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Charlotte se despertó cinco minutos antes de que sonara el despertador, estaba muy nerviosa. El primer día de curso había llegado, y después de una semana de montar a caballo y explorar la ciudad con su tía Georgina, se sentía preparada, aunque un poco ansiosa, por enfrentarlo  todo por fin.


Se deslizó fuera de la cama y se dirigió rápidamente al baño. El agua caliente de la ducha ayudó a despejar su mente y calmar sus nervios. Pensó en la última semana: los paseos a caballo por los prados cercanos a la casa, entretenida por las tardes en la ciudad, comprando las últimas cosas que le faltaban para empezar el curso. Había sido una semana llena de pequeños momentos de conexión con su tía, y aunque había disfrutado de cada instante, sabía que la verdadera prueba comenzaba hoy.Después de secarse y vestirse con el uniforme, se miró en el espejo con detenimiento. La chaqueta de color rosado oscuro le quedaba bien y combinaba con su piel clara y su cabello rubio. Se peinó cuidadosamente, asegurándose de que cada mechón de su largo pelo liso estuviera en su lugar. Quería causar una buena impresión.


Bajó a la cocina, donde su tía Georgina la esperaba con una sonrisa y su habitual vaso de zumo de verduras. Al ver a Charlotte, Georgina levantó el vaso en un gesto de ofrecimiento y bromeó.

¿Un poco de jugo de energía para empezar bien el día?"-Charlotte sonrió y negó con la cabeza.

-Sabes que nunca me ha gustado ese zumo- respondió riendo, tomando asiento. Una de las sirvientas le sirvió el desayuno: una tostada con aguacate, un poco de fruta y un vaso de leche. Mientras comía, trataba de mantener la calma y no pensar demasiado en lo que la esperaba en el colegio, vomitar el desayuno no era una opción.

-Estarás bien, Charlotte- dijo Georgina con suavidad -Recuerda que hoy es solo el primer día. No necesitas tener todo resuelto de inmediato. Solo sé tú misma-

-Gracias Gio- respondió Charlotte, apreciando el apoyo. Terminó su desayuno y subió a su habitación para los últimos retoques. Recogió su bolso, se lavó los dientes y se aplicó un poco de maquillaje: solo lo suficiente para realzar sus rasgos sin llamar demasiado la atención. Repasó una última vez su pelo para asegurarse de que estuviera perfecto y respiró hondo. Cuando bajó de nuevo, Georgina ya estaba lista para llevarla al colegio. El primer día no dejaría que la llevara un chofer, sabía que estaría más tranquila si la llevaba ella. 

El trayecto en coche fue relativamente corto, pero cada minuto parecía alargarse para Charlotte, que  miraba por la ventana, observando cómo los edificios y las calles de la ciudad pasaban rápidamente, hasta adentrarse en una zona mas de bosque, rodeada de grandes arboles y alguna que otra gran casa.

Al llegar al colegio, un imponente edificio de ladrillos con grandes ventanales y jardines cuidados hizo empeorar el nudo en el estómago de la rubia. Había otros estudiantes llegando también, algunos solos, otros en grupos, y todos parecían saber exactamente a dónde ir y qué hacer.-Vamos- dijo Georgina con una sonrisa tranquilizadora -¿Te acompaño hasta la entrada?-

-No dios, te lo agradezco Gio pero sería un entierro social que me acompañaras como si fuera una niña- Su tía rio ante el comentario al ver la cara de Charlotte, se le notaba muy nerviosa.

-Buena suerte, querida. Estoy segura de que lo harás genial. Te recogeré después de las clases-

Se bajó del coche, ajustando su chaqueta y tomando su bolso con firmeza tras despedirse. Observó a su tía alejarse y tomó un profundo respiro. Al entrar en el vestíbulo del colegio, el bullicio de voces y risas la envolvió. 

Se dirigieron a la oficina de administración, donde una amable secretaria le dio la bienvenida y le entregó su horario y un mapa del colegio. 

-Bienvenida, Charlotte. Aquí tienes todo lo que necesitas para tu primer día. Si tienes alguna pregunta, no dudes en preguntar-

Maxton Hall - James BeaufortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora