capitulo 67

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Estoy parada frente al espejo de mi habitación, miró mi reflejo y ya no veo a esa mujer que un día jure ser, ya no veo a la Atenea que luchaba contra todos, ya no veo a esa mujer que no dejaba que nada le afectará.

En cambio ahora solo veo a una mujer destruida, veo una mujer sin ganas de seguir adelante, sin ningún sentido, estoy pálida, estos días no probé ningún bocado de comida, mi único refugio fue estar acostada en la cama con las cobijas tapando mi cabeza y oliendo la almohada de killer

Limpio las lágrimas que salen al verme en ese espejo, no soy nadie al menos ya no queda nada de lo que un día fui, miró la ropa que tengo puesta, un sencillo vestido negro ¿para que?

Para el funeral del amor de mi vida.

Me doy la última mirada y camino afuera de la habitación, bajo con cuidado las escaleras al llegar a la sala veo a aquellas personas que siempre estuvieron para mí, todos me miran y sonríen con pena

No los miró simplemente paso por un lado de ellos y salgo de la casa, los pasos atrás de mi resuenan cada vez más fuertes, Antonio me abre la puerta de la camioneta, me subo y cierra la puerta

Los demás se suben a sus autos y partimos directo al cementerio donde se llevará a cabo la ceremonia para killer y los demás soldados, miró mis manos las cuales tiemblan con ansiedad y temor, solo escucho mi respiración nadie pronuncia nada, lo prefiero así.

La camioneta se detiene dirijo mi mirada a la ventana. Ya llegamos al cementerio, suelto un suspiro y no espero a que Antonio se baje, abro la puerta y salgo, empiezo a caminar sin ánimos

Alguien agarra mi mano

- no camines como si estuvieras sola, porque no lo estás - miró y Olivia me hace una cara tierna, mis ojos se cristalizan y ella me toma por los hombros abrazándome

Agarra mi mano con más fuerza y caminamos a dónde hay un montón de gente reunida, supongo que son los familiares de los soldados, el resto son parte de la central, una trompeta suena y los soldados se alinean

- cabezas en alto para recibir al Ministro Maximiliano Ross a su esposa Irina Ross padres del Coronel - los soldados levantan la cabeza mirando al cielo - armas arriba para recibir a la Capitan Atenea Ross Palacios - ese nombramiento me derrumba - esposa del Coronel Killer Ross Bauer

Levanta sus armas formando un arco por dónde pasamos el ministro, Irina y yo. Los demás también pasan atrás mío, se escuchan los llantos de algunas personas para nadie es fácil este día, dónde se entierran sus seres queridos, dónde se van personas que marcaron un antes y un después

Nosotros tres no hubicamos al frente donde está los ataúdes, no puedo ni mirar, mi mirada permanece en el suelo durante toda la ceremonia. El ministro de un paso al frente, el General le entrega una placa, el la pone encima del ataúd alza su mano y con fuerza la entierra en la madera, escucho sus palabras

- hasta pronto soldadito - abraza el ataúd, es una escena que nos conmueve a todos, se aleja despacio hasta volver a su antigua posición al lado de Irina

Todos los presentes se acercan cuando empiezan a descender el ataúd de killer,
aún hueco sin salida, a un hueco lleno de oscuridad donde ya no lo podré ver nunca más, mis piernas fallan y caigo de rodillas al suelo, pongo una mano en la tierra y aprieto mi mano formando puño

Tomás también se agacha y me abraza sobando mis brazos, mi llanto inunda la zona.

- llévame contigo - mando mi cabeza para atrás - no me dejes, prometiste no hacerlo killer, ¡no me dejes!

Maxi también se agacha y me abraza, Irina se une al abrazo también rompiendo en llanto. Es la primera vez que veo llorar al ministro en este poco tiempo que llevo conviviendo con el

a mil millas de ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora