Lydia, acercándose a la morena mientras acababa la botella de vino que tenía en sus manos.

-En realidad fue tu hermano -contestó Ruby, orgullosa.

-Oh, fíjate tú -contestó Lydia, intentando parecer sorprendida, pero su sarcasmo ya era notorio por la cantidad de alcohol que había tomado -Te sentirás super poderosa, te has enterado de mi secretillo, y piensas que tienes a James comiendo de tu mano, cosa que suma puntos también porque jodes a Charlotte con eso. ¿Sabes qué? Ya puedes largar lo que quieras, porque ya no hay nada que contar. Lo hemos dejado, para siempre, gracias a ti-

Maxton Hall - James BeaufortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora