Tay
- ¿Desde cuándo tocas? - comentó Nick señalando la guitarra celeste con blanco que tenía en una esquina de la habitación, como adorno, a decir verdad.
-Solía tocar, ahora ya no.
- ¿Desde cuándo ya no tocas?
-No lo sé la verdad, supongo que como desde los veinticinco.
-¿Por qué?
- Verdaderamente no lo sé, supongo que ya no me llena. Entre a la universidad y ya dejo de importarme la música.
Nick suspira y se va a tomar la guitarra. Sube una pierna en la silla del escritorio, apoya la guitarra en su pierna y toca un acorde, pero este sale como un grito desgarrador.
-Vaya, se nota que ya no la usas.
Comienza a mover las clavijas hasta afinar la guitarra. Yo apoyo mis codos en la cama para levantarme un poco y verlo mejor y cuando comienza a tocar y cierra sus ojos sintiendo la música, moviendo la cabeza al ritmo de su melodía, me siento en las nubes y un poco excitado.
Cuando termina sonríe y vuelve a dejar la guitarra en su lugar.
-Pobre, debió sentirse revivida por un momento.
-Revivido me sentí yo viéndote tocar así.
Puso sus ojos en blanco como siempre hace cuando está conmigo y camina hacia mí para ponerse entre mis piernas.
-Deberías volver a tocar- dice mientras acaricia mi cabello.
-No, pero si la quieres puedes dejártela.
-Gracias, pero no. Es tuya.
-Creo que a partir de hoy ya te pertenece más.
-No, de verdad no hace falta amor.
-¿Cómo aprendiste a tocar?
-De niño recibía clases particulares. Claro que en ese entonces se podían pagar y podía tener mi propia guitarra, ahora es algo que tengo guardado en mi memoria.
-Tienes muy buena memoria, espero que cuando te enseñe a tocar más cosas te las aprendas igual de bien.
Ríe negando con la cabeza y lleva sus manos a mi cuello para acariciarlo, mientras yo tengo mis manos apoyadas detrás de sus muslos.
-Sera que alguna vez dejas de relacionar todo con sexo.
-No. No si se trata de ti. Por cierto, ya tengo tus regalos de cumpleaños.
-Te tomaste muy a pecho lo de que no me gustan las sorpresas- ríe y rio con él.
-Técnicamente ya sabias desde hace mucho, solo que no te diré que son.
-Eso cuenta como sorpresa.
-No, por que ya te estoy diciendo que te daré algo solo que no sabes que es, así que no te sorprenderás cuando los recibas.
-Proviniendo de ti seguro que me sorprendo.
Nick bosteza tan fuerte que se le salen las lágrimas.
-¿Quieres que te lleve a casa?
-Por favor, estoy agotado.
Estamos ya frente a su casa y hace rato que estaciones el carro pero nos hemos quedado hablando, es como si ninguno de los dos quisiera despedirse.
-Sabes, estaba pensado en presentarte ya de manera oficial con mis chicas.
-¿De verdad?
-Si ¿por qué no? Te lo digo para que te prepares y luego no te andes quejando.
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The Lion and the Wolf
RomanceNicholas y Taylor nunca se llevaron bien, en todos sus años de estudio. Pero ahora que la vida adulta les cae encima, se deben obligar a mudar y dejar de ser los niños que fueron en la universidad, para enfrentarse al mundo real. Que pasara cuando...