29. Caos

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Tay

Decidí ese día salir temprano de la oficina, cada día nos faltaban menos testigos y también menos días para el juicio, por lo que el trabajo de ese día milagrosamente había acabado rápido. Como Nick aun no me había llamado para recogerlo opte por pasar a buscar el arma. Pero resulto ser que no era simple que te dieran un arma.

Había que documentar absolutamente todo, desde el inicio de los cursos, hasta la acreditación del diploma. Pase una hora de mi tarde de un viernes, cuando podía haberle estado comiendo la boca a mi novio, en una maldita sala esperando a que me dieran un maldito papel.

Cuando por fin lo tuve en mis manos salí disparado a la tienda que a inicio de semanas había observado a las afueras de la ciudad, claro que era especializada en caza, pero un arma pequeña de seguro que me serviría para sentirme más seguro.

Yo esperaba en verdad no tener que usarla nunca, pero era mejor estar prevenidos. Estando en el carro, ya eran las seis y Nick aún no se reportaba. Comprobé mi celular para ver si no tenía un mensaje, y si tenía una llamada de él, y me sentí el peor novio de todos porque la tenía perdida desde las tres de la tarde.

Le devolví la llamada al instante, antes de encender el auto si quiera, pero no contestó, cuando llegue al parqueo del departamento probé en llamarlo otra vez, pero esta vez salto a buzón de voz. Maldita sea, otra vez lo mismo. Con suerte y ya estaría en casa.

Pero no fue así, cuando entre lo llame y no hubo respuesta, el único que contestó a mi llamado fue David, que llegó moviendo la colita, me agache para acariciarlo mientras con voz estúpida le preguntaba por Nick, pero claramente no iba a ver respuesta.

Decidí que esta vez no me iba a poner ansioso por nada y busqué en que ocuparme para esperar a que llegara. Preparé una ensalada y como seguíamos sin cocina desde el incidente no pude hacer más que pollo a la plancha que freí en la estufa que era la que nos había estado salvando.

Pero ya eran las siete de la noche y Nick no aparecía, lo llame tres veces seguidas más y lo mismo, buzon de voz. Ya era suficiente, ahora si me estaba comenzando a sentir paranoico. Recordé que Nick le había marcado a su madre desde mi teléfono, me sentía más estúpido por no tener el contacto de mi suegra en mi celular.

Hasta que pensé, que si Nick no había aparecido donde su madre y yo la llamaban para preguntar por el solo la preocuparía, tal vez innecesariamente Solo me quedaba ir a la editorial y esperar a ver si salía, teniendo en cuenta que muchas veces salía después de las ocho de la noche, tal vez si llegaba lo encontraría a la salida.

Nick

Cuando logré retomar de nuevo el conocimiento fui abriendo lentamente los ojos, pero fue en vano, todo estaba oscuro. Sentía un fuerte dolor en un lado de la cabeza y sentía fuertes punzadas que me recorrían en la misma de atrás hacia adelante. Estaba sentado, podía sentir la silla en mis glúteos, cuando hice ademan de levantarme, la silla flaqueo y yo me fui al suelo con ella.

Pero claro, estaba atado de pies y manos. ¿Pero qué mierda había pasado? Yo solo recordaba vagamente haberme perdido y de ahí a donde me encuentro ahorita. Por más que me esforzara, y a parte que el dolor de cabeza me dificultaba la tarea, no lograba recordar nada del trayecto de como llegue hasta aquí.

Y por más que esforzara la vista para poder orientarme donde carajos me encontraba, era imposible, solo se veía negrura. Solo lograba detectar el olor a químicos, pero solamente eso, porque no se escuchaba nada, todo era silencio y oscuridad.

¿Pasaría algo si me ponía a gritar? ¿Qué tan lejos podría estar de la ciudad? ¿O acaso si estaba en la ciudad?  Agarrando fuerzas de no sé dónde, trate de volver a poner en pie la silla, pero era inútil.

The Lion and the WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora