Capítulo 6- Presión

352 37 56
                                    

Severus era un ser de hábitos, por lo general era el primero en estar despierto, despertando antes del amanecer, en la calle de la Hilandera eso le prometía seguridad para existir en general, pero en Hogwarts le otorgaba un tanto de privacidad, pocas veces se permitía dormir más tiempo.

Ahora, como le cuesta despertar.

Se siente mareado y su cabeza arde pese a estar acostado, no sabe dónde está, y no tiene ganas de abrir los ojos, temeroso de que su malestar se vuelva peor si lo hace.

Pese al dolor, intenta hacer memoria de lo que pasó anoche; ayer fue el partido, dejo que Klaus lo arrastrara a la fiesta, bebió un poco antes de perder a Regulus y....

Se castigó mentalmente cuando recordó cómo la pesada realización sobre sus sentimientos lo llevó a hacer la estúpida decisión de tomar más, a sabiendas que no tenía experiencia con el alcohol.

Suspiró para sí, resignado a que esa resaca era su castigo por pendejo.

Decidió dejarse arrullar por el ligero calor a su alrededor, el movimiento guiandolo al sueño como una suave marea y ese constante y tranquilo golpeteo...espera, ¿Que?

Hasta ese momento se dio cuenta de un pequeñísimo detalle: no recuerda haber regresado a su cama.

Abrió los ojos de golpe, mandando al diablo todo lo demás, su corazón se detuvo a medio latir ante la imagen: Estaba tirado sobre un diván, pero lo que estaba debajo suyo no era tela ni un cojín, no, era un musculoso pecho, su cintura prisionera de un brazo con la misma tez oscura que el pecho, y antes de voltear de lleno, ya sabía quién era; Klaus.

Está acostado sobre Klaus.

Este aun totalmente dormido, su camisa ahora abierta hasta medio estómago y dejando ver todo su torneado pecho, su brazo cayendo tan pesado como una cadena sobre su cintura, imperturbado por el mestizo sobre él.

Aguantando las ganas de gritar y aventarse al lago negro por la verguenza, comienza a hacer planes para escapar. No quiere despertar a Klaus y alertar de esta MUY incómoda situación, a sabiendas que el otro no dejaría de recordarselo y burlarse de él por semanas enteras.

Con mucho cuidado, intenta deslizarse hacia abajo, lo suficiente como para liberarse de su brazo y escapar por el respaldo del sillón sin tener que saltar el cuerpo del mago.

Jadea sorprendido cuando el brazo de Klaus se aprieta y, de un jalón, lo regresa a su pecho donde es presionado contra su piel como un peluche con ambos brazos. Severus teme haberlo despertado, pero el farfulleo entre dientes le asegura que Klaus sigue tan dormido como un oso a media hibernación.

Genial, ¿ahora que?

Respira un par de veces para darse fuerza y vencer la vergüenza, entonces, muy lentamente, toma la muñeca de Klaus, la levanta para quitarla, la deja sobre su pecho, ahora concentrando en liberarse de la otra.

En cuanto es libre, se sujeta del respaldo del sillón, como dos anclas clava sus dedos en el cuero y jala el resto de su cuerpo desesperado, al diablo como sus pobres reflejos y mareo por resaca le cuesta chocar con el suelo de piedra, al menos ya es libre.

Se levanta después de unos segundos con ayuda del mismo sillón, su cabeza de verdad lo está matando, su garganta parece un desierto de lo seca que está y cada su estómago está haciendo acrobacias.

Hay varios alumnos tirados en todas partes, en las alfombras, en los sillones cerca de la chimenea e incluso frente a al entrada, los rastros de basura de la fiesta o consecuencia de ella limpiada por los elfos, los alumnos inconscientes y adoloridos en el suelo eran los único delatores. Pronto sus ojos caen sobre Regulus, su amigo cayó dormido sentado en el suelo y la espalda recargada en el sillón, a un lado de Crouch, ambos dormidos contra el otro.

En la oscuridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora