16. Automóvil

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Tay

- ¿Desde cuándo tocas? - comentó Nick señalando la guitarra celeste con blanco que tenía en una esquina de la habitación, como adorno, a decir verdad.

-Solía tocar, ahora ya no.

- ¿Desde cuándo ya no tocas?

-No lo sé la verdad, supongo que como desde los veinticinco.

-¿Por qué?

- Verdaderamente no lo sé, supongo que ya no me llena. Entre a la universidad y ya dejo de importarme la música.

Nick suspira y se va a tomar la guitarra. Sube una pierna en la silla del escritorio, apoya la guitarra en su pierna y toca un acorde, pero este sale como un grito desgarrador.

-Vaya, se nota que ya no la usas.

Comienza a mover las clavijas hasta afinar la guitarra. Yo apoyo mis codos en la cama para levantarme un poco y verlo mejor y cuando comienza a tocar y cierra sus ojos sintiendo la música, moviendo la cabeza al ritmo de su melodía, me siento en las nubes y un poco excitado.

Cuando termina sonríe y vuelve a dejar la guitarra en su lugar.

-Pobre, debió sentirse revivida por un momento.

-Revivido me sentí yo viéndote tocar así.

Puso sus ojos en blanco como siempre hace cuando está conmigo y camina hacia mí para ponerse entre mis piernas.

-Deberías volver a tocar- dice mientras acaricia mi cabello.

-No, pero si la quieres puedes dejártela.

-Gracias, pero no. Es tuya.

-Creo que a partir de hoy ya te pertenece más.

-No, de verdad no hace falta amor.

-¿Cómo aprendiste a tocar?

-De niño recibía clases particulares. Claro que en ese entonces se podían pagar y podía tener mi propia guitarra, ahora es algo que tengo guardado en mi memoria.

-Tienes muy buena memoria, espero que cuando te enseñe a tocar más cosas te las aprendas igual de bien.

Ríe negando con la cabeza y lleva sus manos a mi cuello para acariciarlo, mientras yo tengo mis manos apoyadas detrás de sus muslos.

-Sera que alguna vez dejas de relacionar todo con sexo.

-No. No si se trata de ti. Por cierto, ya tengo tus regalos de cumpleaños.

-Te tomaste muy a pecho lo de que no me gustan las sorpresas- ríe y rio con él.

-Técnicamente ya sabias desde hace mucho, solo que no te diré que son.

-Eso cuenta como sorpresa.

-No, por que ya te estoy diciendo que te daré algo solo que no sabes que es, así que no te sorprenderás cuando los recibas.

-Proviniendo de ti seguro que me sorprendo.

Nick bosteza tan fuerte que se le salen las lágrimas. 

-¿Quieres que te lleve a casa?

-Por favor, estoy agotado.

Estamos ya frente a su casa y hace rato que estaciones el carro pero nos hemos quedado hablando, es como si ninguno de los dos quisiera despedirse.

-Sabes, estaba pensado en presentarte ya de manera oficial con mis chicas.

-¿De verdad?

-Si ¿por qué no? Te lo digo para que te prepares y luego no te andes quejando.

The Lion and the WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora